14 de abril de 2008

- EL TIEMPO PASA -




Erase una vez, hace 40 años...


Por Diego R. Guelar
Para LA NACION



Entre enero y junio de 1968 se produjeron en el mundo acontecimientos que marcarían profundamente el devenir de la historia hasta nuestros días.

El mayo francés y la irrupción de una alianza estudiantil-obrera contestataria, que enarboló banderas con la imagen del "Che" Guevara, muerto en Bolivia, en octubre de 1967.

Los asesinatos de Martin Luther King (abril) y Robert Kennedy (junio) en medio de las pasiones producidas por las luchas en defensa de los derechos civiles en los Estados Unidos.

La matanza de 500 civiles en May Lai, Vietnam, por parte de marines norteamericanos y la "ofensiva del Tet" del vietcong, que llevaría al presidente Johnson a iniciar tratativas de paz con Vietnam del Norte y a renunciar a la reelección.

Las más graves atrocidades de los guardias rojos en plena "revolución cultural" china y una reasunción plena del poder por parte de Mao, después de su aparente retiro.

El partido socialista y laico Baas toma el poder con un golpe de Estado en Irak, y Saddam Hussein es elegido secretario general del partido.

Se produce el primer asesinato de la ETA en España (murió el guardia civil José Pardines Arcay. Hasta hoy, hubo más de 800 crímenes).

Florece la Primavera de Praga, con la elección de un gobierno reformista, encabezado por Alexander Dubcek, que terminará con la invasión de tanques soviéticos y una cruenta represión, en agosto.

En Africa, duras batallas independentistas en Argelia, Angola, Congo, Rhodesia, etcétera.

América latina no es indiferente a las conmociones que sacuden al mundo:

Golpes de estado nacionalistas de izquierda en Perú (general Velasco Alvarado) y en Panamá (Omar Torrijos).

Lanzamiento de la Teología de la Liberación y del Movimiento de Curas del Tercer Mundo, en la primera Conferencia del Episcopado Latinoamericano, realizada en Medellín, Colombia.

Violentas manifestaciones de obreros y estudiantes en México, que conducirían a la Matanza de Tlatelolco (más de 300 muertos), el 2 de octubre de 1968.

Se endurece la dictadura brasileña, con el general Costa e Silva, y se inaugura la metodología de los desaparecidos. Un humilde tornero metalúrgico, Luiz Inacio Lula da Silva, funda el PT y el Nuevo Sindicalismo brasileño.

La Argentina está gobernada por Juan Carlos Onganía, quien pretende fundar un régimen corporativo "por los próximos 100 años" (sería derrocado en 1970).

Se aprueba el Programa del 1º de Mayo, redactado por el escritor Rodolfo Walsh, que daría origen a la CGT de los Argentinos. Estaba encabezada por Raimundo Ongaro y enfrentada con la CGT liderada por Augusto Timoteo Vandor, aliado de Onganía. La CGT de los Argentinos impulsó los paros obreros y las manifestaciones estudiantiles, que llevarían al Cordobazo, en mayo de 1969, y a la creación de las organizaciones guerrilleras marxistas y peronistas.

El ministro de Economía Adalbert Krieger Vasena aplica por primera vez retenciones del 20% a las exportaciones de granos.

En el mundo, América latina y la Argentina se extendería una corriente de pensamiento tercerista, setentista, verde, pacifista o revolucionario, según la terminología empleada en Berkeley, en Buenos Aires, en Munich, en Pekín, en París o en Kinshasa.

Cristianos, musulmanes, marxistas, nacionalistas, libertarios utópicos y partidarios del flower power o del black power creían en un "hombre nuevo", que emergería de las barricadas, las fábricas y universidades tomadas y las selvas o las ciudades donde pequeños grupos foquistas armados encenderían la llama de la revolución.

La gran mayoría de los protagonistas de estos "sueños" no éramos conscientes de ser títeres manipulados por las potencias que jugaban al ajedrez nuclear en la llamada Guerra Fría.

Pero igual aprendimos, con dolor, en los 80 y en los 90, que el camino no era eliminarnos entre nosotros, sino vivir bajo una Constitución, que nos garantizara nuestros derechos individuales y colectivos con libertad para expresarlos y defenderlos y con estados eficientes y honestos que arbitraran los conflictos y redistribuyeran los ingresos. Tan simple como eso.

Así, los ayer "jóvenes imberbes", Fernando Henrique Cardoso, Lula, Tabaré Vázquez, Michelle Bachelet, Alan García, Alvaro Uribe y muchos otros se autocriticaron y se transformaron, desde la supervivencia y en la madurez, en soldados del sentido común, la negociación y la convivencia.

En la Argentina, donde vivimos con la mayor intensidad el setentismo rebelde, el ochentismo democrático fundacional y el noventismo libremercadista, por algún fenómeno virósico inexplicable seguimos perdidos como barrilete sin cola. Todavía estamos a tiempo de bajarnos del atril (los unos) y de subirnos al ring (los otros), para hacer con coraje y convicción la Argentina plural y exitosa con la que soñamos todos.

El autor es secretario de Relaciones Internacionales del Pro.

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