28 de octubre de 2008
- PIQUETEROS -
Rostros de la impunidad
Lamentable realidad nacional
Por más que los piquetes y las protestas violentas se hayan vuelto parte del paisaje cotidiano, la sociedad no debe acostumbrarse a este tipo de violencia que entraña una amenaza. Se trata de la presencia de manifestantes, con palos en sus manos, que han cubierto sus rostros y cabezas para no ser identificados por las fuerzas policiales y de seguridad porque saben que en cualquier momento podrían pasar de la simple protesta al delito liso y llano.
En este caso, no son combatientes talibanes ni guerrilleros palestinos, y el escenario no son las montañas afganas ni Medio Oriente, sino la estación ferroviaria del partido bonaerense de Avellaneda. Los personajes, claro está, son militantes de la agrupación Quebracho, reunidos allí dos semanas atrás para reclamar por la libertad de seis campesinos paraguayos acusados de participar en el secuestro y asesinato de Cecilia Cubas, hija del ex presidente de Paraguay Raúl Cubas Grau, en 2004. Quebracho se caracteriza por sus extraños orígenes, las sospechas sobre sus presuntos vínculos con organismos de inteligencia y su predilección por la violencia. Y por lo que más salta a la vista y hiere y choca en esta imagen: los rostros cubiertos para evitar ser identificados.
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