31 de diciembre de 2007

30 de diciembre de 2007

- ARTE -




Frases y citas


célebres


sobre el Arte




Un pintor es un hombre
que pinta lo que vende.
Un artista, en cambio,
es un hombre que vende
lo que pinta.
Picasso

Lo ideal, sentido con
profundidad y expresado
con belleza:
he ahí el arte.
Emilio Castelar

El que en un arte ha
llegado a maestro
puede prescindir
de las reglas.
Arturo Graf

El arte es sobre todo
un estado del alma.
Marc Chagall

El arte necesita o soledad,
o miseria, o pasión.
Es una flor de roca,
que requiere
el viento áspero
y el terreno duro.
Alejandro Dumas, hijo

La belleza artística
no consiste en representar
una cosa bella, sino en
la bella representación
de una cosa.
Kant

El arte es plagiador
o revolucionario.
Paul Gauguin

El arte no es una cosa
sino un camino.
Elbert Hubbard

La observación de la
naturaleza y la meditación
han generado el arte.
Cicerón

Si yo pinto mi perro
exactamente como es,
naturalmente tendré
dos perros, pero
no una obra de arte.
Goethe

El arte es la expresión
de los más profundos
pensamientos por el
camino más sencillo.
Albert Einstein

El pensamiento es la
principal facultad
del hombre, y el arte
de expresar los
pensamientos es la
primera de las artes.
Condillac

Ama el arte.
De todas las mentiras es,
cuando menos, la menos falaz.
Gustave Flaubert

El arte es la mentira
que nos permite comprender
la verdad.
Picasso

El que sabe leer sabe ya
la más difícil de las artes.
Duclós

El arte es la filosofía
que refleja un pensamiento.
Antoni Tapies

La vida es breve,
el arte largo,
la ocasión fugaz,
el experimento peligroso;
el juicio difícil.
Hipócrates de Quios

El arte y la literatura
son la emanación moral
de la civilización,
la espiritual erradicación
de los pueblos.
Giosue Carducci

Los espejos se emplean
para verse la cara;
el arte para verse el alma.
George Bernard Shaw

El arte es la perfección
de la naturaleza.
Thomas Browne

El mundo está lleno de
pequeñas alegrías; el arte
consiste en saber distinguirlas.
Li Tai-po

29 de diciembre de 2007

- CC RECOLETA -




El Recoleta ampliará su oferta cultural


El nuevo director Claudio Massetti anunció que a las artes visuales se sumarán conciertos y teatro



"El Centro Recoleta presenta síntomas graves en su infraestructura interna. En nuestra gestión, procuraremos adecuarlo a su condición de centro cultural y esperamos que los artistas y los productores comprendan la necesidad de respetar este edificio, que tiene paredes de 400 años".

Así habló con LA NACION el flamante director del Centro Cultural Recoleta, Claudio Massetti, quien ha puesto uno de los acentos principales de su gestión en planificar la programación con un año de anticipación, en realizar obras de mantenimiento en el edificio y en ampliar el perfil de una institución esencialmente conocida por las artes visuales.

Entre los anuncios efectuados ayer, Massetti dijo que dentro de seis meses se inaugurará El Aleph, el auditorio ubicado en la antigua capilla del Centro Recoleta, cuya remodelación quedó paralizada a mediados de año. Tendrá capacidad para 150 espectadores. La continuación de la obra se conoció poco antes de la asunción del actual gobierno.

Además, Massetti subrayó que el microcine del Recoleta tendrá también una programación permanente. "Para el Bafici ya hemos ofrecido el microcine como una sala más de exhibiciones, que tiene 108 localidades". El Festival de Cine Independiente de Buenos Aires proyecta su programación en el Hoyts Abasto.

Massetti subrayó que se mantendrá este año la programación decidida por la gestión saliente de Liliana Piñeiro, actual directora de la Casa del Bicentenario, dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación. No obstante, Massetti expresó que habrá cambios en algunas fechas para introducir otras exhibiciones previstas por la actual gestión en el área cultural a cargo de Hernán Lombardi.

En febrero de 2008, a raíz del convenio firmado entre Buenos Aires y Madrid, vendrá al Centro Recoleta una muestra de dibujos de Picasso, con los que el célebre artista catalán pagaba a su barbero. La colección pertenece a la Comunidad de Madrid. A cambio, Buenos Aires llevará a la capital española una exhibición fotográfica sobre Borges y María Kodama.

"El jefe de gobierno, Mauricio Macri recorrió el edificio y ya vio las condiciones del edificio. Estamos empezando a desarrollar estrategias para que ese mantenimiento sea permanente", señaló Massetti.

El nuevo director puso de relieve que se aumentará además la oferta de talleres y cursos del Centro Recoleta. "Contamos con un personal altamente capacitado para poner en marcha actividades complementarias a las muestras."

