30 de septiembre de 2009

- MEDIOAMBIENTE -





La situación alarmante del calentamiento global




Todavía estamos a tiempo




Alieto Aldo Guadagni
Para LA NACION
Noticias de Opinión



Es cierto que aún estamos a tiempo, pero debemos actuar sin demoras frente al cambio climático que es el desafío más grave que enfrenta la humanidad. Nuestro accionar colectivo, particularmente el energético, está incidiendo negativamente y alterando la temperatura del planeta.

Esto no puede sorprender cuando la población mundial, que aumentó al ritmo de apenas 420.000 habitantes anuales en los primeros 18 siglos de nuestra era hasta la Revolución Industrial, en los últimos sesenta años trepó al acelerado ritmo de 70 millones anuales. Pero no sólo trepó exponencialmente la población, que paso de 2300 millones de habitantes en 1945 a 6700 millones en la actualidad, sino que la humanidad progresó aceleradamente en las técnicas de producción, y es así como en el siglo XX el PBI mundial se multiplicó nada menos que 19 veces. Baste decir que la producción del último siglo es superior a toda la producción acumulada en el planeta desde Adán y Eva hasta el siglo XIX.

El cambio climático amenaza a todo el mundo, pero las naciones pobres son las más afectadas. El Banco Mundial ha estimado que más del 75% del daño total por el calentamiento global afectará a estos países en desarrollo; un calentamiento de dos grados por encima de las temperaturas preindustriales, podría generar, en América latina, Africa y Asia, una importante reducción permanente del PBI. Además, estos países carecen de los recursos financieros y técnicos para afrontar el creciente riesgo climático.

El panorama se agrava cuando se observa que la mayoría de estas naciones se ubica en regiones tropicales y subtropicales ya sujetas a un clima muy variable. En estas regiones, tenderá a disminuir la productividad agrícola, y además aumentará la incidencia del paludismo y del dengue, como nos fuera advertido ya en el Informe Stern de 2006.

Se estima, además, que disminuirá la cantidad y la calidad del agua en muchas zonas áridas y semiáridas. Caerá la posibilidad de abastecer de agua potable a más de mil millones de habitantes que ya sufren escasez. En regiones montañosas, por ejemplo la cordillera de los Andes, se corre el riesgo de una reducción no sólo en el abastecimiento de agua potable, sino también en la confiabilidad del suministro de hidroelectricidad, cuestión relevante para nosotros en la cuenca del Comahue.

Además se prevé la degradación de ecosistemas, como los arrecifes de coral; mayor inestabilidad climática con fuertes tormentas, y el desplazamiento de millones de personas en zonas costeras.

Pero el cambio climático también está afectando a los países industrializados. La Agencia Ambiental Europea acaba de advertir acerca de la modificación del clima en los Alpes, donde la temperatura viene trepando al doble que el promedio mundial. Este calentamiento afecta la abundancia de nieve y, por ende, de agua potable, ya que por algo los Alpes son conocidos como los "depósitos de agua en Europa"; el informe alerta sobre la extinción de numerosas plantas alpinas y también señala que se afectará negativamente el sistema hidrológico alpino que alimenta a cuatro importantes ríos europeos: Danubio, Rin, Ródano y Po.

Las naciones negociarán nuevos acuerdos para mitigar los efectos nocivos del cambio climático, pero estas discusiones serán complejas por la magnitud de los intereses en juego. Recordemos que en 2005 entró en vigor el Protocolo de Kyoto; es así como 38 países industrializados se comprometieron a reducir, entre 2008 y 2012, sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 5,2% por debajo de los niveles de 1990 (el mayor contaminador mundial, Estados Unidos, se negó a ratificar el Protocolo de Kyoto).

Las negociaciones que se avecinan serán complejas por tres circunstancias. Primero, los países industrializados con compromisos de reducción de sus emisiones representan apenas el 28% de las emisiones mundiales. Segundo, Estados Unidos, el principal contaminador, no asumió ningún compromiso (el 21% del total mundial de emisiones). Y, en tercer lugar, el mundo en desarrollo no está obligado a realizar reducciones de sus emisiones, que ya alcanzan al 50% del total (China es el segundo país contaminador con el 20% de las emisiones totales).

La negociación que tendrá lugar en Copenhague, en diciembre, se complica aun más cuando se consideran las diferencias en las emisiones por habitante, es así como un alemán contamina 100 veces más que un etíope, un norteamericano el doble de un alemán y cinco veces más que un chino y un inglés el doble que un argentino.

Es urgente actuar ya, porque lo que hacemos ahora determinará el clima de mañana, puesto que los gases que hoy emitimos retendrán calor en la atmósfera por siglos. Las inversiones que hoy hacemos en maquinarias, industrias, edificios, usinas eléctricas y transporte durarán por varias décadas y afectarán el clima. Por ejemplo, existen hoy en el mundo algo más de 600 millones de automóviles, este stock se multiplicará cinco veces, hasta llegar a 3000 millones a mediados de este siglo; India y China aumentarán en este período su parque en nada menos que 800 millones de unidades.

Es necesario que todos actuemos de común acuerdo, porque el cambio climático es un problema global y no podrá resolverse si no cooperan todos los países sin excepción; todos tendremos que actuar, pero de un modo diferenciado, que apunte a la equidad entre las naciones.

Los países industrializados son responsables de la mayor parte de las emisiones hasta la fecha y registran un alto nivel de emisiones por habitante. Ellos deberán hacer un aporte sustancial, al reducir drásticamente estas emisiones contaminantes. Pero los países en desarrollo también deberán cooperar en el esfuerzo común, ya que ellos serán, en los próximos años, los mayores responsables por el crecimiento en las emisiones. Para apoyar este esfuerzo, muchos de estos países necesitarán cooperación internacional para contribuir a preservar el clima global con menos emisiones.

También será necesario que todos actuemos de una nueva manera, porque habrá que modificar sustancialmente los sistemas energéticos para poder abatir las emisiones en más de un 50 por ciento. Como bien se expresa en el informe presentado por Greenpeace, en nuestro país es "urgente introducir cambios profundos en el sector energético". Estos cambios deben configurar una verdadera revolución energética, con tecnologías de alta eficiencia y reducidas emisiones de carbono. Para avanzar en la promoción de nuevas energías limpias y promover la conservación energética es crucial comenzar por abolir los subsidios a las energías fósiles contaminantes, ya que no sólo son fiscalmente costosos, sino que, además, contribuyen a degradar el medio ambiente y benefician desproporcionadamente a los más ricos.

La eliminación de los subsidios a los materiales fósiles contaminantes estimulará la eficiencia y la conservación energética, y además favorecerá alternativamente las nuevas energías limpias, que deben ser urgentemente promocionadas. Recordemos que estos subsidios registran en nuestro país el nivel más alto en todo el continente, después de Ecuador y de Venezuela, países miembros de la OPEP.

En la reciente encíclica Caritas in Veritate se señala que las sociedades tecnológicamente avanzadas pueden y deben disminuir el propio consumo energético, ya que es factible hoy mejorar la eficacia energética y avanzar simultáneamente en la búsqueda y en la aplicación de nuevas energías alternativas. Además, se señala que los costos económicos y también los ambientales, por la utilización de los recursos energéticos, deben ser explicitados de una manera transparente y sufragados por quienes los utilizan, y no por las futuras generaciones.

Como bien expresa el Papa: "Los proyectos para un desarrollo humano integral no pueden ignorar a las generaciones sucesivas, sino que han de caracterizarse por la solidaridad y por la justicia intergeneracional". Esperemos que todo esto sea tenido en cuenta en la próxima reunión, en el mes de diciembre, en Copenhague.

29 de septiembre de 2009

- DIPLOMACIA -
















29 de Septiembre

Día del Diplomático


Diplomático es aquel funcionario estatal que ejerce la profesión diplomática.
Esta profesión puede ejercerla en una Misión Diplomática, en una Misión Consular, ante un Organismo Internacional, en el Ministerio de Relaciones Exteriores al que pertenece o destacado ante cualquier repartición estatal en el interior de su país.





La clave del éxito de un diplomático es saber dominar el ejercicio de tres verbos: representar, informar y negociar.

Son tantos los temas a tratar por un diplomático en el transcurso de su carrera que resulta materialmente imposible dominarlos todos. Basta decir que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en su momento clasificó más de diez mil temas a ser llevados por una Cancillería. Por ello, los diplomáticos suelen especializarse sólo en algunos temas.





