27 de julio de 2008

- LIGHT -




SER LIGHT


Diccionario del pensamiento light

En sintonía con los tiempos que corren, también las ideas vienen descremadas por temor al colesterol.
Vocabulario de emergencia para utilizar sin riesgos y mantener la inteligencia a dieta.


Como sucede con la leche, el yogur y el queso, existe también un pensamiento descremado. Es increíble la coincidencia entre el mundo de los lácteos y el de la inteligencia. Así como existen productos que indican en su etiqueta “0% de materia grasa”, existen pensamientos que merecerían que su etiqueta indicara “0% de materia gris”. Pero las coincidencias no terminan aquí. Así como el yogur descremado mantiene a raya el colesterol, es aliado de la buena silueta y hace que quienes lo consumen corran en cámara lenta, livianos, hermosos y sonrientes, el pensamiento light tiene consecuencias similares: liberados del peso del cerebro es un placer correr publicitariamente por los campos en flor de la realidad.

1. Divertido. Palabra comodín del hablante tilingo.
“¿Hacés una fiesta de disfraces? ¡Qué divertido!” o también “¿Tus padres son sobrevivientes de Auschwitz? ¡Qué divertido!”. Con el prefijo “re” lo divertido resulta aún más divertido: “El cumpleaños de Fulanita estuvo re-divertido” o “Fui a un velatorio re-divertido”. Los contextos diferentes en que se utiliza la misma palabra no constituyen una contradicción porque el adjetivo no califica un hecho, sino que es un indicador de la actitud del hablante. Se trata de una contraseña que significa: “Pero mirá qué actitud positiva tengo, cómo neutralizo cualquier bajón. Para mí la vida, igual que París para Hemingway, es una fiesta”.

2. Tinelli. Sustantivo propio sinónimo de éxito.
Entre las frases hechas que aluden a personajes históricos (Victoria a lo Pirro, Incendio a lo Nerón, etc.) figura ahora “Éxito a lo Tinelli”. Y en realidad este self made man del subdesarrollo tiene cierto parentesco con ambos personajes históricos. Como las victorias de Pirro, las suyas tienen un costo muy alto: para lograrlas es preciso sacrificar cualquier atisbo ético, masacrar los escrúpulos y utilizar los sueños ajenos para engrosar la cuenta bancaria. Con Nerón, las similitudes son más que evidentes: Tinelli incendia la pantalla con el baile del caño y su imperio mediático puede ser comparado en el imperio romano. Y así como todos los caminos conducen a Roma, todos los programas televisivos conducen al programa de Tinelli, una referencia obligada.





3. Discriminar. Vieja palabra con nuevo uso.
Verbo reciclado que queda muy bien utilizado en reuniones y en almuerzos televisivos antepuesto a la partícula “no”. De esta manera, la palabra adquiere la forma de un mandato bíblico: “No discriminarás”. Su mayor ventaja es que esta suerte de declaración de principios no exige una conducta acorde. La inefable Mirtha “Chiquita” Legrand, ahora considerada una sagaz entrevistadora por obra y gracia de la tilinguería mediática, demuestra su amplitud mental invitando a su programa incluso a gente gorda, fea, gay y judía, tras lo cual, con tono de orgullo declara: “Yo soy rubia no sólo por fuera, sino también por dentro”. Hay dos cosas que su espíritu democrático no tolera: la discriminación racial y los negros.

4. Grasa. Adjetivo que cobró nuevo auge televisivo.
Es increíble la devastación que ha ocasionado la muerte de las ideologías. La lucha de clases quedó desactivada hasta tal punto que ahora no es más que una batalla de chicas siliconadas en el programa de Tinelli. Allí se enfrentan las “grasas” y las “finas” (como las masas de crema) una clasificación tan instituida que no cabe ante ella ninguna rebeldía. Según los biólogos, en el lugar más arcaico del cerebro quedan resabios de aquella vieja lucha tribal que enfrentaba a opulentos y desposeídos y que llegó a su fin en la posmodernidad.

