30 de noviembre de 2008

- HUGO DEL CARRIL -




CANTANTE PORTEÑO


ACTOR Y DIRECTOR


HOMBRE DE CONVICCION




Hugo del Carril nació en el porteñísimo barrio de Flores, en la ciudad de Buenos Aires, un 30 de noviembre de 1912.

Ya muy jovencito comenzó en la radiofonía argentina, como locutor primero, alternando esta actividad con la de cantor, vocación que traía ya en el alma y que se nutriría, acrecentaría y afirmaría en la admiración por Carlos Gardel, y de la que terminó finalmente haciendo profesión.





Escogido el camino de la canción popular, tomó lecciones con la soprano Elvira Colonese, cantante lírica que encauzó técnica y profesionalmente sus naturales condiciones, comenzando en 1929 a trabajar en Radio del Pueblo. Allí fue estribiliista de casi todas las orquestas que desfilaban por la emisora, presentándose ya con el nombre de Pierrot, Hugo Font o Carlos Cáceres.





Antes había actuado en un cuarteto de voces junto a Emilio Castaing y Mario y Martín Podestá; luego integró el trío París, y posteriormente formó el dúo Acuña-Del Carril, ya definitivamente adoptado el seudónimo de Hugo del Carril; grabó por ese tiempo (mediados de la década del '30) una serie de composiciones con la orquesta de Edgardo Donato.

Después comenzó su carrera como solista, cuando el director Héctor Quesada lo llevó a Radio La Nación secundado por guitarristas (posteriormente el acompañamiento guitarrístico lo confió casi exclusivamente a los hermanos Puccio).





En 1936 grabó en discos Víctor también como solista, con el marco de la orquesta de Tito Ribero, músico, arreglador y compositor que a partir de entonces se convertiría en su director y asesor musical.

A fines de ese mismo año intervino en la película "Los muchachos de antes no usaban gomina", cantando el tango del director del film (Manuel Romero) con música de Francisco Canaro titulado Tiempos viejos. Su estampa, su simpatía, su dicción, su sonrisa y su voz hacen que Manuel Romero lo inicie, a partir de esa fugaz aparición, en el cine nacional, actividad que le proporcionó fama y dinero, al mismo tiempo que le dieron a su nombre y a su figura dimensión de ídolo.





Títulos representativos y recordados del cine y de aquella época gloriosa de Hugo del Carril pueden ser, tratando de hacer una muy apretada síntesis, "Madreselva", "Gente bien", "El astro del tango", "Vida de Carlos Gardel", "La piel del zapa" y, más adelante, "La cabalgata del circo", "La cumparsita", "El último payador", "El ultimo perro", "El negro que tenía el alma blanca".

Y paralelamente a esta actividad de actor se ha ido agigantando el cantor. Diversas radios, los más calificados escenarios porteños y las giras por el interior y América van extendiendo su éxito, su prestigio y su fama dentro y fuera del país, idolatría a la que ha contribuido enormemente el cine, tremenda estructura publicitaria que lo hace conocer en todas partes. El sello Odeón registra en sus placas todo ese bien escogido repertorio que la pantalla y el escenario difunden, y que afirman un estilo muy personal, muy gardeliano, de gran calidad y emotividad. Quedan, de esta manera, en el surco discográfico inmejorables versiones.





De una gruesa lista tomamos algunos títulos como ejemplo: "Nostalgias", "Nada más", "Betinotti", "Como aquella princesa", "Percal", "Sosiego en la noche", "Desaliento", "Igual que ayer", "Pobre mi madre querida", "Al compás del corazón", "Nubes de humo", "Buenos Aires", "Tres esquinas".
Sobre 1950 incursionó en el cine como director, otra de sus pasiones, iniciándose con "Historia del 900"; consiguió más adelante un justificado éxito con lo que sería su mejor trabajo: "Las aguas bajan turbias" (basada en el libro "El río oscuro", de Alfredo Varela). En toda esa década dirigió otros filmes: "La Quintrala", "Mas allá del olvido", "Una cita con la vida", "Las tierras blancas", "Culpable", "Esta tierra es mía", etcétera, que no alcanzaron el nivel y la repercusión de "Las aguas bajan turbias".





Con respecto a esta actividad de Hugo del Carril de director, guionista o realizador, dice José Agustín Mahieu: «Hugo del Carril parece, en general, una víctima del medio que lo ha formado, incapaz de distinguir, por su incompleta formación cultural, los datos reales, no puede tampoco expresar sus intuiciones, insuficientemente claras para si mismo. Por eso su intención realista cae en la deformación melodramática o folletinesca.»("Breve historia del cine argentino", de José Agustín Mahieu, Eudeba, 1966, pág. 44). Claro, Mahieu es un crítico y especialista. Sin embargo debemos aceptar que el gran público captó su intuición, su sensibilidad y su intención, y aplaudió sin retaceos su trabajo, como realizador, como director y como actor. Y este perfil de su multifacética actividad artística deja algo positivo. Al menos los dos trabajos nombrados primeramente.





Sus convicciones políticas, que lo acercaron decididamente al peronismo, le provocaron un enfrentamiento con muchos sectores artísticos adversos a Perón, que por ese motivo le restaron importancia a su obra y lo aislaron en el afecto y en la amistad, máxime cuando grabó la popular marcha "Los muchachos peronistas", registro que con el tiempo quedaría como símbolo de ese movimiento político. Después de 1955 vivió un tiempo en México, prácticamente resistido en su patria y en lo que había sido su mundo del espectáculo.





Siguió cantando y siguió filmando en los años '60, pero los tiempos del esplendor artístico habían pasado. Se presentó, aunque esporádicamente, en algunas temporadas teatrales, en alguna película.

Encaró diversos negocios al margen del espectáculo, en los que le fue mal, resintiéndose su situación económica, al punto de tener que retomar su actividad de cantante; hizo algún trabajo en televisión, grabó discos, pero sin el nivel de lo que había logrado en los años '40 y '50, aunque el público le siguió dispensando su aplauso y su cariño.





Como cuando el jueves 6 de marzo de 1980, al debutar en Caño 14, debió cantar 57 minutos seguidos por imposición de un público enfervorizado.

