9 de marzo de 2008

- CHABUCA GRANDA -
















LA GRAN CANTANTE Y COMPOSITORA PERUANA DEJÓ UNA FUERTE MARCA EN LA MÚSICA LATINOAMERICANA QUE AUN HOY SOBREVIVE

Chabuca Granda, a 25 años de su desaparición, sigue vigente en el canto de la gente.
Más que sus canciones, más que su música, más que sus estilos, cambiantes con el tiempo, Chabuca simboliza la integración del arte latinoamericano en la fusión de ritmos.



Ayer se cumplieron 25 años de la muerte de la gran compositora peruana Chabuca Granda, cuyas obras daban cuenta de la Lima antigua y señorial del 1900 en su primera etapa para, luego, reinvindicar la música afroperuana.

El nombre completo de Chabuca era Isabel Granda Larco. Nació el 3 de septiembre de 1920 en Cotabambas, Apurímac (Perú), y falleció el 8 de marzo de 1983 en Miami.
Su nacimiento se produjo en una zona de minas de cobre ubicada en el departamento peruano de Apurímac. Comienza a cantar a los 12 años, pero su despliegue personal como cantautora se inicia luego de su divorcio, que fue visto como un escándalo para la sociedad limeña de aquella época.

El primer período de su producción creativa es netamente evocativo y pintoresco. "Chabuca" –éste es el nombre con el que se hizo llamar– le canta a la Lima antigua señorial de comienzos del 1900, la ciudad que ella conoció a través de su padre, la del barrio del Barranco, de grandes casonas francesas con inmensos portales y jardines de invierno.





A esta etapa pertenecen "Lima de Veras", "La flor de la Canela", "Fina Estampa", "Gracia", "José Antonio", "Zeñó Manué" y muchas otras.
En aquel momento rompe con la estructura rítmica convencional del vals y sus melodías, de tesitura muy amplia, alternan el nuevo lenguaje que propone con el de los antiguos valses de salón.

Su producción también revela una estrecha relación entre letra y melodía, que irá variando con el tiempo hacia una tendencia poética cada vez más sintética.
Luego, en una segunda parte de su carrera, quebrantará incluso las estructuras de la poesía convencional y el ritmo de las canciones seguirá los pasos de esa evasión de las rimas, consonancias y métricas dadas.
A este última etapa pertenece un ciclo de canciones dedicadas a la chilena Violeta Parra y a Javier Heraud, poeta peruano asesinado por la policía de la dictadura de Francisco Velasco Alvarado.

En sus últimos años armó un repertorio ligado al renacimiento de la música negra afroperuana que, a pesar de haber estado presente a nivel popular, había sido denostado por razones sociales y raciales.

Manejó con maestría "negra" el abanico de ritmos que enriquecieron la música popular peruana y su poesía tomó el sesgo de la acuarela, el trazo sintético y sugerente de colores y sensaciones.





Murió por una disfunción cardíaca en una clínica de Miami, en marzo del '83. Su voz y su vasta creación se extendieron más allá de las fronteras de su país, recreadas también por intérpretes de todo el mundo que han visto en sus obras una fina y sensible expresión de la música del Perú.

Fue muy amiga de pintores, poetas, periodistas, historiadores, artistas y se dice que organizaba en su casa reuniones muy simpáticas, haciendo siempre de buena anfitriona. Era admiradora del cantautor cubano Pablo Milanés.

"Su música fue un legado para Latinoamérica, las letras nos pintaban el paisaje y, además, la magia de sus letras evadía todas las rimas posibles. Una mujer increíble, referente de la cultura de América", señaló Víctor Heredia en su recuerdo.

"Fue un motor inspirador en muchos creadores que siguieron sus pasos; junto a Violeta (Parra) y Víctor (Jara), lamentablemente todos fallecidos, fueron nuestros verdaderos maestros. Muchos de los que hoy componemos hemos aprehendido (con h) de su sabiduría y de sus vivencias", manifestó.





Ella fue la principal impulsora del afroperuanismo en la música que, aunque estuvo presente en el sentir popular, no había llegado a los grandes escenarios.

GRANDE CHABUCA…!

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