En consecuencia, por seguridad en el seguimiento de cada tema, cada Ministerio de Relaciones Exteriores debe de tener un especialista mayor en el mismo y un colaborador, el que con el tiempo se convierte en especialista.





En Argentina, la Ley Orgánica del Servicio Exterior de la Nación – N° 20.957 distingue 7 categorías de diplomáticos:

1. Embajador Extraordinario y Plenipotenciario
2. Ministro Plenipotenciario de Primera Clase
3. Ministro Plenipotenciario de Segunda Clase





4. Consejero y Cónsul General
5. Secretario de Embajada de Primera Clase
6. Secretario de Embajada y Cónsul de Segunda Clase
7. Secretario de Embajada y Cónsul de Tercera Clase /em
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Muy FELIZ DÍA a todos los hombres y mujeres que trabajas para entendernos mejor!

28 de septiembre de 2009

- BOLICHES -





El Estado solo no podrá con el descontrol en los boliches




La noche, problema de todos



Joaquín De la Torre
Para LA NACION
Noticias de Opinión


Quiero compartir estos pensamientos con los lectores, no sólo como intendente de San Miguel, sino como padre de seis hijos. Cuando asumí, en diciembre de 2007, sabía que, de inmediato y con fuerte convicción, tendría que encarar el problema de la nocturnidad. Mi distrito tiene uno de los centros bailables más grandes del país, ubicado en la calle Concejal Tribulato y la situación había llegado a un punto insostenible, desde donde se la observase.

Sólo a modo descriptivo, comentaré cuáles eran las dificultades: cerca de 70.000 chicos y chicas venían a bailar las noches de los viernes y los sábados (un 60%, menores de edad). Los días de semana, se alquilaba el local para fiestas de egresados, en las que corría el alcohol. Un promedio de diez chicos por día -la mayoría, menores- ingresaban al hospital por intoxicación o por riña. Nueve de cada diez conductores de autos tenían alcoholemia positiva. Más de 50 combis y colectivos ingresaban en el distrito para traer gente a los boliches. Se producían destrozos, se arrojaba basura en las casas de los vecinos, se multiplicaban los quioscos en los que se vendían bebidas alcohólicas en los alrededores. Es decir: un cóctel explosivo, sin precedentes.

Ante este cuadro, lo primero que hicimos fue reunirnos con los empresarios de la noche y plantearles claramente nuestros objetivos: ningún menor en los boliches, bajar drásticamente la dosis de alcohol que se vendía, reducir la posibilidad de violencia física y de accidentes automovilísticos, disminuir los ruidos molestos y mantener limpia la zona. Las cartas estaban echadas: éstas iban a ser las reglas de juego durante nuestro mandato.

De inmediato lanzamos un plan que se llamó "de tolerancia cero", que contenía un paquete de acciones coordinadas que venían siendo estudiadas por nosotros hacía más de un año: 1) con la ayuda del gobierno provincial, triplicamos la presencia policial en la zona; 2) comenzamos a realizar férreos controles de alcoholemia, antes y después de la actividad nocturna; 3) junto con la comuna de Malvinas Argentinas, comenzamos a controlar los ómnibus y las combis que ingresaban con menores. (Sólo la primera noche, retuvimos 17 combis y siete colectivos llenos de menores. Ya no teníamos más espacio en el galpón municipal.) 4) suspendimos por decreto todas las posibilidades de generar nuevas habilitaciones en el rubro; 5) clausuramos por lo menos 15 locales que no habían acatado nuestras disposiciones; 6) clausuramos quioscos que vendían alcohol sin permiso y decomisamos la mercadería en numerosas oportunidades; 7) creamos el Dispositivo Cerrojo, que provisionalmente peatonalizó toda la zona con un vallado perimetral para evitar el ingreso de bebidas y armas en los automóviles; 8) lanzamos un sistema de rotación de inspectores municipales; 9) pusimos cámaras en la zona y monitoreamos toda la noche desde el municipio; 10) junto con la Fundación Proyecto Padres, realizamos el Primer Congreso sobre Nocturnidad. Allí planteamos la problemática y analizamos posibles soluciones; 11) para autorizar las fiestas de egresados establecimos una normativa especial que comprometía por escrito a los padres a no vender alcohol (cosa que algunos, incluso, no cumplieron).

Créanme que este plan de acciones puede parecer mucho, pero no es suficiente. Lejos estamos de haber solucionado definitivamente el problema. Debo reconocer el enorme valor de un gran equipo de jóvenes que trabajó conmigo en el municipio. Ellos han sufrido amenazas y agresiones, pero no han claudicado en esta labor. Algunos sectores políticos que se oponen a nuestro gobierno, financiados por algunos de estos empresarios de la noche, no han dejado de hacer campañas en contra de nosotros e intentaron desestabilizarnos con toda clase de agresiones que no vale la pena ni reproducir.

Es menester tener bien en claro que no hay un solo responsable del problema, sino cuatro: el Estado, los padres, los dueños de los boliches y los chicos. Cuando comenzó el operativo que he comentado, un vecino me agradeció que no dejáramos entrar a los menores. Sin embargo, una noche en la que su hijo menor se las ingenió para ingresar en uno de estos locales, me dijo socarronamente: "Intendente, muy mal, ayer mi hijo de 17 años entró en el boliche. ¿Cómo puede ser que no haya mejores controles?". Es cierto, está claro que no hemos logrado el objetivo. Pero yo me pregunto: ¿ese vecino no se hace cargo de su hijo? Otra vez vi cómo un padre, enfurecido, insultaba a un inspector porque no dejaba entrar a su hija de 16 años. Cuando un chico llega a las siete de la mañana a su casa, en estado de ebriedad, ¿qué hacen sus padres?

Un periodista le preguntó al dueño de un local nocturno de San Miguel: "¿Usted le vendería alcohol a un joven que ya estuviera ebrio?". El hombre le respondió: "Si tiene plata, sí". El otro repreguntó: "¿Y si el joven fuera menor?", y el empresario le contestó, muy suelto: "Sí, yo no soy el padre...". Por todo esto, yo creo que es necesario realizar un pacto social si queremos resolver el tema en forma definitiva.

Las medidas que tomamos en San Miguel han dado resultados interesantes: 1) antes del operativo entraban, con lesiones, en la guardia del hospital un promedio de diez jóvenes por madrugada. Hoy, el promedio es de diez jóvenes, pero por mes; 2) el número de jóvenes que viene a bailar bajó de 70.000 por fin de semana a 25.000; 3) la presencia de menores, que antes era muy elevada, hoy es infinitamente menor.

Sin embargo, esto no es suficiente. Tal vez sea un mal de la sociedad argentina en general, pero no puede ser que necesitemos más chicos muertos para tomar el toro por las astas. Es claro que el Estado debe garantizar insoslayablemente el cumplimiento de la norma, pero en esta jugada tan amarga tenemos que estar todos codo a codo. Es dañina e infructuosa la dinámica del dueño del boliche y del padre en contra del Estado.

El Estado debe ser inflexible, pero no es omnipotente. La sociedad no puede exigirle al Estado algo que ella misma no está dispuesta a cumplir. El Estado no puede hacerse cargo de responsabilidades que, por naturaleza, corresponden a otros actores de la sociedad (por ejemplo, "la previa" en las casas).

El pacto social plantea un paradigma distinto: un Estado responsable, un empresariado responsable, una juventud responsable y una paternidad responsable. Si cada uno asume su papel con madurez, con profesionalismo, con conciencia social y hasta con patriotismo, encontraremos la solución definitiva contra este flagelo que es la violencia juvenil y el nihilismo crónico por parte de las nuevas generaciones. Pero ¿tenemos en claro todos esta meta? ¿Cómo podemos conjugar la lucha contra el alcohol con la despenalización de la droga? ¿No es éste un contrasentido? ¿Qué mensaje les estamos dando a nuestros chicos?

Una mirada profunda sobre la sociedad entera me mueve a intuir que, muchas veces, se le exige al Estado que adopte medidas que, en realidad, competen por naturaleza al ámbito de la familia. Sin una célula nuclear fuerte, la sociedad se desmorona. Una y otra vez desembocamos en el mismo atolladero: si no apuntalamos la familia, no generaremos nunca los anticuerpos para fortalecer la salud de nuestra sociedad.