Y otra inequívoca demostración de esa adhesión y afecto se la reiteró Buenos Aires unos años después, cuando, invitado por la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de la Ciudad, ofreció un ciclo de recitales de canto en el Centro Cultural San Martín.





Hugo del Carril fue además un hombre de una corrección ejemplar. Mientras dispuso de medios acudió en ayuda de cuanto colega lo necesito. Y su palabra, su amistad y su consejo estuvieron siempre al lado de los jóvenes, a quienes asistió con su experiencia y su solidaridad. Siempre puso el gesto amistoso y cordial por sobre las diferencias que en algún momento lo hirieron.

Esa hidalguía, unida a su simpatía y a su apostura (una especial mezcla de porteñidad y criollismo), más sus condiciones artísticas, contribuyeron para ratificar el adjetivo de ídolo popular que hemos elegido para esta nota como un merecido homenaje a su digna trayectoria.

29 de noviembre de 2008

- VOLVER AL PASADO -




Los Kirchner, frente al pasado que vuelve


Tomás Eloy Martínez
Para LA NACION
Opinión


No por la frecuencia con que han sido citadas, las frases que siguen dejan de ser lesivas para la ya castigada calidad de las instituciones argentinas. Son graves, y traen a la memoria ráfagas de un pasado que parecía irrepetible. Por eso mismo, porque invocan un pasado nefasto, no hay que dejarlas agonizar en el olvido.

Hace una semana, el ex presidente Néstor Kirchner admitió que en su vida política había tenido aciertos y errores, sin precisar hacia cuál de los lados se inclinaba la balanza. Lo dijo en su enésima aparición junto al dirigente de la CGT Hugo Moyano, a quien parece apoyar con más énfasis desde que la Corte Suprema falló en favor de la libertad sindical. "Todas las mañanas Cristina me dice: «¡Qué vicepresidente me pusiste, Néstor!»."

Con un solo golpe de jactancia, Kirchner menoscabó la investidura presidencial y el sistema de partidos, algo que en un país marcado por la vulnerabilidad de las instituciones no puede ?no debe? ser tomado a broma por nadie.

Sin embargo, las arrogantes expresiones del jefe justicialista fueron saludadas por un coro de risas y aplausos en la Federación Nacional de Camioneros. Al día siguiente, el jefe de gabinete, Sergio Massa, y el ministro del Interior, Florencio Randazzo, debieron aclarar que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner no consideraba la posibilidad de pedir la renuncia del vicepresidente Julio Cobos.

Los pocos medios extranjeros que se ocupan de la Argentina lo dicen con naturalidad. En España, El País tituló "Los dos presidentes Kirchner". El Mundo de Madrid describió al ex mandatario como "el hombre que desde su oficina en Puerto Madero mueve todos los resortes del poder". The New York Times se sintió, a su vez, en la necesidad de aclarar que el ex presidente Néstor Kirchner no está al frente del gobierno y que su propia esposa, la Presidenta, lo había negado. En Londres, el semanario The Economist se refirió al costo político que pagará CFK "por su fracaso, así como el de su marido y predecesor, en persuadir a los inversores de que la Argentina es un lugar seguro para los negocios".

La Argentina emergió de la catástrofe de 2001 con extremas dificultades y sacrificios que el ex presidente conoce muy bien. Kirchner supo avanzar sin sentirse menoscabado por el magro 22 por ciento de sufragios que recibió en las elecciones de 2003. Llegó al poder como delfín del caudillo bonaerense Eduardo Duhalde, pero esa condición subordinada no lo arredró. Se puso rápidamente a trabajar contra la miseria y conquistó una popularidad que podía haberlo dejado satisfecho y en paz, a pesar de que cuatro años más tarde, cuando le cedió la candidatura a su esposa, los problemas de fondo seguían sin resolverse. Las debilidades argentinas, que ya eran muchas, se acentuaron cuando sobrevino el derrumbe estrepitoso de Wall Street. Las réplicas oficiales a la onda expansiva de la crisis nacida en los países desarrollados parecieron manotazos de ahogado.

Dentro de ese contexto, se vuelve más llamativo el hecho de que en sólo un año el gobierno de CFK haya atravesado momentos difíciles, que habrían podido ser evitados o atemperados si no los hubieran provocado las demasías de su influyente marido. Cito algunos: la incapacidad para dialogar cuando se discutieron las retenciones agropecuarias, el aumento de siete puntos en el índice de pobreza por una inflación que triplica el 9 por ciento establecido por los espejismos del secretario de Comercio, Guillermo Moreno, uno de los hombres de Kirchner.

La sociedad política que forma el matrimonio presidencial no es nueva en el peronismo. Otros ejemplos son los del ex mandatario Eduardo Duhalde y la senadora Hilda González, el anterior gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, y Olga Riutort, de quien se divorció; el flamante disidente del kirchnerismo Felipe Solá y su ex mujer Teresa González Fernández. Sólo Carlos Menem dejó en claro que "la política no es un bien ganancial" cuando expulsó a su ex esposa, Zulema Yoma, de la residencia de Olivos.

Las actividades de la Fundación Eva Perón, financiadas casi por completo con aportes públicos (y con algunas donaciones voluntarias, o no tanto), fueron tan importantes para los millones de argentinos pobres como la política de igualdad social que derivaba de la nueva legislación laboral, los planes de viviendas económicas, los alquileres controlados y las inversiones en salud y educación. Cuando se reformó la Constitución en 1949, un llamado de Eva al convencional Angel Miel Asquía bastó para que se cambiara el artículo 77, que impedía la reelección del presidente. El coronel Domingo Mercante, que había malinterpretado el coqueto rechazo de Perón a un segundo término, perdió por eso el favor matrimonial. El poder de Eva llegó a ser tal que el mismo Perón, temeroso de que siguiera creciendo, no quiso que aceptara la candidatura a la vicepresidencia.