Conciertos de música, performances , teatro y nuevas expresiones completarán una de las ofertas que más buscan los turistas en Buenos Aires. La ubicación del organismo, en uno de los circuitos culturales estratégicos de la ciudad, es privilegiada a la hora de articular programaciones.

"Queremos relacionarnos con los organismos culturales de esta zona para poder generar acciones en forma conjunta. Como representantes del gobierno local, esa invitación tiene que ser amplia", dijo Massetti. En las inmediaciones se ubican el Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo Nacional de Arte Decorativo, el Malba, el Palais de Glace, el Centro de Exposiciones, la Biblioteca Nacional y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares.

La intención exigirá mucho esfuerzo, a juzgar por la cantidad de funcionarios de la ciudad de Buenos Aires que han saltado hacia las huestes de Cristina de Kirchner. Entre otros, Liliana Piñeiro y Fernando Peña, ex director del Bafici, que renunció tras haber comunicado su continuidad al ministro de Cultura, Hernán Lombardi.

Como parte de la programación de 2008, el Centro Recoleta tendrá desde marzo una exposición de Carlos Alonso y una muestra antológica de Diana Aisenberg. En abril se rendirá un homenaje a Carlos Saura, como cineasta, fotógrafo, escritor.

En mayo llegará la exposición de Pablo Suárez y en julio la megamuestra Argentina pinta bien , coauspiciada por YPF. Agosto abrirá el turno del Festival de la Luz, y estarán también las muestras de Juan Travnik sobre las Malvinas, y las de las fotógrafas Maribel Domenec e Isabel Muñoz, coauspiciadas por la Seacex, organismo español de promoción de la cultura.

Por Susana Reinoso
De la Redacción de LA NACION

28 de diciembre de 2007

- DIA DE LOS INOCENTES -



28 de Diciembre


Los Santos Inocentes


Dios hace fracasar los planes de los malvados (S. Biblia).



Hoy celebramos la fiesta de los Niños Inocentes que mandó matar el cruel Herodes.


Nos cuenta el evangelio de San Mateo que unos Magos llegaron a Jerusalén preguntando dónde había nacido el futuro rey de Israel, pues habían visto aparecer su estrella en el oriente, y recordaban la profecía del Antiguo Testamento que decía: "Cuando aparezca una nueva estrella en Israel, es que ha nacido un nuevo rey que reinará sobre todas las naciones" (Números 24, 17) y por eso se habían venido de sus lejanas tierras a adorar al recién nacido.

Dice San Mateo que Herodes se asustó mucho con esta noticia y la ciudad de Jerusalén se conmovió ante el anuncio tan importante de que ahora sí había nacido el rey que iba a gobernar el mundo entero. Herodes era tan terriblemente celoso contra cualquiera que quisiera reemplazarlo en el puesto de gobernante del país que había asesinado a dos de sus esposas y asesinó también a varios de sus hijos, porque tenía temor de que pudieran tratar de reemplazarlo por otro. Llevaba muchos años gobernando de la manera más cruel y feroz, y estaba resuelto a mandar matar a todo el que pretendiera ser rey de Israel. Por eso la noticia de que acababa de nacer un niñito que iba a ser rey poderosísimo, lo llenó de temor y dispuso tomar medidas para precaverse.

Herodes mandó llamar a los especialistas en Biblia (a los Sumos Sacerdotes y a los escribas) y les preguntó en qué sitio exacto tenía que nacer el rey de Israel que habían anunciado los profetas. Ellos le contestaron: "Tiene que ser en Belén, porque así lo anunció el profeta Miqueas diciendo: "Y tú, Belén, no eres la menor entre las ciudades de Judá, porque de ti saldrá el jefe que será el pastor de mi pueblo de Israel" (Miq. 5, 1).

Entonces Herodes se propuso averiguar bien exactamente dónde estaba el niño, para después mandar a sus soldados a que lo mataran. Y fingiendo todo lo contrario, les dijo a los Magos: - "Vayan y se informan bien acerca de ese niño, y cuando lo encuentren vienen y me informan, para ir yo también a adorarlo". Los magos se fueron a Belén guiados por la estrella que se les apareció otra vez, al salir de Jerusalén, y llenos de alegría encontraron al Divino Niño Jesús junto a la Virgen María y San José; lo adoraron y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra.
Y sucedió que en sueños recibieron un aviso de Dios de que no volvieran a Jerusalén y regresaron a sus países por otros caminos, y el pérfido Herodes se quedó sin saber dónde estaba el recién nacido. Esto lo enfureció hasta el extremo.

Entonces rodeó con su ejército la pequeña ciudad de Belén, y mandó a sus soldados a que mataran a todos los niñitos menores de dos años, en la ciudad y sus alrededores. Ya podemos imaginar la terribilísima angustia para los papás de los niños al ver que a sus casas llegaban los herodianos y ante sus ojos asesinaban a su hijo tan querido. Con razón el emperador César Augusto decía con burla que ante Herodes era más peligroso ser Hijo (Huios) que cerdo (Hus), porque a los hijos los mataba sin compasión, en cambio a los cerdos no, porque entre los judíos esta prohibido comer carne de ese animal.