Este es el pacto social que planteamos. Se trata de que todos los actores sociales se comprometan para lograr una solución de fondo. Es cierto que en San Miguel hemos lanzado un paquete de medidas que trajo muchísima conflictividad con los empresarios, pero esto fue así porque la situación en San Miguel era realmente extrema. Pero no nos engañemos: con estas medidas, estamos podando las ramas, no atacando el problema en su raíz. En este sentido, celebramos con gran alivio que la ciudad y la provincia se sumen a esta lucha por ordenar la actividad nocturna. Dios quiera que encontremos así la solución que nuestros hijos necesitan.

El autor es intendente del municipio de San Miguel

27 de septiembre de 2009

- TURISMO -

















27 Septiembre

Mundial Internacional del Turismo

Consagración de la Diversidad


Pocos días atrás hablamos de turismo sostenible y resulta que el tema del Día Mundial del Turismo de este año, se centra en la salud cultural mundial y el importante rol que juega turismo sostenible en revitalizar las tradiciones locales y hacerlas florecer, al mismo tiempo que se coexisten con otras culturas.





¿Por qué el Día Mundial del Turismo el 27 de septiembre?


Fue en su tercera sesión, en Torremolinos, España, Septiembre de 1979, que la Asamblea General de la Organización Mundial del Turismo (OMT o UNWTO, United Nations World Tourism Organization) decidió instituir el Día Mundial del Turismo, comenzando a celebrarse el mismo a partir de año 1980, cada 27 de septiembre.





La fecha no es casual, pues coincide con un importante hito del turismo mundial: el aniversario de la adopción de los Estatutos de la UNWTO en ese día y mes, pero del año 1970.
El propósito principal de conmemorar este día radica en promover la concientización entre la comunidad internacional, sobre la importancia del turismo, y sus valores sociales, culturales, políticos y económicos.





¿Y por qué el año 2009 conmemora la diversidad?. Según se explica en la misma página de la UNWTO, una gran variedad de costumbres locales coexisten en todo el mundo: lenguas, religiones, arquitectura, gastronomía, política, etc. Este medio diverso ha permitido que la industria de los viajes y el turismo prospere y se convierta en la mayor industria exportadora y una fuerza propulsora en el sector de servicios.





Son distintos eventos los que se llevan a cabo para conmemorar esta fecha, seleccionados por la Asamblea General, por recomendación del Consejo Ejecutivo de la UNWTO. Aquí el programa preliminar.





Finalmente, de forma paralela y por tercer año consecutivo, la OMT organiza un concurso de fotografía on-line de ámbito mundial, que busca ver reflejados los objetivos del lema del Día Mundial del Turismo, “Turismo, Consagración de la diversidad”. El plazo de participación finaliza el 30 de enero de 2010; las fotos premiadas (5 en total, la primera con un viaje a Ghana y las restantes con una máquina fotográfica digital), serán publicadas en la web de la WTO.





Demasiado formal en su presentación, me parece una linda iniciativa para tener en cuenta (aunque una dinamización desde redes sociales y plataformas menos “formales”, me parecerían más acordes a la temática a celebrar y la forma de comunicar la diversidad).


26 de septiembre de 2009

- PLAYA -




Los museos de Niza y Antibes



Pintores en la costa



Mario Vargas Llosa
Para LA NACION
Noticias de Opinión



Si usted piensa que la Costa Azul es un lugar donde la riqueza se exhibe con más impudicia que en otras partes, en el que abundan los chulos, los mafiosos, los yates y las cortesanas de lujo y donde los taxistas esquilman sin misericordia al forastero, probablemente no ande equivocado. Pero es también un paraje sembrado de museos de alto nivel en el que el mal gusto y la vulgaridad, secuela acostumbrada de los sitios de moda, no han acabado de destruir algunos enclaves urbanos y paisajes exquisitos, como el pueblecito y la campiña de St. Paul de Vence o el barrio antiguo de Antibes. Ambos se defienden bastante bien contra las hordas de turistas, incluso los sábados, días de mercado. En lo abigarrado de las calles de Antibes y sus pintorescos tenderetes abundan las maravillas culinarias y un relente de la vieja Francia, sensual, escéptica, alegre y gozadora impregna el aire y las voces. La gente es amable y todavía sonríe, aunque usted no lo crea.

St. Paul de Vence es una joya arqueológica medieval que es imposible visitar si uno padece de claustrofobia o es alérgico a la masa. Porque la única manera de hacerlo es siendo arrastrado por una multitud sudorosa que avanza a paso de procesión y lo inunda todo, las callejuelas empinadas, los adoquines lustrosos y las casitas liliputienses convertidas en galerías, restaurantes, boutiques y tiendas de baratijas.

El atasco humano disminuye cuando uno se acerca a la Fundación Maeght, cuyo local, construido por Josep Lluís Sert, recibe al visitante con un jardín sombreado de altos pinos y esculturas de Giacometti, Calder, Moore y Miró. Este último fue, al parecer, muy amigo de Aimé y Marguerite Maeght, los marchands de artes de Cannes con cuya colección de pintura moderna crearon la fundación.

Gran parte de los cinco pisos y los jardines que la integran está ahora consagrada a reseñar esta amistad. Las pinturas, grabados, dibujos, mosaicos y esculturas de Miró ocupan salones, pasillos, terrazas y sótanos del museo. El espectáculo me decepcionó profundamente. Miró fue un buen pintor en sus inicios, quién lo duda, e introdujo en la pintura moderna una inocencia juguetona, infantil y traviesa, que transpiraba poesía y buen humor. Pero qué pronto perdió el ímpetu creador, el espíritu arriesgado, y comenzó a repetirse y a imitarse hasta convertirse en una industria cacofónica, artificiosa y falsamente naif.

Mientras, entre aburrido y desolado, recorría la muestra, me acordé de una frase insolente sobre Miró de Juan Benet que leí en alguna parte en los años setenta -"un pintor adecuado para los consultorios de los dentistas" o algo por el estilo- que me pareció entonces muy injusta. Ahora, después de esta experiencia, ya no tanto.

Para ver cosas más estimulantes hay que ir a Niza y, obligatoriamente, al Museo Matisse. Situado en una casa modernista, en medio de un parque perfumado por olivos y eucaliptos, vecino a un anfiteatro romano y al cementerio donde reposan los restos del maestro, ostenta una colección no muy grande, pero excelente, de pinturas, dibujos, grabados y esculturas de este maniático perfeccionista capaz, entre otras terquedades, de perseverar varios años en la búsqueda de la silueta y la expresión de ese Siervo (se iba a llamar primero Esclavo) al que dedicó innumerables bocetos, dibujos, óleos y reflexiones antes de plasmarlo en uno de sus bronces más celebrados.

La sala dedicada a mostrar la larga gestación de esta pieza justifica por sí sola el viaje a Niza, en esta tarde de fuego. Pero hay muchas otras cosas que admirar aquí: las odaliscas que Matisse trajo en la memoria luego de su estancia en Argel, las ventanas incendiadas por la luz del Mediterráneo que concibió en esta ciudad, su cotejo continuo con la obra de su admirado y detestado maestro Rodin y los papeles pintados de los últimos años, refugio del ingenio y la vitalidad de una mente en un cuerpo ya derrotado por el paso del tiempo.

Si Matisse era intenso y profundo, Picasso fue un cráter que nunca dejó de erupcionar. No hay artista en la historia de una fecundidad tan pasmosa. ¿Cuántos museos dedicados a su obra existen desparramados por el mundo? Conozco por lo menos cinco, pero no había estado antes en el de Antibes, maravilla de la que salí exaltado y feliz. Todo es bello en este rincón de esta bella ciudad. El museo está en el antiguo palacio Grimaldi, erigido en lo alto de las murallas, que desafía con sus piedras centenarias al mar y al cielo cuya luz blanca baña todos los espacios del lugar al que llegan, nítidos, el rumor de la resaca marina y los chillidos de las gaviotas volanderas. En las antípodas de un Miró, Picasso no se cansó de sí mismo ni perdió jamás la juventud. Nunca cesó de reinventarse. Se deshizo y rehízo mil veces y en todas las etapas de su vida innovó, sorprendió, fue el primero en gozar con lo que hacía, y siempre se las arregló para encontrar salidas a las impasses en que a veces parecía haberse confinado.