Sin vocación o carisma comparables, la tercera esposa de Perón llegó más lejos. Se llamaba María Estela Martínez Cartas y su nombre artístico era Isabel. Había conocido al presidente depuesto por el golpe militar de 1955 en el cabaret Happy Land, de Panamá, donde era bailarina. Diez años después se convirtió en la delegada que desbarató el peronismo sin Perón del sindicalista metalúrgico Augusto Vandor. Gobernaba el radical Arturo Illia cuando vandoristas y verticalistas se separaron, apenas llegó Isabel. A los seis meses, los vandoristas fueron derrotados en las elecciones provinciales de Mendoza.

Isabel volvió a Madrid, pero no abandonó la escena política argentina. En octubre de 1973, integró la fórmula que ganó las elecciones presidenciales. A la muerte de su marido, en julio de 1974, asumió la jefatura de gobierno bajo la tutela del ministro de Bienestar Social, secretario, maestro en artes esotéricas y creador de los escuadrones de la muerte de la Triple A, José López Rega. Ambos dejaron una infausta memoria.

Platón fue el primero en distinguir el simulacro de su modelo, la esencia de las apariencias. El ex presidente votado por el pueblo en elecciones legítimas no es en modo alguno comparable al esperpéntico asesino López Rega. Tampoco la ambiciosa CFK, que desde su juventud como estudiante de Derecho en La Plata aspiraba al protagonismo político, es equiparable a Isabel, que siempre se dejó llevar por las decisiones de otros. Pero los postulados platónicos permiten pensar que sólo difiere aquello que se parece (la imagen que se parece a otra y no es idéntica) y, por tanto, sólo en sus diferencias los seres humanos se asemejan.

Basta un ejemplo. Para caracterizar el rápido declive de Isabel, que desembocaría en una de las peores catástrofes nacionales, Pablo Kandel y Mario Monteverde escribieron en su libro Entorno y caída , impreso en marzo de 1976: "El deterioro se advertía ya en tres campos: el de la opinión pública, ante los desaciertos del gobierno; el interno del justicialismo, donde las disensiones adquirían cada vez mayor magnitud, y el de la situación económica, que se debilitaba velozmente". La cita se refiere "al binomio Isabel-López Rega", pero también podría aplicarse a la rápida erosión de la imagen de CKF en sólo un año, a la reagrupación del peronismo antikirchnerista alrededor de Duhalde y a la caída del consumo en los últimos meses de 2008.

Desde la reunión de gabinete del 5 de julio de 1974, López Rega estuvo detrás de cada decisión presidencial. El dirigente del radicalismo Ricardo Balbín habló por primera vez del "microclima" en el que se encerraba Isabel, dominada por el Hermano Daniel -como llamaba al secretario, astrólogo y ministro-, quien había logrado una provechosa alianza con las 62 Organizaciones y la CGT. Esa alianza se rompió cuando Celestino Rodrigo, ungido ministro de Economía por su amistad con López Rega, aumentó el dólar en un 100 por ciento, la nafta en un 175 por ciento, la electricidad en un 75 por ciento y marcó un tope del 40 por ciento para los salarios. En la pulseada que siguió al Rodrigazo, los sindicatos pusieron fin a la regencia de López Rega. La Presidenta siguió gritando "¡A mí no me entorna nadie! ¡Ni el propio Perón me pudo entornar en 18 años!", pero su dignidad nunca se repuso de haber tenido un primer ministro en las sombras.

La naturaleza autoritaria del peronismo, como los anillos de Saturno, ya ha sido descubierta. Su origen corporativo se opone al sistema de representación republicano. Lo peor es que también lo debilita: el poder de emisarios, influyentes y familiares confunde la estructura del partido con la del Estado. Dado que el PJ tiene una sede, Kirchner no necesita organizar reuniones políticas en la residencia de Olivos -residencia oficial donde vive la presidenta que eligieron los argentinos para gobernar un país que es de todos los ciudadanos, no sólo de los justicialistas-; mucho menos debería instruir a los ministros como si de él fueran los atributos del mando. Lo hacía López Rega -también desde Olivos- y a la Argentina no le sienta bien ese mal ejemplo. Tampoco ayuda que se muestre con el secretario general de la CGT y que días más tarde el sindicato de Moyano atente contra la libertad de prensa al bloquear las plantas de impresión de Clarín y LA NACION, así como la playa de revistas.

CFK tiene por delante las tres cuartas partes de su mandato. Los años que le quedan no serán fáciles. La nacionalización del sistema privado de pensiones y el regreso del Ministerio de la Producción parecen actos desesperados para salvar al kirchnerismo en vísperas de elecciones peligrosas para su hegemonía. La memoria de los fracasos del pasado jugará sus cartas, y difícilmente lo hará para favorecer una sociedad conyugal. Ninguna voluntad de poder merece respeto si pone en riesgo la democracia, que cumple ya veinticinco años, porque detrás de ella hay cuarenta millones de seres humanos y un electorado que de buena fe eligió a una presidenta, sin añadiduras familiares.

28 de noviembre de 2008

- LÉVI-STRAUSS -




CLAUDE LÉVI STRAUSS


Los 100 años del padre del estructuralismo


UN EJEMPLO DE VIDA




El antropólogo Claude Lévi-Strauss cumple un siglo de vida con plena lucidez
Claude Lévi-Strauss, uno de los intelectuales más relevantes del siglo XX, destacado antropólogo y padre del enfoque estructuralista de las ciencias sociales, que ha influido de manera decisiva en la filosofía, la sociología, la historia y la teoría de la literatura, cumple mañana 100 años de vida.





A pesar de su longevidad e intensa actividad intelectual desde antes de la Segunda Guerra Mundial, Lévi-Strauss, miembro de la Academia de Francia desde 1973, goza de buena salud y se mantiene lúcido, como relató a la prensa el director del museo Quai Branly de París, Stéphane Martin, institución que alberga un teatro con el nombre del célebre antropólogo.





Francés nacido en Bruselas el 28 de noviembre de 1908, este centenario humanista es hijo de un judío agnóstico de origen alsaciano que le educó en un ambiente artístico, aunque terminó cursando estudios de Derecho y Filosofía en la Sorbona de París. El autor de Mythologiques ejerció como profesor de esta última disciplina hasta que recibió una invitación de Marcel Mauss, padre de la etnología francesa, para ingresar en el recién creado departamento de etnografía.