5. Divino/a. Adjetivo de usos múltiples.
“Es un divino” o “Es una divina”. Dícese de las personas tiernas y/o simpáticas y/o queribles y/o generosas... y siguen los usos. Su espectro semántico es tan amplio que no se sabe bien qué quiere decir, aunque indudablemente se trata de algo positivo. En televisión, en plural y en contraste con el vocablo “populares”, se usa como versión teen de la lucha de clases. Aclaración para optimistas históricos: las que ganan la adhesión de los adolescentes son las divinas y no las populares. Cualquier parecido con la realidad no es mera coincidencia.

6. Campo. Hoy, sinónimo de unidad monolítica.
Para Miguelito, el amigo de Mafalda, es “una cosa verde que queda lejos”. Para Atahualpa Yupanqui, un lugar que confirma que “las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas”. Para Inodoro Pereyra, “simiente patria, benteveo vernáculo perpendicular sobre la impenitente planicie de la pampa”. Hoy, conflicto mediante, el campo es un lugar divino donde un gordito al que el ratón Pérez le devolvió el diente que le faltaba puede convertirse en un sex symbol y donde todos, desde los peones hasta Luciano Miguens, se mueven al compás de “Bailando en la Sociedad Rural”, el hit de Alfredo Casero.

7. Gorila. Hoy, en el index de palabras desterradas.
En 1953, John Ford dirigió “Mogambo” una película interpretada por Clark Gable, Ava Gardner y Grace Kelly. Transcurría en el corazón de África y ante cada ruido sus protagonistas decían “deben ser los gorilas”. El cómico Aldo Camarotta utilizó irónicamente la expresión para referirse a los rumores de golpe de Estado que caracterizaron al período peronista y la instituyó como sinónimo de antiperonismo. Más tarde, por extensión, se llamó “gorila” a toda persona contraria a las reivindicaciones populares que fueron distintivas del gobierno de Perón. Hoy está considerada totalmente obsoleta por el pensamiento light. La razón de que se considere caduca es un misterio.No se sabe si porque no hay más gorilas, están ocultos en la niebla o no hay más reivindicaciones populares.





8. Intelectual. Palabra considerada despectiva.
El escritor Ricardo Piglia contó en una estrevista que durante su adolescencia para lograr conquistar a la chica que le gustaba, seguramente fanática de Albert Camus, se compró “El extranjero”, lo leyó en una noche y le ajó las páginas para que pareciera que lo tenía desde hacía mucho tiempo. Ser un intelectual era considerado tan positivo que podía ser un punto a favor en el campo de las preferencias femeninas. Salir con un libro bajo el brazo " vestía" tanto como una prende de buena marca. Hoy, en que están de moda los jugadores de fútbol y los de polo, los intelectuales son vistos unos tipos que hablan “difícil” y que carecen de talento para ganar plata.

9. Politizado. Adjetivo de sentido peyorativo.
“Estas muy politizada, demasiado” le dijo durante uno de sus tradicionales almuerzos la “Chiqui” Legrand a Cecilia Rossetto, cuyo marido despareció durante la dictadura militar. De esta forma instituía una medida de politización aceptable que es la cuota admitida por el pensamiento light. Nada de andar revolviendo el pasado que es tan poco glamoroso. La politización es una rémora de los ’70 y no combina bien con las rosas rococó rosadas.

10. Brutal. Adjetivo que adquirió sentido positivo.
Susana Giménez lo dice siempre como sinónimo de “genial”, “maravilloso”, “fantástico”. Para utilizarlo con el mismo desparpajo con que lo hace la diva es preciso aplicarlo en las situaciones más diversas, siempre con sentido positivo. Su empleo es mucho más eficiente si uno se atreve a soltar cuanto disparate se le ocurre en la seguridad de ser inimputable. “¿Quedaste cuadripléjico? ¡Qué brutal!”. “Brutal, sos ladrón”, "Brutal, qué vida aventurera, sos narcotraficante". Que lo negativo se transforme en positivo es una tendencia general del vocabulario light que debe tenerse en cuenta a la hora de utilizar correctamente palabras descremandas. Por eso, a no olvidarlo: el dolor, la pobreza y la desdicha son “grasas”.

Por Mónica López Ocón, Editora de Cultura e Internacionales de Revista NOTICIAS | Ilustración: Arcimboldus Suburbium Vitae (fragmento), de Eduardo Torassa. Gentileza Ediciones Olmo.

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