14 de mayo de 2009

- OBAMA -




Una ley triplicará el número de puestos de dedicación integral




Obama apuesta por el voluntariado

Por Bernardo Kliksberg
Para LA NACION
Noticias de Opinión


Obama acaba de firmar la mayor ley de fortalecimiento del voluntariado de la historia de los Estados Unidos. Triplicará el número de puestos de dedicación integral a la promoción del voluntariado. AmeriCorps, la organización base de acción voluntaria, pasará de 75.000 a 250.000 agentes. En 2008, movilizaron 2,2 millones de voluntarios. Se espera ahora que activen más de 7 millones.

Entre otras áreas, los voluntarios mejorarán los servicios de salud, y las oportunidades económicas en comunidades de bajos ingresos, asistirán a afectados por la crisis, contribuirán con las escuelas, apoyarán los esfuerzos para el ahorro de energía.

La ley incluye un programa especial para abrir oportunidades de voluntariado a los retirados de las edades mayores. El Gobierno, a pesar de sus problemas presupuestarios agudos, se propone aportar 6000 millones de dólares en los próximos cinco años. Obama declaró, al suscribirla: "Necesitamos vuestro servicio, ahora mismo, en este momento de la historia. Les pido que se pongan de pie y asuman su parte".

La ley tuvo apoyo bipartidario. La ciudad de Nueva York lanzó su propia iniciativa: "Te necesito para que des servicio a Nueva York". Crea el cuerpo cívico de la ciudad y contempla prestar gratuitamente asesoría jurídica y financiera a los afectados por el embargo de sus casas, o que necesitan apoyo para poder manejar sus deudas. Requiere de cada escuela que incorpore las ideas de servicio y voluntariado en sus currículos para septiembre de este año.

Se encontró que el 17% de las personas no hacen trabajo voluntario porque no saben dónde ir. La ciudad creó un servicio telefónico para informar sobre oportunidades de voluntariado disponibles. Su alcalde, Michael Bloomberg, resaltó: "Queremos que el compromiso cívico esté a la cabeza de las características de los neoyorquinos". The Economist describe estas iniciativas señalando que "El servicio público se está convirtiendo en un movimiento nacional".

Su peso, en un mundo donde 18 millones de personas mueren anualmente por causas evitables vinculadas a la pobreza, es creciente. Los voluntarios producen bienes y servicios que los ubican como la octava economía del planeta en producto bruto. En los países desarrollados generan más del 5% del producto bruto anual. En uno de los países líderes, Israel, más del 10% de ese producto. En Noruega, 7 de cada 10 personas hacen trabajo voluntario. En Estados Unidos, los trabajadores de las ONG y los voluntarios son el 11% de la mano de obra activa, más que las industrias financieras y del automóvil juntas. Una reciente campaña mundial, "Levántate y habla" (octubre, 2008), que exigió a los líderes mundiales cumplir con los compromisos que asumieron respecto de las metas del milenio y disminuir con urgencia la pobreza y la desigualdad, movilizó a 43 millones de personas en 127 países.

Los jóvenes muestran un enorme interés en el voluntariado. Un estudio internacional encontró que el 73% de los jóvenes españoles, y el 66% de los canadienses y americanos les dan mucha más importancia a estos temas que a "hacer mucho dinero". Una encuesta reciente en Estados Unidos, entre jóvenes de 13 a 25 años, halló que el 61% estaba preocupado por el estado del mundo, y se sentía personalmente responsable de hacer una diferencia. El 69% decía, incluso, que el compromiso de una empresa con una causa social o medioambiental es "importante o muy importante" para su decisión de dónde comprar. Según el informe "Juventud en España 2008", la institución más valorada por los jóvenes eran las ONG. Trabajan en ellas como voluntarios un millón de personas. En la Argentina, el 80% de los jóvenes de entre 10 y 24 años encuestados en 2008 dijeron que ayudar a los otros era una de sus metas principales. Esa opinión era más fuerte entre las mujeres que entre los hombres, y en el interior que en la Capital, donde baja al 57%.

El impulso al voluntariado se halla en la base de las principales religiones del planeta. La Biblia tiene 3000 referencias a "aliviar la pobreza". En el judaísmo, la palabra para denominar la solidaridad es tzedaka , que quiere decir "hacer justicia". La idea es que ayudar es restablecer la justicia, que está siendo violada por la existencia de la pobreza. La tzedaka es considerada igual en importancia a todos los otros mandamientos juntos. Jesús de Nazaret proclamó que es como tratamos al último de nuestros hermanos lo que va a determinar si heredaremos el Reino de la Divinidad o iremos al infierno eterno. El islamismo requiere de sus adherentes ayudar a los necesitados. En las religiones orientales se afirma: "El que regala una rosa a otro se queda con la fragancia en la mano", él es el beneficiado.

Como tiene su basamento en la sabiduría profunda del género humano, que surge de sus propuestas espirituales, el voluntariado tiene recompensas inigualables. Lo verifican investigaciones científicas recientes. En su provocativa obra La vida que usted puede salvar (2009), el filósofo Peter Singer refiere que, en 2007, William T. Harbaugh, Ulrich Burghart y Daniel R. Mayr hicieron un experimento entregando dinero a jóvenes estudiantes. Podían donarlo a un banco de alimentos para pobres o quedárselo. Se midió con resonancias magnéticas cómo reaccionaban los centros del cerebro que producen gratificaciones. Se activaban cuando donaban.

En otro estudio de la Universidad de Michigan (2007), en 30.000 hogares norteamericanos, se encontró que aquellos que donaban tenían un 43% más de probabilidad de considerar que eran "muy felices con sus vidas" que quienes no lo hacían, y un 68% menos de posibilidades de caer en la desesperanza.

En toda América latina y en la Argentina, se necesitan políticas públicas de primera calidad, muy centradas en la gente, para poder responder a la crisis, que está haciendo subir la pobreza, el desempleo y la exclusión social; y el voluntariado puede ser un colaborador formidable de ellas. Para ello hay que potenciarlo y dar apoyo público y privado a organizaciones como, entre otras, Cáritas, AMIA, la Red Solidaria y muchas otras, que vienen haciendo un trabajo excepcional con recursos muy escasos. Una visión economicista estrecha ha desvalorizado con frecuencia las posibilidades del voluntariado y lo ha relegado. Es hora de superarla definitivamente. El ejemplo de Obama apostando por él en medio de la mayor crisis de la economía americana en 80 años es sugerente.

El autor es economista, asesor internacional en ética para el desarrollo.

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