Fue así como despertó en Lévi-Strauss la curiosidad por una materia en la que desarrollaría una brillante carrera y que le ha concedido un "lugar preeminente entre los investigadores del siglo XX", explicó el profesor de Antropología Social de la Universidad Complutense de Madrid Rafael Díaz Maderuelo.





Su nueva vocación le llevó a aceptar un puesto como profesor visitante en la universidad brasileña de Sao Paulo, de 1935 a 1939, estancia que le posibilitó llevar a cabo trabajos de campo en el estado amazónico de Mato Grosso y en la Amazonía. Allí realizó estancias esporádicas entre los bororo, los nambikwara y los tupi-kawahib, experiencias que le orientaron definitivamente como profesional de la antropología, campo en el que su trabajo aún hoy "sigue siendo válido para la mayoría de los antropólogos", señaló Díaz Maderuelo sobre el autor de El pensamiento salvaje.





Tras regresar a Francia, en 1942 se trasladó a Estados Unidos como profesor visitante en la New School for Social Research de Nueva York, antes de un breve paso por la embajada francesa en Washington como agregado cultural. De vuelta a París, fue nombrado director asociado del Museo del Hombre y se convirtió después en director de estudios en la École Pratique des Hautes Études, entre 1950 y 1974, trabajo que combinó con su enseñanza de antropología social en el Collège de France, hasta su jubilación en 1982, al tiempo que dirigía el Laboratorio de Antropología Social.





Hijo intelectual de Émile Durkheim y de Mauss, e interesado por la obra de Karl Marx, por el psicoanálisis de Sigmund Freud, la lingüística de Ferdinand Saussure y Roman Jakobson, el formalismo de Vladimir Propp y un largo etcétera, es además un apasionado de la música, la geología, la botánica y la astronomía. Las aportaciones más decisivas del trabajo de Lévi-Strauss se pueden resumir en tres grandes temas: la teoría de la alianza, los procesos mentales del conocimiento humano y la estructura de los mitos.





La teoría de la alianza defiende que el parentesco tiene más que ver con la alianza entre dos familias por matrimonio respectivo entre sus miembros que, como sostenían algunos antropólogos británicos, con la ascendencia de un antepasado común. Para Lévi-Strauss, no existe una "diferencia significativa entre el pensamiento primitivo y el civilizado", señaló Díaz Maderuelo, pues la mente humana "organiza el conocimiento en parejas binarias y opuestas que se organizan de acuerdo con la lógica" y "tanto el mito como la ciencia están estructurados por pares de opuestos relacionados lógicamente".





Comparten, por tanto, la misma estructura, sólo que aplicada a diferentes cosas. Respecto a los mitos, el intelectual sostiene desde la reflexión sobre el tabú del incesto, que el impulso sexual puede ser regulado gracias a la cultura. "El hombre no mantiene relaciones indiscriminadas, sino que las piensa previamente para distinguirlas. Desde ese momento ha perdido su naturaleza animal y se ha convertido en un ser cultural", comentó Díaz Maderuelo.





Para Lévi-Strauss, las estructuras no son realidades concretas, sino más bien modelos cognitivos de la realidad que sirven al hombre en su vida cotidiana. Las reglas por las que las unidades de la cultura se combinan no son producto de la invención humana y el paso del animal natural al animal cultural -a través de la adquisición del lenguaje, la preparación de los alimentos, la formación de relaciones sociales, etc.- sigue unas leyes ya determinadas por su estructura biológica.

27 de noviembre de 2008

- NACION -




Una nación sin Estado

Qué significa estatizar en la Argentina

Daniel Larriqueta

Para LA NACION - Opinión




En el lapso de pocas semanas, el Congreso ha dado curso a dos iniciativas del Poder Ejecutivo que aumentan generosamente las responsabilidades del Estado nacional: la estatización de Aerolíneas Argentinas y Austral y la estatización de las jubilaciones privadas. Millones de argentinos clientes de los aviones de cabotaje y nueve millones más que estaban inscriptos en las jubilaciones privadas pasan ahora a ser dependientes de las calidades de nuestro Estado como administrador.

Más allá o más acá de las razones de fondo que han originado ambas iniciativas, en los dos casos apareció con fuerza argumental que el Estado está en condiciones de ofrecer a sus nuevos abonados mejor protección o mejor servicio que el que recibían hasta ahora. Cierto es que las AFJP han sido un negocio leonino en contra de sus afiliados generando grandes beneficios para sus gerenciadores. También es verdad que hace ya muchos, muchísimos años -tanto por lo menos como va durando el gobierno bicéfalo de los Kirchner-, viajar en los aviones de la compañía de bandera era una odisea, un suplicio o una minusvalía. Lo que se suele olvidar es que ambos servicios, el de transporte y el de jubilación, estaban sometidos a la supervisión de ese mismo Estado que ahora se pinta como socorrista idóneo.

Nuestras estatizaciones, además, aparecen bendecidas por lo que se supone una corriente de cambio en el paradigma del poder económico en Occidente, pues la crisis financiera mundial está obligando a muchos gobiernos a tomar un control mucho más cercano y hasta una injerencia directa en negocios privados que no les eran propios. El Estado norteamericano, el Estado francés, el Estado inglés y el Estado alemán -y varios otros- están avanzando a cumplir tareas nuevas en el seno de los mercados. ¿Esta aparente analogía es válida? ¿Estamos los argentinos entrando, armoniosamente, en una tendencia mundial?

Todos esos grandes países tienen Estados con problemas que son tema de continuo debate en la sociedad y en la clase política. Pero también son Estados perfeccionados a lo largo del tiempo y que lucen virtudes atractivas. Conozco más el francés y en él se puede disfrutar de beneficios tales como liquidar los impuestos personales sin necesidad de un contador, viajar en trenes de altísima calidad y cuyos pasajes se sacan por Internet con horarios y ubicaciones precisos, usar un servicio de correos que reparte las cartas simples en todo el territorio en un lapso máximo de 48 horas y que, además, da utilidades al gobierno, renovar el pasaporte por correo, utilizar el servicio de salud más eficiente del mundo, educarse en una escuela pública en permanente mejoramiento y de los mayores niveles internacionales. Ese es el Estado que ahora debe movilizar el gobierno para contener en lo posible los daños y las consecuencias de la crisis financiera. Creo que no es necesario adjetivar la comparación de ese Estado con el Estado que tenemos los argentinos.