San Mateo dice que en ese día se cumplió lo que había avisado el profeta Jeremías: "Un griterío se oye en Ramá (cerca de Belén), es Raquel (la esposa de Israel) que llora a sus hijos, y no se quiere consolar, porque ya no existen" (Jer. 31, 15).

Como el hombre propone y Dios dispone, sucedió que un ángel vino la noche anterior y avisó a José para que saliera huyendo hacia Egipto, y así cuando llegaron los asesinos, ya no pudieron encontrar al niño que buscaban para matar.
Y aquellos 30 niños inocentes, volaron al cielo a recibir el premio de las almas que no tienen mancha y a orar por sus afligidos padres y pedir para ellos bendiciones. Y que rueguen también por nosotros, pobres y manchados que no somos nada inocentes sino muy necesitados del perdón de Dios.

27 de diciembre de 2007

- RIACHUELO -







El mal ambiente del Riachuelo



Por Alejandro González Escudero
Para LA NACION



La preocupación por el medio ambiente es claramente un tema contemporáneo y propio de comunidades con mayor nivel de ingresos. Pero es una preocupación que no tiene demasiadas décadas de vida. Desde el inicio de la humanidad hasta el siglo XIX, el progreso de las actividades del hombre se basó en recursos naturales considerados ilimitados. La propia naturaleza sería la que finalmente se ocupara de tratar los desechos originados por la actividad humana. Se comprende esa concepción: la cantidad de recursos utilizados y la escasa población resultaban exiguos frente a la abundancia de la naturaleza y su capacidad para procesar los residuos generados por el hombre.

Así, los ríos aguas abajo resultaban descargas baratas para líquidos de todo tipo. Los sólidos bien podían depositarse en campos apartados, y el viento se ocupaba de las sustancias lanzadas a la atmósfera.

Hoy, esas prácticas no son tolerables. Y menos lo son en las comunidades más ricas. Pero ¿por qué no es igual entre las menos avanzadas? Porque, evidentemente, el cuidado del medio ambiente es una preocupación secundaria frente a la necesidad de progresar de quienes están más atrás. Y sabemos que, en general, la producción que cuida el medio ambiente, que minimiza la contaminación y que trata los residuos es más costosa que la que no lo hace.

Por otra parte, los problemas ambientales tienen una escala mundial que es difícil de abordar con los esquemas de divisiones políticas locales o nacionales. ¿Por qué debemos preocuparnos por la contaminación que pueden sufrir las comunidades vecinas? El viento y los ríos no saben de fronteras. Las soluciones ambientales implican muchas veces costos que no traen un beneficio directo para quienes las pagan. En consecuencia, no existen incentivos claros para frenar la contaminación. Los estudios económicos los llaman “bienes públicos”. No existen derechos de propiedad particulares sobre el medio ambiente, ya que lo pueden “usar” todos. Obtendrán ventajas individuales quienes logren aprovecharse de él sin soportar los costos de su mantenimiento. Sin embargo, al final, la utilización desmedida puede terminar dañando el recurso.

También los temas ambientales tienen una dimensión temporal “larga” para el horizonte de planeamiento de las personas, las empresas y los políticos. El daño ambiental suele manifestar su rigor después de soportar muchos años de descuido.

En nuestro país tenemos un ejemplo demostrativo de estos problemas en la llamada cuenca del río Matanza-Riachuelo.

Desde la época colonial, fue canal de descarga para los residuos de las industrias localizadas en sus alrededores. Saladeros, después frigoríficos y curtiembres, estuvieron y están aún entre las fuentes industriales de contaminación. Las otras industrias que se instalaron en la zona también hicieron su “aporte”: químicas, petroquímicas, alimenticias, metalúrgicas, entre las principales.

En los últimos 60 años se agregó el fuerte impacto de la contaminación urbana de la cuenca. La población creció en su área de influencia, en muchos casos en forma precaria, sin servicios cloacales, sin recolección de residuos, sin agua corriente potable domiciliaria.

El crecimiento de la población en esa zona, sin planes y sin servicios, aunque habitual en áreas marginales de los centros urbanos del Tercer Mundo, hace dudar de la capacidad para llevar a la práctica la preocupación por lo social que, indefectiblemente, manifestaron los gobernantes de la región a lo largo de las últimas décadas.

Es notable observar cómo la inquietud por el problema se instala en la opinión pública en momentos de mayor crecimiento económico. A mediados de la década pasada, así como en el presente, el tema estuvo en la agenda. Durante la crisis de 2001/2002 pasó a un segundo plano, porque la actividad económica disminuyó (y, por lo tanto, bajó la contaminación) y en mayor medida porque, como se dijo, el problema de la pobreza tapa al del medio ambiente. Un ejemplo es el destino que tuvo un préstamo del BID para mejorar la cuenca: en plena crisis, y luego de sufrir varias peripecias se lo derivó a planes de ayuda social.