Una de las gratas sorpresas en uno de los salones del museo es una señora-maga, que mantiene atento y hechizado a un auditorio de párvulos, algunos tan pequeñitos que no pueden soltarse de los brazos de sus madres, a los que esta anfitriona anticipa, con gracia, sabiduría e imaginación las aventuras que vivirán recorriendo estas salas si contemplan los cuadros, objetos y esculturas con astucia, fantasía y amor, los secretos que revelan si uno se acerca a ellos con curiosidad y se abandona a la hechicería de sus colores, trazos y figuras que ella describe como un laberinto de tesoros.

La obra de Picasso expuesta en el museo de Antibes es de distintas épocas y muestra la unidad en la diversidad, que es uno de los rasgos de su genio, el hilo conductor que emparentaba cosas tan disímiles como el clásico retrato de caballete con los monigotes de una cerámica o la modernización de un mito griego.

La pieza más notable que exhibe el museo es, justamente, Ulises y las sirenas , que parece contagiar el vaivén de las olas y la música tentadora que evocó Homero al muro donde está colgado el soberbio tríptico. El protagonista no es sólo Ulises, ahí estamos todos los seres humanos anudados a ese frágil mástil, con las orejas muy abiertas y enloquecidos de deseo, tratando de romper las cuerdas que nos atan a la sensatez y a la prudencia, para rendirnos a las tentaciones de la vida, que, a veces, como en este caso, tienen apariencia de canto, peces y mujer. No se puede describir una obra maestra: ella se deja sentir, no explicar. No basta decir que lo turbador y exquisito que hay en ella resulta de la destreza artesanal, la intuición acerada, la sensibilidad y el buen gusto. En las obras maestras, plásticas, literarias o musicales siempre queda una zona de sombra que escapa a la aprehensión racional, que penetra en lo más recóndito de la persona como una revelación súbita, intransferible y personal.

El catálogo dice que Picasso pintó Ulises y las sirenas en apenas tres días de septiembre de 1947. En cambio, otra de las obras maestras del museo, La joie de vivre ("La alegría de vivir"), del año anterior, fue hecha y rehecha varias veces, un proceso fascinante que documentó un fotógrafo polaco amigo de Picasso, Michel Sima. Sus imágenes nos acercan a la intimidad de una empresa en la que no sólo la famosa mirada del pintor parece en estado de trance luciferino mientras trabaja. También sus manos, su postura de gladiador y hasta las venas hinchadas de sus sienes testimonian el estado de frenesí, de tensión febril, en que fue fraguando esa pintura. Ella es lo que su nombre indica: una fiesta en la que un centauro y un fauno acompañan con flautas la danza de una ninfa (sus rasgos aluden a los de Françoise Gilot, la compañera de entonces) y los brincos de felicidad de dos cabritas a la orilla de un mar con arenales, vides y luminosidad solar. La reminiscencia pagana y mitológica rezuma actualidad: pueden haber cambiado las circunstancias, los decorados y los dioses, pero la alegría, la exaltación y el placer que la vida y el amor proporcionan siguen siendo los mismos y establecen un denominador común entre nosotros, quienes nos antecedieron y quienes nos van a suceder. Esa permanencia en el tiempo da a las evocaciones y reminiscencias mitológicas de Picasso el carácter de lo vivido y de lo actual.

A pocos pasos del Museo Picasso de Antibes está la casa donde pasó sus últimos meses y donde se suicidó en 1954 Nicholas de Staël, pintor ruso-francés que, al mismo tiempo que vivía toda clase de peripecias y desventuras, exploraba en su pintura, con sutileza y obstinación, una zona incierta en la que la figuración y la abstracción a ratos se repelían y a ratos se fundían. Las obras de Staël que luce el Museo Picasso son serenas, de una elegancia contenida y no delatan para nada los desgarramientos que debieron atormentar a ese personaje dostoievskiano que decidió poner fin a su vida antes de cumplir 41 años. Por el contrario, producen una amable sensación de sosiego y bienestar comparada con la crepitación incandescente que representa cada una de las obras del dueño de casa. Tal vez por eso eran, esa mañana, los cuadros preferidos de los párvulos.

25 de septiembre de 2009

- EL SILENCIO -










Somos conducidos por inigualables amantes del monólogo

Rumbo al país del silencio

Santiago Kovadloff
Para LA NACION
Noticias de Opinión


Digase lo que se diga, el hecho es irrefutable: en términos de liderazgo, la oposición sigue siendo un cuerpo sin cabeza. Retazos y más retazos. La atmósfera envenenada del desencuentro y la sospecha puede, entre sus partes, más que cualquier acuerdo tendiente a desbaratar las astucias e impudicias del oficialismo. Es el reino de la autosuficiencia, de la ineptitud para oír y hacerse oír.

La centroizquierda le cree al sapo cuando el sapo asegura que es un príncipe circunstancialmente hechizado. Fascinada, le regala sus obsecuencias a cambio de la promesa de un futuro redentor. Y, mansamente, se encolumna detrás del oficialismo. Contra toda evidencia histórica, esa izquierda obcecada sigue creyendo que el estatismo es la llave maestra de la acción progresista.

La historia muchas veces no alecciona, y éste es uno de esos casos.

¿Delitos? ¿Tergiversaciones de la verdad? ¿Cifras envilecidas por la mentira? ¿Valijas misteriosas repletas de dinero mal habido? ¿Consensos públicos desoídos? ¿Multiplicación de la pobreza? ¿Amenazas telefónicas? ¿Espionaje de correos? No caigamos -se nos sugiere- en la tentación de sobredimensionar su relieve.

Atónito ante el respaldo que le brindaba a Adolf Hitler, Karl Jaspers le preguntó a Martin Heidegger cómo podía proceder de esa manera. El autor de El ser y el tiempo se limitó a responder: "¿Ha visto usted qué hermosas manos tiene?". Años después de viajar a Rusia, Jean-Paul Sartre sostuvo que, al volver a Francia, no había querido denunciar las atrocidades del estalinismo para no favorecer a la derecha. Así es. Usualmente, los espejismos revelan que lo son cuando ya es demasiado tarde para quien les ha conferido estatuto de realidad.

Hay dos personas, en la oposición, que se muestran empeñadas en alentar una embestida abierta contra tanto maniqueísmo y desmembramiento enconado: Julio Cobos y Eduardo Duhalde, dos políticos que, en algún momento de sus vidas, vieron o quisieron ver en Néstor Kirchner, como ahora lo hace la izquierda, una alternativa plausible para la reconstrucción de la República. Hoy, esos dos políticos confluyen. Uno está acusado de traición por el mismo hombre por el que el otro se siente traicionado. Ambos tejen, por lo que puede presumirse, un proyecto coincidente.

¿El desencanto habrá impartido aquí alguna lección? ¿La habrá impartido el afán de un porvenir y no sólo el apego sórdido al pasado? Ellos parecen acariciar juntos la gestación de un pacto de férrea interdependencia; un sostén mutuo entre los dos viejos y maltrechos partidos mayoritarios del país.

¿Tendrá descendencia democrática y republicana el abrazo memorable de Perón y Balbín? ¿Y quiénes serán los dos que, investidos de suficiente representatividad, se extenderán las manos uno al otro para fortalecer aquella inolvidable señal de anhelada convivencia? Parece mentira, pero el país arrastra impaga, desde el siglo XIX, una vieja deuda de unidad nacional ¿Servirá para algo innovador semejante capital de frustraciones? ¿Sabremos desoír alguna vez el canto de las sirenas de la repetición?

Muchas cosas enmohecidas siguen incidiendo en la política argentina. Los nuevos promotores de la transversalidad necesaria -esa que el matrimonio gobernante abandonó a favor de un verticalismo intransigente- tendrán que probar, entre tantas otras cosas, que el sindicalismo también puede modernizarse y democratizarse; dejar de ser lo que hoy entienden por él los que ejercen su arcaica jefatura.

Mientras tanto, el escenario político ofrece a quien quiera verlo un paisaje convaleciente. Ganar por separado para perder en conjunto parece ser, por ahora, lo que mejor saben hacer los que triunfaron el pasado 28 de junio. De modo que un Parlamento con mayoría no oficialista, a partir del próximo 10 de diciembre, no necesariamente será un Parlamento con mayoría opositora capaz de proceder como un cuerpo cohesionado por la conciencia de aquello que no admite más dilación. Demasiadas cabezas y escasa inteligencia común caracterizan el repertorio de quienes reducen la realidad a lo que cada cual puede ver por su lado.