Hace veinte años, las columnas de cartas de lectores de los diarios estaban siempre habitadas por reclamos desesperados de la gente que no conseguía teléfono o se le interrumpía el servicio estatal inexplicablemente. La privatización -bien o mal hecha- hizo desaparecer esa literatura, con más el formidable desarrollo de la telefonía móvil en lo que la Argentina tiene hoy los mayores niveles relativos de América del Sur. Ahora, las cartas de lectores están frecuentemente ocupadas por los jubilados del sistema de reparto -el del Estado- que le reclaman a la Anses no ya un acto administrativo, sino que cumpla con los fallos judiciales que ordenan ajustes o reconocimientos. Es tan ineficiente la Anses y tan malo el trato que da a los pretendientes que se ha creado en el país una gran industria del juicio previsional, porque no se pueden defender los derechos sin el auxilio de un abogado, que, además, debe especializarse en el tema.

Es esta organización del Estado argentino la que se hace cargo de la estatización de las jubilaciones del sistema privado extinto.

Y es el Estado que no ha sabido mejorar los servicios ferroviarios en ruinas ni organizar un sistema de transporte por ruta con suficientes garantías de seguridad para los usuarios ni obligar a la compañía aérea de propiedad española a respetar sus contratos, sus horarios y sus calidades de servicios el que ahora nos anuncia que será empresario de la mayor red de tránsito aéreo de cabotaje, de la que dependen dramáticamente decenas de ciudades lejanas y aisladas en el territorio grande del país.

¿Qué significa, entonces, "estatizar" en la Argentina? No como puede esperarse en los países con Estados eficientes una mayor seguridad o una mejor protección para los usuarios, sino transferirlos a organizaciones que son parasitadas por el clientelismo, los intereses corporativos, la anomia de los empleados y hasta la acción de mafias que prosperan en el desorden. En la Argentina, estatizar es empeorar. Y ésta es una realidad nuestra, desprovista de sesgos ideológicos, pero que apela a una reflexión más honda.

Nuestro país es hoy una nación sin Estado. Las luchas políticas del pasado, la falta de acuerdo de las fuerzas políticas sobre las cuestiones básicas y el asalto corporativo que han hecho al espacio público las corporaciones militares, empresarias y sindicales nos han dejado sin Estado. Lo saben los viajeros, los jubilados, los que pagamos impuestos, los que hacen cola en los hospitales, los que deben hacer pininos para poder inscribir a sus hijos en una escuela pública de buena calidad, los que viven aterrados por la inseguridad, los que deben sacar el documento nacional de identidad o renovar la cédula o el pasaporte. ¡Y los pequeños y medianos empresarios que quieren crear algo!

Nos está esperando, dramáticamente, una refundación del Estado. Será difícil, pero no imposible, empezando porque en ese mismo Estado hay muchos argentinos capaces y calificados que saben cómo hacer las cosas bien. Y para darnos ánimos, podemos apelar a la propia experiencia del país. Porque tuvimos un Estado bueno y porque aquél fue hecho a partir de reformas también difíciles y tormentosas.

La primera gran reforma del Estado en la Argentina independiente fue realizada durante el gobierno de Martín Rodríguez por su ministro Bernardino Rivadavia. En la década de 1820 aquellos hombres encararon dos grandes reformas, la militar y la religiosa, y una fundación notable, la de la presencia de la mujer en los asuntos públicos. Todas ellas levantaron quejas que aún se pueden escuchar en algunos ámbitos. La reforma militar estaba destinada a quitar del erario el enorme peso de los militares que volvían al país después de las guerras de la Independencia. Eran argentinos honorabilísimos y que habían prestado servicios ejemplares, pero no había presupuesto capaz de aguantar esa carga. La reforma religiosa siguió las líneas de la reforma española de Carlos III, orientada a poner en producción las propiedades religiosas improductivas y reducir el tamaño de la población eclesiástica volcando a la sociedad del trabajo a mucha gente capacitada. La fundación de un servicio femenino fue la creación de la Sociedad de Beneficencia, a cuyas mujeres integrantes transfirió nada menos que la supervisión de escuelas y hospitales, en un paso vanguardista sin parangón en América del Sur.

Rivadavia afrontó las tormentas de sus decisiones, le dio a aquella Buenos Aires lo que los historiadores llaman "la feliz experiencia" y dejó a los gobiernos siguientes -entre ellos a Juan Manuel de Rosas- una situación saneada que duró hasta la siguiente reorganización del Estado, luego de la unificación nacional en 1861. Aquellos padres fundadores tuvieron coraje, voluntad y acompañamiento de la sociedad.

¿Nos animaremos nosotros? ¿O creemos que es posible en el mundo moderno una nación sin Estado?

26 de noviembre de 2008

- PIANA -




26 de noviembre


Nacimiento de


Sebastián Piana



Pianista, director, compositor y docente.

Nació en Buenos Aires el 26 de Noviembre de 1903 en el barrio de Almagro, en el hogar de una familia de inmigrantes italianos.





Su padre era peluquero y músico aficionado, tocaba varios instrumentos como el mandolín, la guitarra y el piano. Fue él quien lo alentó musicalmente desde pequeño, regalándole diversos instrumentos. Ya a los 10 años estudiaba música junto a su padre.





Estudió también en el instituto Musical Odeón, con el maestro D´Agostino. Debutó en un trío infantil cuando solo tenía 12 años. De manera profesional lo hizo cuando tenía 17 años en un cine de barrio tocando valses y fragmentos de óperas, Además era profesor de piano, esto refleja su precocidad en cuanto a la música.