El Riachuelo, además, sufrió las consecuencias de ser una frontera entre la ciudad y la provincia de Buenos Aires. A ello se suma la participación de la Nación y de los municipios sobre la cuenca. Esto, lejos de ser un catalizador de las transformaciones, derivó en un laberinto de organismos, normas y regulaciones que no consiguieron ninguna mejora significativa sobre los problemas concretos. Al día de hoy, termina siendo un problema más que se agrega a la contaminación industrial y urbana. Llegar a comprender el entramado de disposiciones de la cuenca es una tarea más ardua que distinguir la capacidad de contaminación entre las decenas de sustancias que se vuelcan allí. Si bien hay unanimidad en cuanto a lo negativa que resulta la contaminación, a la hora de explorar las soluciones y establecer quiénes asumirán los costos de no contaminar, las opiniones se dividen.

¿Empezar a limpiar sin esperar la eliminación de las fuentes de contaminación? ¿Poner la mira en los residuos industriales o en los urbanos? ¿Cómo financiar la construcción de cloacas y el tendido de redes de agua potable? ¿Trasladar las industrias o tratar sus residuos? Hay que dragar el fondo, pero ¿dónde volcar los sedimentos contaminados? Algunas acciones son tan baratas que sorprende la demora en implantarlas. ¿Por qué no se brindan servicios de recolección de residuos a los asentamientos de la ribera? ¿Por qué no se limpia la superficie?

La complejidad y los costos no resultaron obstáculos insalvables para que varios países avanzados resolvieran la contaminación de algunos de sus ríos. Japón, Gran Bretaña, Francia, Alemania y Estados Unidos tienen ejemplos. Hasta en San Pablo, Brasil, comenzaron las obras en el río Tieté. ¿Lograrán las industrias, poblaciones y funcionarios argentinos relacionados con el problema estar a la altura de lo que se espera de ellos?

El autor es presidente de la Fundación Economía y Sociedad, y ex vicepresidente del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la ciudad de Buenos Aires.

26 de diciembre de 2007

- CIVILIZACION -







Frases y citas célebres sobre


Civilización




Rascar al hombre civilizado
y aparecerá el salvaje.
Arthur Schopenhauer

Civilizar a un pueblo
no es ortra cosa que
hacerle sentir nuevas necesidades.
Charles Gide







Me parece que la civilización
tiende más a refinar el vicio
que a perfeccionar la virtud.
Edmond Thiaudière

Una civilización sin amor
es un cementerio.
R. Follereau







La civilización no es la
exposición de una raza,
sino de una cultura.
André Maurois

La civilización es, simplemente,
una serie de victorias
sobre la naturaleza.
William Harvey








La civilización no
suprime la barbarie,
la perfecciona.
Voltaire

El primer humano que insultó
a su enemigo en vez de
tirarle una piedra fue el
fundador de la civilización.
Sigmund Freud

La civilización es el arte
de vivir en ciudades de tamaño tal
que nadie conoce a todos los demás.
Julyan Jaynes

Únicamente aquellos pueblos
que hacen descubrimientos
son dueños del futuro de
la civilización.
Berthold Auerbach

Espera mil años y verás
que se vuelve preciosa
hasta la basura dejada atrás
por una civilización extinta.
Isaac Asimov

Cultura es sinónimo de
civilización y progreso intelectual.
José Sarukhán

El arte es la firma
de la civilización.
Beverly Sills

25 de diciembre de 2007

- MARIA -



La Navidad de María

Por Inés María Correa
Para LA NACION



Era un diciembre fresco. Pero como era diciembre, se respiraba un clima mezcla de euforia y melancolía, que hacía olvidar la temperatura. En una de esas tardes, ya cercanas a la Navidad, a medida que menguaba la luz del día se iban encendiendo las luces intermitentes en las calles principales, esquinas y marquesinas de la ciudad. Y en uno de los barrios más paquetes, María caminaba, junto a sus cuatro hijos, cargando un carro donde reunir la cantidad suficiente de residuos-mercancías que puedan canjearse por dinero para cubrir los magros gastos de su familia.

La familia hacía siempre el mismo recorrido porque tenía sus clientes: encargados de edificios, vecinos y kiosqueros. Uno de estos amigos era Juan. Este tenía un puesto de flores y había visto crecer a cada uno de los hijos de María: dos nenas y dos nenes. El puesto está abierto las 24 horas; por eso, el grupo familiar dejaba algunas pertenencias, mientras hacía su recorrida. Esa noche de diciembre, Juan les había guardado diarios viejos y algunas cosas que pudieran servirles para la faena urbana. María viajaba dos horas y media para empezar temprano a buscar papeles y desperdicios que pudiera vender, en una época en que, por los regalos, parecía haber más. María esperaba con eso dar algo mejor de comer a sus hijos en las fiestas.