Muchas son, en política, las formas del onanismo contemporáneo. Una de ellas es la autocomplacencia en el monólogo. Ese en el que el oficialismo también se deleita. Incapaz de producir hechos socialmente significativos y dignos de ganar estatuto de noticia, su conductor se empeña en amordazar la información difundida por quienes le recuerdan sus incumplimientos. Gobernar para controlar el pensamiento disidente y promover información sumisa es muy diferente de gobernar para producir transformaciones estructurales que merezcan divulgación y celebración colectiva.

Reducir la realidad al tamaño de los propios deseos siempre ha sido un sueño omnipotente de previsible desenlace catastrófico. En muchas cosas, seguramente, puede estar equivocada Elisa Carrió, pero no en la caracterización de Néstor Kirchner. El éxito logrado por el oficialismo en la manipulación del Consejo de la Magistratura invita a una expansión tentadora. El Gobierno ya hizo con la designación de los jueces lo que ahora busca hacer con los medios de comunicación. Es penoso. El país se extravía en la compulsión del corto plazo, en la afición a un oportunismo irresponsable y cruento.

Si exceptuamos los procedimientos dictatoriales, nadie, en democracia, se atrevió a llegar tan lejos como Néstor Kirchner en el afán de aniquilar el pensamiento crítico. Nadie ha puesto tanto empeño en hacer oír su voz para acallar las de los demás.

Tratemos, pese a todo, de entender a este amante sin igual del monólogo y el pensamiento único. Hay que imaginarse la contrariedad y aun el padecimiento que, en estos últimos seis años, debe de haber soportado una sensibilidad como la suya. Habituado a un entorno de silencio complaciente, sembrado con inclemencia y cosechado con deleite, ¿qué otra cosa que furia puede haber despertado en él el aluvión de disconformidades que promovieron sus conductas desde que, afincado en Buenos Aires, aspiró a convertir el país en un reflejo de la provincia que había gobernado? Ese torbellino ascendente de opiniones discordantes con la suya tiene que haberlo agobiado; agobiado y cargado de rencor.

En el remoto sur donde ejerció su implacable intendencia durante cuatro períodos consecutivos, Néstor Kirchner se acostumbró a homologar su palabra a la única existente. Convertido en presidente de la Nación, dio vida a un gabinete tallado en la obediencia al principio del mutismo y la incomunicación entre sus áreas. El acatamiento al mandato del silencio sin fisuras fue el primer juramento exigido a todos sus ministros y secretarios de Estado. Paralelamente, homologó y ordenó homologar toda voz disidente a la reacción, la oligarquía y el golpismo. Cada vez más, tendió a ejercer así su magistratura, y así es como sigue haciéndolo, disponiendo del poder que sólo en apariencia ha delegado. El descontento mayoritario, sin embargo, no ha cesado de crecer y manifestarse. De allí la urgencia de acallar cuanto antes la difusión de lo que las urnas probaron.

La hora del desquite sobre esa insolencia popular parece próxima tras la sanción parcial concedida por la Cámara de Diputados al proyecto de ley de medios de comunicación. Quizá pronto Néstor Kirchner vea habilitada por el Congreso su imperiosa necesidad de volatilizar el periodismo disidente. Podrá celebrar, de ese modo, los frutos de un trabajoso empeño en favor de la restauración del silencio insular que tanto provecho le reportó en el pasado. Acaso entonces el vacío crítico impuesto a ese sur enmudecido pueda empezar a extenderse sobre todo el territorio nacional y, por fin, reine con unanimidad donde hoy impera la vocinglería reaccionaria que los perversos liberales, incurables reaccionarios y golpistas de siempre reivindican como pluralismo, democracia y libertad de expresión.

24 de septiembre de 2009

- EL COLECTIVO -




24 DE SEPTIEMBRE


DIA DEL COLECTIVO



HISTORIA DEL COLECTIVO PORTEÑO

Considerado un invento argentino y desmitificado por historiadores del tema que encontraron experiencias similares en otras partes del mundo, el colectivo fué un fenómeno que se dió en Capital Federal y que con el correr del tiempo impuso un sello propio: la utilización de chasis de camiones para ser adaptados como pequeños ómnibus. Esta característica fué la que lo hizo popular y aunque se tratasen de Micro Omnibus, el término colectivo se extendió a todo el país.





LOS PRIMEROS TRANSPORTES

En 1901 había 16 autos en el país y en 1905 ya circulaban 377 en la ciudad de Buenos Aires. Para octubre de ese año comenzaron a circular unos 50 autos con taxímetro. Poco más tarde comienzan a circular los primeros Omnibus, limitados por la tecnología de los motores a explosión de la época que derivaban en calentamientos, roturas mecánicas y por ende irregularidad en los horarios del servicio.





El desarrollo en la industria automotriz de los años 20 hizo que los vehiculos fueran más confiables y efectivos, surgiendo nuevas líneas de ómnibus y promulgandose las primeras ordenanzas municipales respectivas.





La capacidad de estas unidades era de 20/22 asientos pudiendo además transportar pasajeros de pié. Con el desarrollo de una industria carrocera incipiente y la importación de vehículos más grandes la capacidad de pasajeros aumentó notablemente. Tan es así que hasta se trajeron omnibus doble piso procedentes de Inglaterra.





El transporte automotor de pasajeros iba en auge y mientras los omnibus crecían en cantidad de unidades y tamaño, los taxis que rebalsaban las calles porteñas veían caer la cantidad de pasajeros transportados.





NACE EL COLECTIVO

1928 fué un año de crisis mundial, cuando el dinero escaseaba, la gente no tomaba taxis en Buenos Aires, y ante la escasez de clientela un grupo de taxistas fué a ver a Don Diego Abad de Santillán (1897-1983), historiador y luchador entonces director del diario "La Protesta" para buscar una solución al problema.





En esos años el trabajo de los taxistas era poco pues le había quitado clientela el ómnibus, tal como el taxímetro se la quitó por entonces a los coches de plaza o "mateos".





A Don Diego se le ocurrió que transformaran los autos en un pequeño ómnibus, llevando varios pasajeros por un itinerario fijado a un precio reducido por pasajero. Así nació el colectivo porteño.





En el barrio de Boedo, los domingos se formaban largas colas de autobuses para llevar gente al hipódromo de Palermo. El pasaje tenia un costo de un peso por persona, mucho menos de lo que cobraban los taxis.





En Septiembre de 1928 los taxistas hartos de esta competencia comenzaron a pregonar un servicio similar: "Al hipódromo por cuarenta centavos por persona". De inmediato los ómnibus comenzaron a vaciarse y todo el mundo se pasó a los taxis.





Así nació el Auto Colectivo también llamado Taxi Colectivo, Taxi Bus o Micro Bus, con recorridos fijos con los autos, levantando pasajeros en paradas y a un precio unitario.

El primer recorrido establecido el 24 de Septiembre unía las calles Lacarra y Rivadavia con Plaza Primera Junta con una escala intermedia en Plaza Flores. La tarifa del Colectivo era un poco más alta que la del Omnibus pero mucho más barata que la del Taxi. El servicio se componía de 40 coches que podían llevar hasta 5 pasajeros y la frecuencia era de 4 minutos.

Los colectivos operaban por número de línea el cual era elegido libremente tomando por lo general el de la línea de Tranvía u Omnibus con la que competían.

"Los coches en los lugares de parada establecidos se alineaban por riguroso orden de llegada, obedeciendo las órdenes de un inspector, y el público iba ocupándolos según el turno de colocación, saliendo los coches con intervalos de medio a un minuto"

"Hubo como en todas las cosas muchos reacios al principio, pero cuando se dieron cuenta de la facilidad con que se llegaba a las zonas más apartadas de la ciudad por un precio tan económico, hasta los más chúcaros se decidieron a hacerlo.

Buenos Aires que por entonces tenía una población de 2100000 habitantes estaba necesitando ya nuevos medios de transporte. El tranvía no era suficiente, y los taxímetros no estaban al alcance de cualquier bolsillo.

