12 de agosto de 2008

- LETAL -




Una insensata carrera armamentista


Por Andrés Oppenheimer
Opinión - La Nación




Según la mayoría de los funcionarios de Estados Unidos y América latina, no existe una carrera armamentista en América del Sur, sino que varios países están modernizando sus fuerzas armadas luego de varios años de cortes presupuestarios. Tengo mis dudas.

Echemos un vistazo a las últimas cifras del Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo (Sipri), que registra los gastos militares y las transferencias de armas en todo el mundo.

Según el anuario 2008 del Sipri, América del Sur ha aumentado sus gastos militares en términos reales en un 33% desde 2000. El año pasado, la región gastó casi US$ 40.000 millones en sus fuerzas armadas, según el instituto sueco. Más específicamente, detalla:

En los últimos cinco años, Venezuela, Ecuador y Chile fueron los países de la región que más aumentaron sus gastos militares. En dólares constantes -después de la inflación- Venezuela incrementó su gasto militar el 78%; Ecuador, el 53%, y Chile, el 49%.

En América Central, el país que más gastó en sus fuerzas armadas fue Honduras, con un incremento del 20% en cinco años.

México aumentó su gasto militar 15% durante ese mismo período. El año pasado, el país gastó casi US$ 4000 millones en sus fuerzas armadas, para un incremento de 13% con respecto al año anterior.

Brasil anunció el año pasado un 50% de incremento de su presupuesto militar y está planeando comprar submarinos convencionales y desarrollar submarinos nucleares. En ese mismo período, Brasil ocupó el puesto número 12 entre los países con mayor gasto militar.

Como porcentaje de sus respectivas economías, Colombia gastó el año pasado 4% de su producto bruto interno en las fuerzas armadas, seguido por Chile, con 3,6 %, y Ecuador, con 2,3%.

Es cierto que muchos países de la región habían recortado sus presupuestos militares y que tanto los salarios de sus tropas como sus armas estaban muy desactualizados. Y Colombia está aumentando su gasto militar debido a que enfrenta una insurgencia interna, agrega el Sipri.

También es cierto que América del Sur no está entre las regiones que más gastan en sus fuerzas armadas. Pero Venezuela ha causado alarma al señalar que ha invertido más de US$ 4000 millones en armas rusas.

El presidente venezolano, Hugo Chávez, que en 1999 había anunciado que el país no podía seguir comprando aviones y tanques, dijo el 3 de agosto que ahora está comprando armas para defender su "revolución bolivariana del "imperio estadounidense.

¿Hay una carrera armamentista en América del Sur?, le pregunté al ministro de Defensa colombiano, Juan Manuel Santos. "No lo creo, porque no veo que los países estén compitiendo para ver quién compra más armas , dijo Santos.

Stephen Johnson, el encargado de asuntos hemisféricos del Departamento de Defensa norteamericano, está de acuerdo. "Los equipos de defensa se deterioran y se desactualizan. Es claro que hay una modernización, incluso en Venezuela , me dijo Johnson. "Pero en el caso de Venezuela, cuando hay un intento de proyectar poder o de intimidar, esa clase de gesto puede provocar que los demás perciban un peligro y los impulse también a gastar más .

El Sipri dijo que aunque es "dudoso que las compras de armas en América latina "sean indicadores de una carrera armamentista, se han producido grandes incrementos del gasto militar en algunos países de la región.

Mi opinión: técnicamente, quienes dicen que no hay una carrera armamentista pueden tener razón. El término se aplica generalmente a una correlación directa entre las compras militares de países durante un período prolongado de tiempo. Sin embargo, el reciente aumento de los gastos militares debería hacer sonar las alarmas y renacer las gestiones diplomáticas en la región para negociar un tope en la compras de armas ofensivas.

No importa qué nombre le pongamos, el fenómeno es el mismo. Con pocas excepciones, como Colombia, es un derroche insensato de dinero, sumamente contagioso, en una región que todavía tiene algunos de los índices de pobreza más altos del mundo.

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