17 de enero de 2008
- LA TECNO -
Las nuevas tecnologías fuerzan cambios en el lenguaje
El avance del mundo digital y el lenguaje mantienen una relación dialéctica: la Real Academia sumó voces provenientes de mundo informático y en los dominios españoles de internet ya se sumó la emblemática letra ñ.
Por Mariela Blanco
Históricamente, las revoluciones tecnológicas han operado cambios culturales sustantivos y han implantado formas de comunicación precisas. Pero la particularidad de la revolución tecnológica de las últimas dos décadas es que no sólo ha modificado las formas de comercio, transporte, arte y sociabilización sino que ha reglado de modo tácito o formal un glosario de términos específicos y consensuado nuevos códigos y signos. En este contexto, la educación del siglo XXI requiere de la adquisición de otras bases y torna indispensable la adaptabilidad del docente a las particularidades de los procesos cognitivos, técnicas de aprendizaje y prácticas discursivas/narrativas.
Las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) exigen la incorporación de nuevos términos para poder nombrar sus posibilidades de uso. A tal efecto, la Real Academia Española presentó recientemente una selección de voces provenientes del terreno de la informática.
Palabras como ‘colgar, ‘maximizar’, ‘minimizar’, ‘descargar’ acaban de ser aprobadas por la RAE para formar parte de la vigésima tercera edición del diccionario académico junto a otras 4600 modificaciones pertenecientes a distintas categorías. Por otra parte, el universo cibernético que siempre estuvo sometido al imperio del idioma inglés, acaba de ampliar su horizonte cultural incorporando la letra Ñ en los dominios de internet ‘.es’, los acentos graves y agudos y otras grafías propias del castellano. Sin embargo, no todo son rosas en Sociedad de la Información.
Mas allá de la beneplácito del gobierno español que avizora un avance importante para la difusión del español en la red por la incorporación de las grafías propias de los hispanohablantes y del pretendido enriquecimiento del lenguaje propuesto por la RAE con los nuevos términos presentados, el nuevo paradigma cultural tiene necesariamente una contracara menos auspiciosa para el intercambio discursivo de los jóvenes contemporáneos.
Muchos docentes visualizan una vasta reducción del caudal léxico de los alumnos, a tono con la particular modalidad de redacción de los mensajes de texto vías telefonía móvil, que obliga a contraer palabras y suprimir letras, conectores y signos de puntuación. Los formalismos se canjean por premura. La sintaxis se cambia por velocidad. Todo vale a la hora de ahorrar espacios y tiempo. Esta forma despojada de escritura propia de los ‘nativos digitales’ deja al margen a otras tribus que vanamente se esfuerzan todavía por entender el significado de términos técnicos como ‘servidor’ e ‘hipertexto’. Grupos que tampoco comprenden toda la compleja gama de voces inglesas que van desde ‘online’ hasta ‘link’. Incluso, los internautas mas novatos se quedan atónitos cuando algún ducho cofrade les zampa en la cara un repertorio de acrónicos del estilo ‘JPGE’, ‘URL’, ‘HTTP’. Estos términos se asemejan a chapas patente de automóviles, vacunas, virus y entidades bancarias por su parecido físico (BCG, HSBC). En tanto, los educadores -mas ligados a la generación de la imprenta- quedan rezagados cuando los adolescentes les hablan de ‘Nickmane’ y ‘Password’ y llegan a pensar que ‘bsos bb tkm’ no es una declaración de amor virtual entre dos alumnos sino un machete sofisticado. Todas estas son nuevas formas de expresión que se acordaron tácitamente entre las
comuidades ‘ciberparlantes’.
Por su parte, el grupo mas temido dentro de los internautas, el de los hackers, ha sabido intercalar el sistema decimal con el alfabeto para crear un código oculto difícil de descifrar: S3 3NT13ND3?. Esta jerga fue reproducida en forma casi lúdica por otros grupos por su excentricidad, así como en otra época ocurrió con el jeringoso (jeperipingoposopo) o el lunfardo propio del tango (gotan). Las charlas electrónicas (chat) también tienen un código con leyes propias: escribir en MAYÚSCULA equivale a un grito dentro del lenguaje hablado y el envío de íconos gestuales reemplaza el sentido, el humor y el tono que se lequiere dar al mensaje. Los usuarios pueden reforzar sentidos y despertar empatía pero también han aprendido a tipificar humores y sonidos onomatopéyicos para no ser malinterpretados (uf, jaja, wow).
Nuevos hábitos de lectura e infoxicación
La forma singular de producción, circulación y consumo de mensajes se ha trasladado a la redacción de escritos por parte de los estudiantes, según alertan los educadores. En los colegios y universidades los alumnos tienden a romper con los modelos clásicos de redacción. No respetan las divisiones tradicionales de las narraciones (introducción, nudo y desenlace); no desarrollan historias en orden lógico: usan modos propios de narrar porque son nativos de una forma de lectura distinta.
El diario online modificó la forma de lectura lineal y ordenada, atenta y reflexiva; a la vez que impuso otros ritmos, otras extensiones, distracciones, hipertextualidad, interactividad, simultaneidad con otras prácticas de entretenimiento e información disponibles dentro de la misma pantalla. La recreación y los datos útiles van de la mano y a veces se yuxtaponen tanto como el texto a la imagen y el sonido. Hay mucha mas información para ser consumida en mucho menos tiempo.
Es por eso que el rediseño del rol del educador es la gran materia pendiente para lograr sincronía con la velocidad que los jóvenes han tomado prestada del universo tecnológico. Frente a este paradigma, se ha vuelto imperiosa la necesidad de crear habilidades colaborativas dentro de las aulas que permitan el intercambio de conocimiento entre docentes y alumnos. Los maestros deben incentivar la reflexión y el análisis crítico de los contenidos de los medios de comunicación y, a la vez, incorporar los rasgos ágiles, frescos y amigables característicos de las TIC’s.
El ‘neoeducador’ debe aprehender el código de la red para poder captar la debida atención de sus educandos y, en forma paralela, debe ser provisor de herramientas que estimulen en el alumno el pensamiento crítico. En tiempos de ‘infoxicación’, el desafío de la educación moderna debe apuntar a la organización y jerarquización del flujo incesante y perpetuo de mensajes audiovisuales. De la correcta dosificación y análisis del caudal informativo dependerá el éxito de las TIC a la hora de brindar más conocimiento, o su rotundo fracaso a los fines de colaborar en el proceso de aprendizaje.
Mariela Blanco es licenciada en Periodismo, especialista en comunicación estratégica. Acaba de publicar el libro “La Conexión Aparente” en el que analiza el impacto de las nuevas tecnologías de la información en la sociedad.
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