El colectivo que fué un invento exclusivamente argentino, resuló, el término medio en la economía del pueblo, y como el éxito coronó con creces la iniciativa, fueron muchos los que se aprestaron a organizar servicios análogos, aumentando las líneas en todos los barrios de acuerdo a las necesidades de la población"

"A medida que los servicios iban regularizándose fueron ampliadas las iniciativas, como la de colocar letreros con el recorrido sobre los parabrisas, o banderas argentinas como distintivo en el capot de los coches, lo que resultaba de lo más pintoresco"





"La rapidez del colectivo era más aceptada por el público, y eso lógicamente hizo mermar el volumen de los pasajeros en los tranvías. Con todo, las protestas hechas por la compañia de Tranways Anglo Argentina se dejaron oír airadamente, por considerar que la aparición de los colectivos hacía una competencia desleal a la empresa"





"Al progreso era imposible ponerle vallas, pués además de la celeridad con que se viajaba y el descongestionamiento del tránsito logrado, ligando velozmente los puntos más apartados del centro, ello representaba la ocupación de más de 12000 obreros y la simplificación de casi toda la actividad comercial de la ciudad"





Cuando el espacio para 5/7 pasajeros resultó insuficiente, comenzaron a modificar y ampliar los coches llevandolas a 10. En la década del 30 los ómnibus tenían entre 17 y 36 asientos diferenciandose de los colectivos de 10 asientos. Además estos útimos no estaban autorizados a llevar pasajeros de pié.





Con el correr de los años comenzaron a carrozarse chasis de camiones y los colectivos se fueron haciendo más grandes y de mayor capacidad hasta transformarse en ómnibus.


23 de septiembre de 2009

- LA PARED -





La libertad de prensa, sometida a sospecha




Prohibido escribir en la pared




Alvaro Abos
Para LA NACION
Noticias de Opinión




Sobre el conflicto entre el Gobierno y Clarín , lo primero que salta a la vista es la oscuridad de los términos. La sociedad no entiende este conflicto. Es cierto que la prensa y el Gobierno nunca se llevaron bien, y los Kirchner siempre se expresaron con desprecio sobre los medios, cuya función crítica -elemental en una democracia- no comprenden, y si la comprenden, no la admiten.

De todas maneras, Clarín no había merecido los ataques personalizados del Gobierno, reservados en otro tiempo a LA NACION. Tampoco el diario fundado por Roberto J. Noble era particularmente crítico. Por otra parte, Clarín fue históricamente un diario informativo, y sus opiniones solían manifestarse en la elección de títulos o tipografías, lo cual, dicho sea de paso, no deja de ser una manera de opinar.

La legitimidad de la reforma de la legislación sobre medios audiovisuales es inobjetable. El contenido de la reforma es opinable, y también lo es la oportunidad. ¿Por qué ahora y no dentro de pocos meses?, pregunta la oposición. Bien, dicen en el oficialismo, ¿por qué no? En todo caso, la oportunidad de un hecho político la determina quien tiene la facultad legal para producirlo. Y ése es el titular de las mayorías parlamentarias.

No es eso lo criticable. Lo criticable es entrelazar la reforma con una querella personalizada y con el ataque concentrado y violento a un diario. Al rebajar el proyecto reformista a esta dimensión de ring, el Gobierno bastardea un proyecto que debería ser basal. Y genera sospechas. El oportunismo con que rodeó el Gobierno la reforma de los medios audiovisuales hace recelar que pretende para sí lo que critica en otros. Un gobierno que discrimina la publicidad oficial a favor de medios adictos no puede legislar sobre materia tan álgida sin despertar la sospecha de que apunta a restringir la libertad de informar.

En 1945, el político Roberto J. Noble fundó un diario junto con algunos veteranos redactores de Crítica , ya en declive desde la muerte de Natalio Botana, unos años antes. Aquel primer Clarín tuvo unos comienzos algo grises, hasta que, en 1951, el peronismo expropió La Prensa , que concentraba el gran mercado de los avisos clasificados, y se la dio a la CGT. La Prensa era el diario más leído de la Argentina, sobre todo por los avisos clasificados. Los miles de lectores populares que compraban La Prensa por esos anuncios se pasaron a Clarín y cuando, en 1955, La Prensa fue devuelta a sus dueños, el público ya se había acostumbrado a leer los clasificados en Clarín . Desde entonces, el diario de Noble no dejó de aumentar su tirada. Y, en los últimos años, no dejó de expandirse en múltiples negocios.

Sobre un diario se pueden tener miradas críticas. Hay ya varios libros que ventilan la historia de Clarín . Algunos han señalado que una actitud permanente del diario fue su acriticismo con los gobiernos fuertes, en contraste con su criticismo frente a los gobiernos débiles.

No es propósito de este artículo entrar en tal perspectiva, sobre la cual sólo haré un señalamiento. Cuando se valora históricamente a un diario no debe olvidarse que es una creación colectiva, y que, tanto como la orientación de sus dueños, o directores, importa la manera con que redactores, cronistas, columnistas, ilustradores y diagramadores se comunican con el lector. Un diario nunca es una entelequia. Un diario es como un hombre: nunca es un bloque inmóvil, siempre es un conjunto de señales, a veces contradictorias.

Tampoco conviene olvidar que, además de sus hacedores, un diario es la gente que lo compra, que lo lee, que lo incorpora en sus vidas. En tal sentido, Clarín son Roberto Julio Noble y Enriqueta de Noble, y los orientadores que el diario ha tenido, como Rogelio y Octavio Frigerio y Oscar Camilión, pero también son Clarín -para citar sólo algunos nombres- quienes han llenado sus páginas: Raúl González Tuñón y sus crónicas, Ramón Gómez de la Serna y sus greguerías, Horacio Estol y sus artículos desde Nueva York, Horacio Altuna y sus dibujos, Hermenegildo Sábat y sus caricaturas, Diego Lucero y sus crónicas futboleras, Roberto Fontanarrosa y sus viñetas. Y el Clarín porteño que inventó Luis Cané y sigue fogoneando Cora Cané. Clarín es el dibujante Andrés Guevara, el inventor de ese hombrecito del logo del diario, un hallazgo de diseño incorporado ya en la vida cotidiana de los argentinos.

Cuando desde el poder se ataca indiscriminadamente al diario Clarín, no se debería olvidar que Clarín somos también, para bien o para mal, los millones de argentinos que, al despertar, vimos este diario asomando bajo la puerta de casa. Esto no excluye a quienes nos indignamos por las miserias del diario, lamentamos sus errores o cuestionamos sus opciones. También nosotros debemos reconocer el aporte que hizo Clarín a la cultura argentina.

La ley de medios audiovisuales, innovación legislativa legítima, ¿de qué sirve si se pervierte al convertirse en agresión? Pintadas, panfletos anónimos, aprietes, afiches denigrantes, ataques personales con olor a servicios de informaciones. La violencia verbal en boca del poder es peligrosa porque puede ser invitación a la violencia física. En 1924, el primer ministro de Italia Benito Mussolini denigraba en la tribuna a los socialistas y en especial a su líder, Giacomo Matteotti. Un día, unos hombres interceptaron en la calle a Matteotti en la calle, lo secuestraron y su cadáver apareció acribillado. El régimen repudió el crimen y pretendió otorgarle honores de Estado a la víctima. Pero, ¡el poder había sido el culpable!

Lo recuerdo, sin hacer comparaciones que no caben, a título de ejemplo histórico. El interventor del Comfer, en un programa de TV, ha tenido expresiones públicas deplorables, que desmerecen su por otra parte conceptuosa defensa del proyecto de ley. Ha dicho que las pintadas y los carteles contra el diario de los Noble son "una manifestación de democracia". Agregó que la tiza y la cal eran "una expresión del pueblo". Estas palabras agravian a miles de argentinos que alguna vez pintamos paredes porque no teníamos otro lugar donde escribir contra las dictaduras que nos aplastaban. Yo fui procesado y encarcelado por un decreto, el 4161, que criminalizaba el hecho de escribir palabras prohibidas. Entonces regía un poder usurpado. Ahora, todos podemos expresarnos, pero el que ensucia las paredes es el Estado. Que tiene una vasta cadena -equivalente a la que dice combatir- de medios a su disposición: agencia de noticias, canal abierto, radios, diario, revistas, una fortuna en publicidad oficial...