Hacía muchos años que Juan venía tratando de conseguirle trabajo a María para que no tuviera que urgar la basura, porque se daba cuenta de que era una buena madre, que no había tenido suerte con los padres de sus hijos y que, con alguna ayudita iba a mejorar. Pero fueron vanos intentos, la joven madre no tenía con quién dejar a sus hijos.

Ya mientras bajaban del tren y empezaban a llegar al puesto a dejar algunas cosas, como casi todas las tardes de los últimos años de su vida, ese diciembre les marcaba que eran días distintos, el país había mejorado para algunos. Muchas luces, personas con paquetes y bolsas de regalo, y el obligado cálculo de cuánto podrían sacar de cada elemento.

Cuando estaban llegando al kiosco de Juan, mientras lo saludaban, la segunda hija, que también se llamaba María, de 10 años, le reclamaba a su madre:

-Mamá, este año quiero que me regales una muñeca que vi el otro día en la tele. Vos me prometiste que, si me portaba bien y venía todos los días a trabajar con vos, me ibas a comprar algo. Mirá que el año pasado me prometiste lo mismo y no me compraste nada...

-Bueno, pero comimos un asado a la noche. Sabés que no alcanzó para más porque tuvimos que comprar remedios para Jonatan. Así que callate y vamos a laburar.

-No, entonces me quedo con Juan y que él me dé algo para hacer: le barro la vereda, lo que sea, y que me ayude a escribirle una carta a Papá Noel, a ver si me gano algo en la juguetería de la vuelta, que dicen que sortean regalos.

-¡Vamos! ¿Qué te vas a ganar si nunca ganamos nada! ¡Vamos, que necesito que cuides al bebe!

-No voy nada. Todo el año te acompañé y fui la que más trabajó; que te ayude el Peti.

-Agarrá tus cosas y vamos; no podemos perder tiempo. Si te quedás, ya sabés lo que te espera. Y vos Juan, si la tapás, ¡ya vamos a hablar! Peti, hacete cargo de tus hermanos y yo te voy a comprar las zapatillas que me pediste.

La pequeña María, que se quedó ese día, nació un 24 de diciembre. Su mamá, tiene hoy 25 años. Cuando la tuvo, con sólo 15 años de edad, festejaba con Peti, su primer hijo, en ese entonces de un año, la Nochebuena en el hospitalito zonal. Y, como con la pareja que tenía en ese momento, el papá de la bebé, no estaban en buena relación, y ella estaba sola con sus dos hijos, los médicos y enfermeros hicieron las veces de familia y Papá Noel. Le habían regalado a la María bebe una cadenita con un ángel de pendiente. Esa cadena iba siempre con ella, y entre sus pensamientos, le pedía siempre al ángel que la protegiera de todo.

Ese diciembre, la pequeña María quería festejar la Navidad y su cumpleaños. Pero lo quería festejar, teniendo la muñeca que había visto en la tele y con la que soñaba. Por eso, se había quedado con Juan en su kiosco y ya había pensado cómo empezar la carta a Papá Noel, que iría a ser sorteada, porque quizá la suerte esa Navidad no le sería esquiva.

Y, motivado por la nena, Juan le ayudó con los pocos párrafos que iban a poner para participar del sorteo. Juntos escribieron:

"Querido Papá Noel, te quiero contar que yo nací el mismo día que Jesusito. Y te quiero contar que yo nunca tuve una muñeca nueva, que quiero que me regales una de las muñecas que sortean. Mi mamá se enoja conmigo, pero yo vengo todos los días con ella a trabajar, y casi ningún día tengo ganas de venir a buscar nuestra comida entre las bolsas negras, porque me da vergüenza y me canso mucho. Que si vos me conseguís la muñeca, yo voy a estudiar más el año que viene, y aunque esté cansada voy a hacer toda la tarea. Que si podés, me consigas algunos juguetes para mis hermanos, que no tienen ningún juguete nuevo. Mi mamá me dijo que no me iba a ganar nada porque nosotros siempre perdimos todo, pero yo tengo fe, porque mi angel me ayuda, que me vas a escuchar y yo voy a ganar. Te dejo porque mi mamá va a llegar y tengo que llevar la carta al buzón, no te olvides de mí, por favor; yo me voy a portar bien y no me voy a escapar más de mi casa. Gracias, Papá Noel. ¡Ah!, y si me gano algo avisale a Juan el kiosquero, porque a mi casa no vas a poder llegar."

Después de tirar en el buzón la nota escrita, María vio a su mamá y a sus hermanos llegar con la carga de desechos. Fue corriendo a buscarlos y los abrazó, la ilusión le había dado la fuerza que había perdido hace meses.

Y viajaron juntos hacia lo del acopiador; la mamá seguía enojada con ella, pero no le importaba, porque soñaba con que ese diciembre pudiera ser distinto para ellos también.

24 de diciembre de 2007

- NOCHEBUENA -




NOCHE DE PAZ

Idioma universal de la Navidad



Noche de paz, noche de amor,
Todo duerme en derredor.
Entre los astros que esparcen su luz
Bella anunciando al niñito Jesús
Brilla la estrella de paz
Brilla la estrella de paz.

