27 de junio de 2009
- SALUD MENTAL -
El ocaso de los manicomios
El valioso programa de tratamiento de enfermedades mentales que se hace en Río Negro se basa en la construcción colectiva
Noticias de Opinión
La Nación
Todavía hoy, aunque es evidente la mejora en el tratamiento y la consideración de los enfermos mentales, no dejan de perdurar conductas de abandono por parte de las familias y las comunidades. En el fondo, en esos comportamientos prevalecen aún, en pleno siglo XXI, el miedo y los prejuicios tradicionales heredados con respecto a la potencial violencia atribuida a estos pacientes.
Sin embargo, hay un concepto moderno para el cuidado de estos enfermos, que se impone hacer una construcción colectiva de la salud mental, y que está teniendo aplicación en la provincia argentina de Río Negro. Efectivamente, allí se viene desarrollando un valioso programa de tratamiento de las enfermedades mentales, bajo la responsabilidad del Centro Cultural Comunitario Camino Abierto, dependiente del Hospital Zonal de Bariloche. Ese organismo, dedicado a la asistencia, contención y promoción de pacientes que atiende la psiquiatría, busca lograr "la recuperación de la identidad, la dignidad y el respeto de la persona con sufrimiento mental", a fin de posibilitar su reinserción en la vida comunitaria. En el programa de Camino Abierto la internación psiquiátrica cumple el rol de último recurso, sólo empleado en estados muy agudos, ya que se busca evitar el encierro del paciente.
La dinámica del tratamiento está dada por la acción de un equipo multidisciplinario de profesionales con la activa colaboración de las familias de los enfermos y los miembros de la comunidad. Todos los esfuerzos convergen, entonces, hacia esa construcción colectiva de la salud mental, que ya mencionamos.
Para estimar el significado del planteo descripto, es oportuno recordar que los enfermos mentales han debido soportar los sufrimientos de sus males junto al desconocimiento que existía de su patología, desde la Antigüedad. Esa realidad sumió a esos pacientes en una tristísima condición, ya que se los trataba prácticamente como criminales.
Sólo a partir de fines del siglo XVIII se inició su llamada "liberación", movimiento emprendido por Philippe Pinel, médico francés que, con criterio humanitario, rescató a "los locos" de su injusta prisión para llevarlos a hospitales especializados. Esa acción fue un punto de partida que prosiguió con distinto ritmo en las últimas centurias. En nuestro tiempo se avanzó positivamente, tanto en la dimensión científica como en el enfoque social del problema. Una de las tendencias renovadoras ha sido encabezada en Italia por el psiquiatra Franco Basaglia, que supo imponer un reconocimiento de los derechos del enfermo mental en la gestión política de su país. Así se pudo lograr que la asistencia centrada en la internación fuese sustituida por otra manera de tratamiento en la cual se busca la reafirmación de los vínculos domésticos y comunitarios para obrar solidariamente en beneficio del paciente y la colectividad.
Una clara convicción anima este programa recuperador: las conductas humanas son la consecuencia del trato que reciben. Si los enfermos, en vez de la internación o el aislamiento, son puestos en condiciones de expresarse y ser oídos, puede esperarse una respuesta favorable. El planteo brevemente descripto puesto en marcha en Río Negro requiere, como es lógico, la conducción de profesionales competentes con los que cuenta, el apoyo político y financiero necesario para ampliar sus recursos y el soporte institucional y organizativo que le permita crecer con resultados efectivos.
Es deseable que las aspiraciones de Camino Abierto se cumplan y se pueda trasmitir con éxito su experiencia más allá de la jurisdicción provincial.
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