Encuentro una gran analogía entre lo que hace el Gobierno con los medios y lo que hace con el fútbol. Si al Gobierno le interesara mejorar el fútbol como práctica social, podría hacer muchas cosas útiles con 600 millones de pesos. Por ejemplo, combatir la violencia de las barras bravas, grupos criminales que cometen delitos impunes en las canchas, protegidos por los dirigentes. Esa violencia se ha cobrado ya 250 vidas... Sin embargo, el Gobierno ha preferido la demagogia de televisar fútbol a toda hora. A cambio, ¿les ha exigido algo a los clubes? ¿Por ejemplo, que erradicaran el crimen enquistado en ellos? No.

La FIFA estableció, en 2003, que los espectadores de fútbol, en todos los países del mundo, deben estar sentados. Es una manera de desalentar el vandalismo. El único país donde esa norma no se cumple es la Argentina. En la ciudad de Buenos Aires, una ley ordenó que el 75% de las entradas vendidas debían ser plateas. Sucesivas prórrogas han ido eximiendo a los clubes de esa obligación. El 20 de agosto pasado, mientras el país discutía la ley de prensa, la Legislatura porteña, entre gallos y medianoche, aprobó una prórroga de la obligación de poner plateas... ¡esta vez hasta 2012!

Pero, ¿por qué los clubes no convierten las gradas en asientos? Porque prefieren comprar jugadores. Y porque consienten en que el fútbol sea como es. El presidente de un club de primera lo dijo sin pelos en la lengua: "Los hinchas prefieren ver el partido todos juntos y parados. En todo caso, las plateas las arrancan de cuajo y las tiran al campo". La decisión de la Legislatura de la ciudad -rescato a los once legisladores que votaron en contra de la prórroga- demostró una vez más que la política argentina no puede prescindir del fútbol.

Pero los dirigentes, tanto los de un club de fútbol como los del país, no están sólo para hacer lo que la gente quiere. Están para construir un país mejor. Si su acción merece la aprobación popular, mejor para ellos, pero si tienen que afrontar críticas o, incluso, si ello los convierte en impopulares, no debe importarles. Tienen que hacerlo. Jamás mejoraremos este país para nuestros hijos si sólo atendemos el rédito inmediato. Gobernar es trabajar para el futuro, diseñarlo, no meramente ganar las próximas elecciones.

22 de septiembre de 2009

- AGOTE -





22 de Septiembre




1868 - Nace el Dr. Luis Agote





El doctor Luis Agote fue un médico e investigador excepcional que logró resolver el problema de la coagulación en la transfusión de sangre. Se graduó en la Universidad de Buenos Aires en 1893 y, a partir de 1902, se inició en la docencia como profesor libre en la cátedra de Clínica Médica.





Desde entonces, cada cargo que ocupó fue ganado rigurosamente por evaluación de méritos. Al mismo tiempo se dedicó a la investigación, buscando una manera de hacer factibles las transfusiones de sangre que todavía eran problemáticas y peligrosas.





Después de ensayar numerosos métodos logró el éxito al agregar citrato de sodio, una sustancia que evitaba la coagulación de la sangre pero no afectaba al organismo aunque se incorporara en grandes dósis. Con absoluto desinterés, Agote difundió su descubrimiento a través de la prensa y los institutos científicos.











Corría el año 1914, comenzaba la Primera Guerra Mundial y los campos de batalla de Europa se llenaban de heridos. Muchos de ellos podían salvarse si se empleaba el sistema inventado por Agote. La mayoría de los países en guerra prestaron poca atención al descubrimiento, y sólo al final del conflicto se empezó a poner en práctica.





Agote actuó también en política y fue diputado nacional por su país en 1913. Como legislador influyó para que el Congreso destinara fondos para la construcción de un pabellón modelo de Clínica Médica en el Hospital Rawson. Fue en ese pabellón donde practicó por primera vez una transfusión según su método.








Murió el 12 de noviembre de 1954.


21 de septiembre de 2009

- 21 DE SEPTIEMBRE -




- Día del estudiante –



- Día de la Primavera -




El estudiante, esperanza de los pueblos





En coincidencia con el inicio de la primavera, cada 21 de septiembre los estudiantes duplican sus motivos para celebrar y renovar su tan noble y necesaria actividad.
La institución del Día del Estudiante en coincidencia con el Día de la Primavera no es un mero capricho del destino ni del azar, sino una justificada unificación de dos fechas con un mismo marco: la celebración por la renovación y la creatividad, de la naturaleza y del espíritu humano.





Y como no podía ser de otro modo, en este día la juventud es protagonista con actividades de todo tipo, en su mayoría al aire libre como guiño de complicidad con la estación que se inicia.





Detrás de las celebraciones y el jolgorio, sin embargo, subyace una cuestión más profunda que no debe perderse de vista: la renovación de un compromiso, de una responsabilidad asumida con uno mismo, con el país y con las generaciones venideras, en tanto y en cuanto el estudiante representa, desde su propia concepción y por sus objetivos y razón de ser, el futuro del pueblo que lo está educando.





En su día, que las celebraciones del presente no tapen el compromiso con el futuro.
Festejemos ésta feliz superposición de días, ya que todos tenemos algo que aprender y por ende seguimos sendo estudiantes!


20 de septiembre de 2009

- ATENAS -















Tecnología y sociedad

Atenas en la Web

Desde que Obama se instaló como el primer presidente 2.0, algunos vaticinan que la web hará realidad el sueño de una democracia verdaderamente participativa. ¿Serán los ciudadanos consultados sobre todos los asuntos, todo el tiempo? ¿Querrán los políticos escucharlos?



Por Anand Giridharadas
Noticias de Enfoques
ARTE DE TAPA: SILVINA NICASTRO
La Nación



Entre las grandes ideas que han ganado fuerza en el último milenio, la más grande fue, tal vez, que nosotros, los humanos, podíamos ser capaces de gobernarnos a nosotros mismos. Pero nadie lo decía en serio.

Lo que se quería decir, en la mayoría de los casos, era que elegiríamos gente que nos gobernara y, esporádicamente, renovaríamos o revocaríamos sus contratos. Eso bastaba. No había manera practicable de involucrarnos todos, todo el tiempo.

Los titulares desde Washington hoy hablan estruendosamente de rescates, estímulos, autos viejos, Afpak y salud pública. Pero es posible que los historiadores futuros, al mirar atrás, se fijen en un proyecto más callado de la Casa Blanca de Barack Obama: su exploración de cómo abrir el gobierno a una mayor participación pública en la era digital, cómo hacer que el autogobierno sea algo más que una metáfora.

"Nosotros somos aquellos a los que hemos estado esperando", dijo el presidente Obama durante la campaña. Esa frase mesiánica contiene la promesa de un nuevo estilo de política en este tiempo de mensajes en Tweeter (Tweets) y fanáticos del Poker online (o Pokes, como se los conoce). Pero fue vaga, un paradigma deslizado como quien no quiere la cosa en nuestras bebidas. Hasta hoy el gusto ha resultado agridulce.

Se ha ordenado a entes federales publicar online información que hasta hace poco tiempo era secreta; se ha invitado a reporteros de publicaciones que solo aparecen en la red a conferencias de prensa; el nuevo portal Data.gov permite a los ciudadanos crear sus propias aplicaciones para analizar datos oficiales. Pero los esfuerzos más reveladores se han dado en el sentido de "recurrir a las multitudes": solicitar a los ciudadanos propuestas políticas a través de Internet y permitirles votar sobre sus distintas propuestas.

Durante la transición, la administración creó un "Libro de Consulta de los Ciudadanos" online para que la gente presentara ideas al presidente. "Las que atraigan más apoyo del público aparecerán en primer lugar y, luego de la inauguración, las imprimiremos y las pondremos en una carpeta como las que recibe el presidente todos los días de los expertos y asesores", escribió Valerie Jarret, alta asesora de Obama, a los partidarios del presidente.

Recibieron 44.000 propuestas y 1,4 millones de votos por esas propuestas. Se publicaron los resultados sin hacer bambolla. Pero daban vergüenza. No tanto de la administración sino de nosotros mismos, de "aquellos a los que hemos estado esperando".

En medio de dos guerras y un hundimiento económico, la idea que atrajo más apoyo fue la de legalizar la marihuana, idea casi dos veces más popular que la de revertir las exenciones impositivas de Bush para los ricos. La legalización del poker online fue la idea tecnológica más apoyada, el doble de popular que la idea de wi-fi a nivel nacional. Revocar el estatus de libre de impuestos de la Iglesia de la Cientología obtuvo tres veces más votos que crear fondos para combatir el cáncer infantil.