En 1922 se presentó por primera vez en radio. Cuatro años más tarde, en 1926, conoce a Homero Manzi con quién formara un equipo famoso por escribir numerosos temas en los años siguientes. Hacia 1930 Rosita Quiroga le encargó a Homero Manzi que escribiera una milonga y éste le pidió a Piana que compusiera la música, para así poder escribir los versos. Fue ahí que compuso "Milonga del 900", pero a su gusto estaba muy bien, y en lugar dedarle la música a Manzi, se la dio a Gonzalez Castillo, quien era el que le había puesto letra a su primer tango "Sobre el Pucho".





Manzi insistía en la música para su milonga y así, en tan solo una hora, Piana compuso "Milonga sentimental" que sería un gran éxito para la época y que ha sido interpretada por diversos cantantes aún en la actualidad. El final de la historia es más que irónico ya que "Milonga del 900" recién tuvo versos tres años después de haber sido compuesta por Piana, y fue Manzi quien se los escribió.





Siguió componiendo milongas acompañadas por los versos de Manzi, como: "Pena Mulata", "Ropa Blanca" o la muy famosa "Negra María". Piana es, además, autor de "Milonga triste" (Letra: Homero Manzi.1937), "Milonga de los fortines", "Milonga de Juan Manuel", "Milonga de Puente Alsina" y también de un conjunto de temas en colaboración con el poeta León Benarós, como "La Milonga de Arolas".





La milonga por aquellos tiempos estaba relegada a tan sólo letra, fue Piana quien la renovó porque la música, según él, era lo fundamental. Piana fue también autor de temas que figuran entre los mejores tangos como "Silbando" (Letra: José González Castillo.





1923), "Tinta Roja" (Letra: Cátulo Castillo.1941), "De barro", "El pescante" (Letra: Homero Manzi. 1934), "No aflojes" (Letra: Mario Battistella. Música en conjunto con Pedro Maffia. 1934), "El parque de artillería", "Son cosas del ayer", entre otros. Aún a los 90 años seguía componiendo y dando clases. Escribió alrededor de quinientos temas y fue pesidente de la Academia Porteña del Lunfardo.





Murió el 17 de Julio de 1994.

25 de noviembre de 2008

- NOCHE DE LOS MUSEOS -





La cultura también vive de noche




El éxito de la propuesta de recorrer los museos por la noche ratificó el apego que por la cultura tiene nuestra ciudad


Casi medio millón de personas circulando por nuestra ciudad, desde el anochecer hasta las 2 de la madrugada, con el exclusivo objeto de visitar museos y presenciar espectáculos culturales, denota un interés nada frecuente, aquí o en cualquier otra parte. Aquella respetable cantidad subraya el éxito de la iniciativa auspiciada por el Ministerio de Cultura del gobierno local, demuestra, una vez más, que Buenos Aires es una plaza cultural de gran importancia y reclama que los acontecimientos de esta índole sean reiterados con periodicidad mayor que la anual.

La denominada Noche de los Museos -bautismo que, de por sí, azuzó el nunca desmentido espíritu noctámbulo de los porteños- se desarrolló en 120 sedes, repartidas en once circuitos entrelazados mediante colectivos y minibuses gratuitos. Hubo, pues, una diversidad de lugares para visitar, desde la formalidad, por ejemplo, del Museo Nacional de Arte Decorativo, la Manzana de las Luces, la Legislatura de la ciudad o el Centro Cultural Recoleta, hasta los más descontracturados del Museo de la Pasión Boquense (Club Boca Juniors) o el aspecto pretérito de la estación Polvorín, donde guarda sus reciclados vehículos la Asociación de Amigos del Tranvía. Como se puede apreciar, para todos los gustos.

La ciudad se abrió con creces a la seductora invitación: concurrieron 40.000 personas más que el año último. Una concurrencia que no sólo llamó la atención de muchos turistas que también aceptaron de bueno grado aquella oferta, sino que asombró, asimismo, a las propias autoridades organizadoras.

Esa masiva demanda, integrada por mujeres y hombres de todas las edades y los más diversos niveles sociales, está desmintiendo cierto concepto tozudamente arraigado: lo popular no rima con lo culto. Suposición que alienta, muchísimas veces, producciones de tono menor limítrofes con lo chabacano.

Cuando la propuesta es prometedora, siempre tiene eco multitudinario. Sin ir más lejos, una semana más tarde, alrededor de 30.000 personas se congregaron en la avenida 9 de Julio para escuchar las dos horas de concierto ofrecidas por la Orquesta Sinfónica de Berlín.

Asimismo, quedó en claro que los museos no tienen por qué ser entes estáticos que yacen adormilados a la espera de visitantes. Las propuestas de esta clase les inyectan vitalidad y los convierten en focos de atracción que captan concurrentes incluso en horarios poco habituales para estos tiempos de inseguridad manifiesta.

Bienvenida, entonces, esta iniciativa de nuestras autoridades locales. Facilitar el acceso a las manifestaciones de la cultura es una tarea que enaltece a quienes las inspiran y las ponen en práctica. En este caso en particular, la respuesta positiva de una asistencia equivalente a alrededor de una sexta parte de la población estable de la ciudad de Buenos Aires debe servir de estímulo y aliento para insistir en iniciativas de parecida índole. Invertir para llevarlas a la práctica será uno de los mejores usos posibles que pueda darse a los recursos aportados por los contribuyentes, tantas otras veces malgastados en finalidades pasatistas o meramente subalternas.

24 de noviembre de 2008

- COPPOLA -



Francis Ford Coppola

Sinónimo de director cinematográfico

Un grande de la pantalla homónima



Guionista, productor y director estadounidense. Comenzó a ser conocido con los filmes "Ya eres un gran chico" (1966) y "Llueve sobre mi corazón" (1969), pero en 1972 se consagró con "El Padrino", hoy un clásico.

Tuvo éxitos y fracasos, y de cualquiera de ellos supo salir adelante con nuevas y buenas producciones. Además de su labor en el mundo del cine se ha dedicado a la elaboración de vinos y a la edición de una revista literaria.
Uno de los directores de cine más populares sin duda y su film “EL Padrino”, lejos el más votado.





Nació en Detroit, Michigan, el 7 de abril de 1939. Se crió en una familia italo-americana, en Nueva York.