Noche de paz, noche de amor,
Todo duerme en derredor
Sólo velan en la oscuridad
Los pastores que en el campo están;
Y la estrella de Belén
Y la estrella de Belén.

Noche de paz, noche de amor,
Todo duerme en derredor;
sobre el santo niño Jesús
Una estrella esparce su luz,
Brilla sobre el Rey
Brilla sobre el Rey.

Noche de paz, noche de amor,
Todo duerme en derredor
Fieles velando allí en Belén
Los pastores, la madre también.
Y la estrella de paz
Y la estrella de paz.







Stille Nacht, heilige Nacht!
Alles schläft, einsam wacht
Nur das traute hochheilige Paar,
Holder Knabe mit lockigem Haar,
Schlaf in himmlischer Ruh,
Schlaf in himmlischer Ruh.

Stille Nacht, heilige Nacht!
Gottes Sohn, o wie lacht
Lieb’ aus deinem holdseligen Mund,
Da uns schlägt die rettende Stund’,
Christ, in deiner Geburt,
Christ, in deiner Geburt!

Stille Nacht, heilige Nacht!
Die der Welt Heil gebracht,
Aus des Himmels goldenen Höhn,
Uns der Gnaden Fülle läßt sehn,
Jesum in Menschengestalt,
Jesum in Menschengestalt!

Stille Nacht, heilige Nacht!
Wo sich heut alle Macht
Väterlicher Liebe ergoß,
Und als Bruder huldvoll umschloß
Jesus die Völker der Welt,
Jesus die Völker der Welt!

Stille Nacht, heilige Nacht!
Lange schon uns bedacht,
Als der Herr vom Grimme befreit
In der Väter urgrauer Zeit
Aller Welt Schonung verhieß,
Aller Welt Schonung verhieß!

Stille Nacht, heilige Nacht!
Hirten erst kund gemacht;
Durch der Engel Halleluja
Tönt es laut von fern und nah’;
Christ der Retter ist da,
Christ der Retter ist da!








Silent night, holy night,
All is calm, all is bright
Round yon virgin mother and Child.
Holy Infant, so tender and mild,
Sleep in heavenly peace,
Sleep in heavenly peace.

Silent night, holy night,
Shepherds quake at the sight;
Glories stream from heaven afar,
Heavenly hosts sing Alleluia!
Christ the Savior is born,
Christ the Savior is born!

Silent night, holy night,
Son of God, love’s pure light;
Radiant beams from Thy holy face
With the dawn of redeeming grace,
Jesus, Lord, at Thy birth,
Jesus, Lord, at Thy birth.

Silent night, holy night
Wondrous star, lend thy light;
With the angels let us sing,
Alleluia to our King;
Christ the Savior is born,
Christ the Savior is born!

23 de diciembre de 2007

- JERUSALEN -






Jerusalén: el conflicto dentro del conflicto







La ciudad que atesora las principales gemas de las tres religiones monoteístas es también un hervidero de tensiones religiosas, políticas y sociales que se dibujan sobre el telón de fondo de la disputa entre palestinos e israelíes

Por Carolina Arenes
Enfoques - La Nación


Parece inspirado en los relatos bíblicos. En el trajín de peregrinos, fieles y turistas, un hombre alza la voz y, en medio de la multitud, transforma su oración en una sucesión de palabras y gestos exaltados. Nadie le presta demasiada atención. Es diciembre, y el fervor religioso ya habitual en esta Ciudad Sagrada se acentúa con la cercanía de las Fiestas.

Como si se tratara de una metáfora divina, en este mes coinciden las principales celebraciones de cristianos, judíos y musulmanes: Navidad, Hanuka y el Aid al Adhah. Tal vez este hombre sólo quiera rezar en voz alta, tal vez sólo sea un peregrino que no puede sustraerse a la emoción de caminar sobre estas piedras milenarias. Ahí va el hombre sermoneando al aire. No lleva túnica ni pastorea a sus ovejas, pero parece empeñado en predicar frente al Muro de los Lamentos, como si se tratara de un nuevo Mesías.

No sería el primero ni tampoco el último. Hace algunos años, la policía encontró en este lugar a un hombre sin ropas ni documentos. "¿Está completamente desnudo?"-preuntó un oficial-. "No -le informaron-, lleva una piel de animal sobre su cuerpo". "Oh -volvió a decir el oficial-, me temo que tienen a otro Juan el Bautista".

Era el sexto que la policía encontraba aquella temporada y que, como tantos otros, había ido a parar después al hospital siquiátrico de Kfar Shaúl, en esta ciudad, víctima de lo que se conoce como Síndrome de Jerusalén, una patología que recrudece para estas fechas y que es frecuente entre peregrinos y turistas, que de pronto se entregan al delirio místico, embuidos de una espiritualidad que aquí se siente tal vez con más intensidad que en otras partes del mundo.