Una vez en el poder, la Casa Blanca volvió a recurrir a las multitudes. En marzo, su Oficina de Política para la Ciencia y la Tecnología promovió una "tormenta de ideas" online respecto de cómo hacer más transparente al gobierno. Aparecieron buenas ideas; pero una cantidad apabullante de ellas no tenía relación alguna con la transparencia, incluyendo muchos reclamos de legalización de la marihuana y un debate acalorado (y sin fundamentos) acerca de la autenticidad del certificado de nacimiento del presidente Obama.

Si Internet necesitaba otro empujón para caer de su pedestal, el debate sobre la salud pública lo aportó. Desde el punto de vista de la administración, la red se demostró más eficaz para difundir ideas engañosas sobre los "paneles de la muerte" que para difundir la verdad, y para convertir debates públicos en peleas, que para alentar la deliberación sin trabas que algunos creen que es el rasgo distintivo de Internet.

19 de septiembre de 2009

- EL CERVANTES -





Teatro Nacional Cervantes


El sueño de María Guerrero


19 de septiembre de 1921


Se inaugura en Argentina el Teatro Nacional Cervantes



Ana María Zancada
Diario El Litoral



El teatro fue el sueño de una talentosa madrileña, María Ana de Jesús Guerrero Torrija, que llegó a ser una de las más grandes actrices de su tiempo. Abandonado, envuelto en conflictos gremiales, hace años que permanece cerrado, frente a la indiferencia de los funcionarios de turno y los dimes y diretes de los diferentes directores que se han sucedido.





En estos tiempos de deculturación que vive la Argentina, como un engranaje más de un gran poder económico que bajando del norte se desliza por todas las hendiduras de nuestras tradiciones, borrándolas o haciéndolas añicos, el hecho de perder hitos de nuestra vida cultural cotidiana ya se va haciendo una costumbre, y como todo lo que se repite termina por provocar indiferencia e insensibilidad, inmersos en nuestra banalidad cotidiana, no reaccionamos en forma correcta frente al vandalismo cultural que significa perder los signos de nuestro pasado.





Ya sabemos que un pueblo sin historia no existe y que para cimentar nuestro futuro debemos necesariamente conocer nuestros orígenes.
Esto se relaciona directamente con el acervo material que constituye nuestro patrimonio intrínseco tan poco tenido en cuenta por una clase dirigente que a todas luces ha perdido el rumbo de un espíritu verazmente histórico, para suplantarlo por una imperiosa necesidad de satisfacer soberbias personales, sin tomar conciencia de la finitud humana.





El Cervantes y su historia

Desde hace un tiempo prolongado, asistimos a un tire y afloje con respecto a la suerte del bellísimo Teatro Cervantes, de Capital Federal. Es el único teatro nacional de la Argentina, tal vez por eso su peregrinar y destrucción sean irreversibles.





Abandonado, envuelto en conflictos gremiales, hace años que permanece cerrado, frente a la indiferencia de los funcionarios de turno y los dimes y diretes de los diferentes directores que se han sucedido y sus diálogos ríspidos tanto con la planta estable de obreros como los grupos de actores que mes a mes ven diluirse los deseos de usar sus escenarios.





Frente a tanta historia, el Teatro permanece allí, imposibilitado de defensa o reclamo, guardando entre sus cortinados, sus paredes, sus diferentes salas, la historia muda de un pasado rico en tradiciones culturales.





Una fuerte presencia

El teatro fue el sueño de una talentosa madrileña, María Ana de Jesús Guerrero Torrija, que llegó a ser una de las más grandes actrices de su tiempo. Nació en Madrid en 1867 y desde muy pequeña participó del ambiente refinado de la España de fin de siglo. En octubre de 1885 debutó en el Teatro La Princesa, de Madrid y pronto obtuvo papeles importantes. Viendo su talento, su familia la envió a París a estudiar. Allí conoció y trabajó junto a la Divina: Sarah Bernhardt.





De regreso a su patria integró compañías de primer nivel destacándose y recibiendo el apoyo del público. Los grandes autores fueron elegidos para su repertorio: Zorrilla, José Echegaray, Pérez Galdós, los hermanos Álvarez Quinteros, Eduardo Marquina, Benavente. Su fama y su nombre se extendían rápidamente. Era ya "la Guerrero", cuando se casó con un noble que había osado dedicarse a las tablas, Fernando Díaz de Mendoza, conde Balazote y de Lalaing, marqués de Fontanar. Esta unión fue un verdadero éxito tanto artístico como privado. Tuvieron dos hijos y sólo la muerte de María en 1928 rompió la pareja.





La presencia de María Guerrero en los escenarios puso un distintivo a la época. Junto a su esposo formaron compañía propia, recorriendo toda Europa, incluso visitando reiteradamente la Argentina. En Madrid habían comprado el Teatro La Princesa donde estrenó las obras de Benavente.





Pero encantada con el público de Buenos Aires, comenzó a proyectar la construcción de un teatro clásico, comprometiendo hasta el mismísimo rey de España Alfonso XIII. El recinto sería el ámbito ideal para la difusión del idioma y la cultura española.

El sueño toma forma

Y así comienza todo: a la esquina que forman Córdoba y Libertad comenzaron a llegar azulejos de Valencia, losetas rojas para el piso de Tarragona, bancos, rejas y espejos de Sevilla, cortinados, tapices y telón de boca bordado en seda y oro de Madrid.

La fachada del edificio reproducía la de la Universidad de Alcalá de Henares. La pintura del techo fue traída de Barcelona.
María Guerrero supervisaba personalmente cada detalle. El 5 de setiembre de 1921 fue inaugurado con toda la pompa y toda la alegría, con "La dama boba" de Lope de Vega.
María estaba feliz, ovacionada por un público argentino que no la dejaba abandonar el escenario.

Pero tanto esfuerzo y entusiasmo agotó las arcas del matrimonio y sus amigos. Por orden del entonces presidente Don Marcelo Torcuato de Alvear, el teatro fue subastado y pasó a formar parte del patrimonio nacional. La actriz se opuso a que llevase su nombre, así que se le impuso el de Cervantes.
María y su esposo volvieron a Madrid, donde siguieron con su trabajo. En 1922, el pueblo madrileño le rindió un homenaje de tres días, con la participación de todos los grandes de la escena española. Los actos estuvieron presididos por el rey Alfonso XIII. En 1926 se presentó en Nueva York. Su nombre era conocido y respetado en el mundo entero.

Al año siguiente, estando en escena en el Teatro Calderón de Madrid, cayó gravemente enferma. Murió el 23 de enero de 1928. En 1942, el Teatro La Princesa pasó a llamarse Teatro María Guerrero.

La suerte del Cervantes

Como dijimos, el Cervantes fue inaugurado en 1921. En 1933, por ley se dispuso la creación del Teatro Nacional de Comedias.
En 1961, un incendio destruyó parte del edificio sobre Avda. Córdoba. Comenzó una remodelación que concluyó recién en 1968. Es sobre este sector que se encuentra la imagen de Ntra. Sra. De las Nieves encargada por la propia María.





Pero el tiempo siguió corriendo implacable. A un deterioro se sumó otro. Ahora se habla de que el gobierno español se hará cargo de la recuperación de la fachada para el festejo del bicentenario.





Lo cierto es que el teatro Nacional Cervantes lleva un abandono de décadas, a pesar de que desde 1995 es Monumento Histórico Artístico.
Sus paredes rezuman historia y amor por una de las manifestaciones más antiguas en el devenir cultural del hombre. Sólo falta que se coloque en su cúpula el lienzo original pintado por Salvador Alarma, traído especialmente de Barcelona por encargo de la actriz. Después del incendio de 1961, se retiró y se guardó en un cajón. Allí sigue esperando que alguien se acuerde de él.





Es de esperar que, a pesar de la Ley Nacional 14.800 de 1959, que prohíbe la demolición de los teatros existentes, salvo que se levante otro igual en su sitio, el Cervantes no siga la suerte de otros como el Odeón, el Apolo, el Politeama, el Buenos Aires, que ya son sólo un triste recuerdo en la vida de los argentinos y que el espíritu y el regocijo de una manifestación cultural siga viviendo como fue el deseo de su fundadora, venciendo, aunque sea por una vez, la desidia e indiferencia de quienes deberían ser los verdaderos custodios de nuestro patrimonio e identidad de argentinos.