Su padre, Carmine, era compositor y músico, y escribió las melodías de muchos filmes de Francis; y su madre, Italia Pennino, era actriz. Coppola tiene dos hijos, Sofía -directora y guionista- y Román -también realizador. Además, tiene en el mundo del espectáculo a su sobrino, el famoso actor Nicolas Cage.





En 1960, Francis se licenció en Drama en la Universidad de Hofstra, y luego comenzó a estudiar en la escuela de cine de la Universidad de California de Los Ángeles (UCLA), donde se graduó. Mientras estudiaba se inició en el trabajo cinematográfico con Roger Corman -director y productor de películas de serie B-.





Su primer filme, el cual era de bajo presupuesto y realizado para Corman, se llamó "Demencia 13" (1963). Luego escribió diversos guiones para la Seven Artists Productions. Empezó a ser conocido en el mundo por sus películas "Ya eres un gran chico" (1966) y "Llueve sobre mi corazón" (1969), que produjo con su recién fundada productora Zoetrope Studios.





Desde entonces trabajó mucho, no sólo para su propia productora sino también para los grandes estudios Paramount y la Universal. Su mayor éxito, hoy ya todo un clásico, fue "El Padrino" (1972). Le siguieron otros dos: "La conversación" (1973) y "El padrino II" (1974).





A fines de la década del setenta, después de unos años de descanso, apareció la gran película "Apocalypse Now" (1979), con la cual triunfó tanto en Hollywood como en Cannes. Sin embargo, luego vinieron trabajos de poco éxito, como "Corazonada" (1982), tras la cual tuvo que vender su productora.





Así todo, a pesar de haber pasado por momentos difíciles siempre logró salir adelante con buenas producciones que tanto la crítica como el gran público saben recordar. Entre ellas cabe destacar: "Rebeldes" (1983), "La ley de la calle" (1983), "Cotton club" (1984), "Peggy Sue se casó" (1988), "Tucker: un hombre y su sueño" (1988), "El Padrino III" (1990) y "Drácula" (1992).





Otras de sus películas son: "Finian's Rainbow" (1968), "One from the Heart" (1982), "Rumble Fish" (1983), "The Outsiders" (1983), "Jack" (1996), "The Rainmaker" (1997) y "Kinsey" (2005), en la que trabaja como co-productor.

Además de su labor como director y guionista se destacó como productor de obras tan importantes como "American Graffiti" (1973) -de George Lucas-, "El corcel negro" (1979), la reconstrucción del film de Abel Gance "Napoleón" y "El hombre de Chinatown" (1982).





Obtuvo distinciones en San Sebastián por "Llueve sobre mi corazón" (1969) y "La ley de la calle" (1984). En 1972 logró el Globo de Oro como mejor director por "El padrino". En 1974 por "El padrino II", ganó la Palma de Oro en Cannes y tres Oscar (mejor director, mejor película y mejor guión). En 1979 ganó el Globo de Oro como mejor director por el film "Apocalypse Now". Y en Cannes fue distinguido, además de por esta misma película, por "La conversación".





Aparte de su trabajo en la industria cinematográfica, Coppola, junto a su familia, se ha dedicado a la elaboración de vinos en el Valle Napa de California. En 1997 fundó Zoetrope All-Story, una revista literaria que publica historias breves. Esta publicación es una de las más importantes especializadas en ficción literaria.

23 de noviembre de 2008

- COMPOSICIONES -




Las dos subculturas


Algunos hechos recientes de la política local (el posicionamiento opositor del Vicepresidente Cobos, la alianza CC-UCR, la formación de un bloque peronista disidente encabezado por Felipe Solá) nos debe hacer reflexionar sobre algunos lineamientos permanentes de la política y el pensamiento ideológico argentino.

Con sus cruces y mezclas, hay una línea de continuidad entre Federales – Unitarios, Conservadores – Radicales y Radicales – Peronistas que atraviesa toda la historia argentina.

Pese a que en el año 2001 se desmorona el Partido Radical (después de su creciente debacle desde 1987) y el Partido Justicialista se autodisuelve y deja de participar electoralmente en el marco nacional desde el 2003, subsisten dos subculturas: la Peronista y la Radical.

Una abarca a la pequeña burguesía urbana, maestros y empleados públicos, comerciantes y profesionales liberales; es centralmente laica y tiende a identificarse con el pensamiento social – demócrata europeo.

La otra es obrerista pero incluye a sectores conservadores de las élites urbanas y rurales identificadas con el pensamiento social de la Iglesia y los partidos de centro-derecha.

La primera adscribe a los principios republicanos e incorpora a los derechos humanos y la protección medioambiental como parte de su concepción filosófica (aunque lo hace en forma abstracta con una visión que autotitula “progresista”).
La segunda es más autoritaria y proclive a respaldarse en los poderes fácticos, es productivista – o desarrollista – y pragmática, desconfía de lo “extranjero” – es nacionalista – y percibe la “alianza de clases” como forma de evitar el “desorden revolucionario o anárquico”. Cree en las organizaciones sindicales – patronales y obreras – únicas y centralizadas.

No es necesario que identifique por su nombre cual es una y cual la otra.
En la Argentina de los 50’s hasta fin de los 90’s la subcultura peronista disponía de un “riñón duro” de aproximadamente el 40% del electorado y la “radical” de un 25%, un 15% se mantenía independiente y otro 20% se distribuía por mitades entre las extremas izquierda y derecha del espectro político.

Por eso, tanto el peronismo como el radicalismo debían concretar alianzas para llegar al poder, siendo este proceso más fácil para el peronismo (por su número) que para el radicalismo. En el período que va desde 1983 al 2001, el radicalismo ganó en dos oportunidades – 1983 y 1999 – y el peronismo en otras dos – 1989 y 1995.

Una de las causas para explicar el fracaso gubernamental del radicalismo es la dispersión ideológica de su base social (recordemos que la Alianza del 99 incluía al alfonsinismo, la vieja línea Nacional Balbinista, independientes como Terragno, el Frepaso de Chacho Álvarez, los socialistas de Estévez Boero – padre intelectual y político de Hermes Binner-, y los todavía radicales Lilita Carrió y Ricardo López Murphy). Sólo así llegaron a la mayoría electoral pero también así les fue imposible gobernar.