No es para menos. Tres veces santa, la ciudad que hoy es la principal manzana de la discordia entre palestinos e israelíes -el conflicto dentro del conflicto-, es también un cofre sagrado que atesora las principales gemas de las tres religiones monoteístas. Los cristianos veneran allí el lugar de la vida, pasión y muerte de Jesús y el lugar en donde su cuerpo fue enterrado; los musulmanes custodian la Mezquita de Al-Aqsa y la Cúpula de la Roca, donde según la tradición está la piedra sobre la que Abraham se dispuso a sacrificar a su hijo y desde donde Mahoma fue elevado al cielo; para los judíos, el Muro Occidental o Muro de los Lamentos -lo que ha quedado del Segundo Templo destruido en el año 70 por los romanos- es también el lugar donde se esconde la sagrada piedra de Abraham que hoy duerme debajo de las capas de una historia que nunca da tregua.

Las principales calles de la ciudad están adornadas con luces que nosotros llamaríamos navideñas y que aquí, por estos días, dibujan dos siluetas a modo de celebración: una es la del candelabro de Hanuka y la otra, el contorno de la ciudad de Jerusalén, con una leyenda: "40 años". ¿De qué? Bueno, depende de a quién se le pregunte. "De la reunificación", dicen los israelíes, que explican la anexión del sector Oriental de esta ciudad, en necesidades defensivas del país después de la guerra de los Seis días. "De la ocupación", contestan quienes objetan el avance israelí sobre los territorios palestinos.

Si las palabras nunca son inocentes, aquí lo son menos todavía. ¿Hablamos de Cisjordania o de Judea y Samaria? ¿De reunificación o de ocupación? ¿De asentamientos de colonos o de colonias ilegales? ¿De refugiados o de autoexpulsados? ¿De cerca de seguridad o de muro? ¿De activistas o de terrorismo?

Las palabras nunca son inocentes. Menos aquí.

Por las callejuelas de la ciudad vieja, entre los pasillos laberínticos en los que perderse es un destino inevitable, hombres y mujeres de todos los colores, de todos los atuendos y tradiciones parecen ser la materialización más exitosa del sueño multicultural. Es Hanuka y un grupo de adolescentes judíos, con las típicas vestimentas de los ortodoxos, bailan y cantan al son del violín que toca uno de ellos. Desde los puestitos del mercado, los vendedores, en su mayoría hombres palestinos, observan la escena sin pasión y sin sangre. Uno teme que algún rencor -de esos que aquí se acumulan de años en años, de siglos en siglos- destruya la magia del momento (recientemente, un muchacho judío fue apuñalado mientras caminaba solo por el barrio musulmán). Pero no, la música sigue sin sobresaltos. Unos metros más allá, con sus túnicas y sus velos, dos mujeres musulmanas le regalan a este ojo occidental la quintaesencia del exotismo de Oriente. Unos y otros, los tradicionales y los modernizados, los ortodoxos más radicales o los que convierten su cuerpo en una expresión de puro sincretismo cultural y combinan velos con jeans ajustadísimos, los turistas que pasan de largo, todos parecen poder convivir.

Sin embargo, algo indica que nada es lo que parece y que hay algo de armonía forzada para la foto en esa postal de la coexistencia que podría hacernos derramar lágrimas de confianza en la humanidad. No, alertan los que llevan años aquí y se las saben todas: esto no es coexistencia pacífica, esto es pura practicidad: las tiendas abarrotadas de baratijas que parecen sacadas de los relatos de Las mil y una noches y que ahora se ven en bulliciosa actividad casi mueren de inanición durante la última intifada, cuando esta ciudad de casi 700 mil habitantes, de los cuales 150 mil viven aquí, en el corazón histórico, quedó paralizada por la violencia.

"En Jerusalén hubo muchos atentados -dice Jana Beris, periodista uruguaya-israelí que escribe para varios medios internacionales, entre ellos la BBC y LA NACION-, la desconfianza es grande todavía. Por eso no es que ahora, en la vida diaria, haya una convivencia activa; los chicos israelíes y los palestinos no comparten escuelas, clubes, discos, pero el hecho de que las familias se crucen en las calles y en los centros comerciales habla de una normalidad que supera lo que aparece después en los titulares de los medios."

Es que los conflictos aquí no son unidireccionales. Si uno tiene la mínima expectativa de entender algo de lo que pasa, mejor que deje a un costado reduccionismos: la complejidad de Jerusalén -como espejo de la realidad israelí- no permite trampas simplificadoras. Aquí las líneas de fractura son múltiples. Sobre el telón de fondo de la disputa nacional entre árabes e israelíes se dibuja un mosaico de diferencias que marca el pulso de la vida diaria.