El peronismo la tenía más fácil. Le alcanzaba -conforme soplaran los vientos – aliarse con la izquierda – en 1973 – o con la derecha liberal – en 1989 – recurriendo al famoso y devastador péndulo que tanto daño nos ha producido.
Rota esta ecuación entre el 2001 y el 2003, Néstor Kirchner logra un “cruzamiento ideológico” que le permite contar en sus filas con Moyano y con las madres y abuelas de plaza de mayo, con Verbitsky y con Hadad, con Redrado en el Central y Chávez como financista de última instancia, con Cristóbal López y la Unión Industrial, siendo esta melange (y el fuerte ejercicio del poder) lo que explica su anecdótica (y compartible matrimonialmente) perdurabilidad.

La superación de la crisis anterior y la víspera de la próxima nos exige volver a ordenar la tropa y buscar un esquema más viable, confiable y explicable a un mundo que, además de estar confundido respecto de sí mismo, nos mira atónitos.
¿Es esto posible? Contundentemente sí. El Vicepresidente Cobos, la UCR, el Socialismo y la Coalición Cívica son fuerzas afines y agrupables más allá de los personalismos existentes. No repetir La Alianza es evitar dispersarse pero alcanzar un nivel de coherencia ideológica que la haga operativa.

Por el otro lado, se agrupa el peronismo post-kirchnerista que incluye a buena parte de los gobernadores, a Duhalde, a Puerta, a Solá, a De Narváez, al Mov. Popular Neuquino, al peronismo puntano y, finalmente, al PRO de Mauricio Macri que hoy detenta la representación efectiva de la Internacional de Centro y se identifica fuertemente con el PP español, el PAN mejicano, la CDU alemana, los “nuevos conservadores” de David Cameron en Inglaterra, el PSDB y los Democratas brasileros, Sebastián Piñera y su partido Renovación Nacional en Chile o Álvaro Uribe en Colombia. No insistir con el obsoleto “Movimiento” es construir un sólido espacio de Humanismo Centrista con fuertes valores republicanos.

Las dos subculturas históricas tienen que autocriticarse, renovarse, producir nuevas identidades ideológicas aggiornadas y organizarse como fuerzas viables capaces de alternarse en el poder y garantizar la reinserción de Argentina en el mundo. Este mundo en crisis que se superará y se reinventará a si mismo. Igual debemos hacer nosotros.

Diego R. Guelar
Secretario de Relaciones Internacionales de PRO

21 de noviembre de 2008

- MUSICA -




22 de NOVIEMBRE


SANTA CECILIA



DIA DE LA MUSICA


La Iglesia celebra de antiguo a Santa Cecilia el 22 de noviembre –supuesta fecha de su nacimiento– y desde el Medioevo se le ha conferido el carácter de "Patrona de los músicos", lo que llevó a creer equivocadamente que el Día de la Música se festeja en esa fecha en virtud de su cumpleaños. La primera verdad es que existen varios días dedicados a la música y ninguno de ellos es el 22 de noviembre.





La segunda, es que no hay testimonios históricos que relacionen a Santa Cecilia con algún instrumento musical: nadie pudo haberla visto tocar el piano, ni el órgano –como la muestran ciertos grabados y pinturas modernas– sencillamente porque no existían en su tiempo: el órgano recién llegó a Roma en el siglo VII y el piano se inventó en el 1700.

El Día Internacional de la Música es una creación francesa muy reciente y se celebra el 21 de junio; el Día de la Música Criolla es el 31 de octubre; y el más nuevo de todos, bautizado como Día Europeo de Descarga de Música por Internet, es el 21 de marzo y comenzó en 2004.





Nadie puede precisar, ya no el día, sino tampoco el año en que nació o murió Santa Cecilia: algunos especialistas datan su martirio en el año 177 y otros en la mitad del siglo IV.

La tradición señala que pertenecía a una familia romana de alta estirpe, que abrazó de muy joven el cristianismo y que consagró a Dios su virginidad, a pesar de lo cual su padre la casó con Valeriano, un patricio.





Así las cosas, en su noche de bodas ella le pidió a su marido que no la tocara y lo convenció de bautizarse, a lo que él accedió a condición de poder ver al ángel con el que ella decía conversar. Valeriano y luego Tiburcio, hermano de Cecilia, lo vieron y se convirtieron en cristianos.

Luego, Almaquio, alcalde de Roma, mandó a arrestar a Valeriano y Tiburcio, que fueron azotados y muertos por negar a Júpiter y venerar a Jesucristo.





Por lo mismo, Cecilia fue arrestada y puesta junto a un horno para que se asfixiara con los gases, pero se cuenta que lejos de morir, se puso a cantar –única referencia musical que existe para abonar su patronazgo– lo que indignó tanto al alcalde que ordenó que le cortaran la cabeza. Antes de morir, Cecilia repartió sus bienes a los pobres y le pidió al papa Urbano que convirtiera su casa en un templo.

Precisamente, la razón original del culto a Santa Cecilia no fue la música, sino el hecho de haber sido sepultada en un sitio de honor por haber fundado una iglesia, el titulus Caeciliae, que significa "fundado por Cecilia".
En 545 ya había en Roma un templo dedicado a esta santa, lo que prueba que era venerada por la iglesia primitiva; hoy, sus reliquias están en la iglesia Santa Cecilia en Trastévere.





En 1599 le permitieron al escultor Maderna ver su cuerpo, que había sido enterrado de costado, apoyado sobre el lado derecho, y él fabricó una estatua en mármol que se conserva en esa iglesia.

Sobre el pedestal, hay una inscripción del escultor: "He aquí a Cecilia, virgen, a quien yo vi incorrupta en el sepulcro. Esculpí para vosotros, en mármol, esta imagen de la santa en la postura en que la vi".

Poco después, comenzó la costumbre de adosarle a Cecilia algún instrumento musical que nunca tocó.





Festejemos el DIA DE LA MUSICA, que es algo que nos hace bien al espíritu y por consiguiente enriquecedor de almas.