De hecho, el avance del sector religioso ultraortodoxo del judaísmo (se estima que hoy representan entre el 30 y el 40 por ciento de la población) es un tema obligado. Con sus largos sacos negros, la kipá, la barba larga y los bucles que caen a los costados de la cara, estos hombres que viven recluidos con sus familias en barrios ortodoxos (uno de los más increíbles es Mea Shearim, un poblado que parece detenido en la Edad Media), dispuestos a no contaminarse con el mundo secular, tienen familias supernumerosas que están logrando cambiar el balance demográfico de la ciudad.

Desde la ruta 1, a la entrada de Jerusalén, se puede ver el barrio donde vive Shalom Rosenberg, un enclave religioso, que ahora se convirtió en ultraortodoxo, y en donde este catedrático de pensamiento judío de la Universidad Hebrea de Jerusalén dice haberse enriquecido mucho pese a que no comparte las posiciones radicalizadas del judaísmo. Personaje muy respetado aquí, Rosenberg, que nació en Argentina hace unos 50 años y es de los que anda de kipá negra, confirma la tendencia que ya se ve más clara en las nuevas generaciones: en las escuelas primarias de Jerusalén Oeste, la ortodoxia llega al 50 por ciento; en algunos barrios de Jerusalén, en general los del norte, el porcentaje de ortodoxos va del 30 al 50, y en algunas escuelas primarias, llega al 100 por ciento.

Las piedras contra autos que circulan durante el shabat, las barreras que impiden entrar en algunos barrios religiosos el día de descanso judío son parte de los temores que anidan en la población secular ante el crecimiento de los ortodoxos. Sin embargo, hoy, en lo que también se conoce como la Nueva Jerusalén, la occidental, hay mucho movimiento nocturno, no tanto como en Tel Aviv, pero mucho más que en años anteriores. "Años atrás -confirma Jana Beris- no había cines abiertos un viernes de noche, por Shabat, y ahora los hay, y también hay muchas opciones de restorantes, lugares para ir a bailar, etcétera."

La oposición a la marcha reivindicativa de homosexuales, que finalmente se hizo en Jerusalén, logró una unión impensada: se formó una coalición judía, cristiana y musulmana para oponerse. Para un hombre como Rosenberg es una buena señal de que, a pesar de todos los conflictos, hay capacidad de diálogo. Para los seculares, es una señal de que los extremos, de un lado y del otro, encuentran puntos de contacto.

¿Coexistencia pacífica? No, dice el padre Artemio Vítores, el sacerdote español que desde hace 37 años tiene a su cargo la Custodia de Tierra Santa. Escondida en el caprichoso recorrido de la calle Casa Nova, en el barrio cristiano, donde también está la Iglesia del Santo Sepulcro, es la sede desde donde el padre Vítores trabaja para fortalecer la presencia católica en Tierra Santa. "Hasta antes de la intifada, los sábados este mercado estaba lleno de judíos. Luego, los ataques contra la población cambiaron todo: había verdadero miedo. Pero ahora ya van dos años buenos y hemos vuelto a encontrarnos cuando hago el Vía Crucis."

El peregrinaje cristiano a Tierra Santa también ha repuntado después de la violencia de los últimos dos años que vació de peregrinos los sagrados lugares de la cristiandad. Sólo en este mes, para Navidad, se esperan unos 60.000 visitantes, más del doble que el año pasado.

Mientras recorremos la casa franciscana, Vítores abre aún más el abanico de las tensiones: con los musulmanes, porque en algunos sectores, especialmente en Belén, asfixian a las poblaciones cristianas que ya están en retirada; y con los israelíes, en parte por disputas impositivas (la Iglesia católica pide que sus instituciones queden exentas del pago de impuestos, al igual que lo están las judías o musulmanas y, como en cualquier negociación, recuerda los peregrinos que aportan los lugares sagrados de la cristiandad) y en parte porque las políticas de judaización de la población, dice Vítores, también afectaron a la población cristiana. "En 1948, los cristianos de Jerusalén eran el 20 por ciento, hoy no llegan al 10 por ciento de la población. En Belén, en 1967, los cristianos eran el 70 por ciento; hoy, incluyendo los tres campos de refugiados, no llegan al 15 por ciento. Los cristianos empezaron a emigrar desde 1948: más de 300 mil cristianos dejaron Tierra Santa; quedaron unos 70 mil. Entre los ultraortodoxos judíos hay algunos tan radicalizados que no nos aceptan ni a nosotros ni a los musulmanes ´todos afuera , dicen ellos ".







Difícilmente en muchos otros lugares del mundo las raíces familiares se adentren tanto en la historia como en esta pequeña joya de la humanidad. Basta preguntarle a un transeúnte, a un tendero, a un hombre que se dirige a la mezquita desde cuándo vive aquí para escuchar este tipo de respuestas: "Desde hace más de 300 años. Mi familia ha vivido aquí desde antes de los británicos y ha permanecido pese a todas las conquistas".

La respuesta tiene en sí misma la fuerza de una reivindicación política. Khale Kuri, un musulmán de 44 años que se acerca espontáneamente a conversar y que se esfuerza en ser aún más claro cuando se entera de que está hablando con una periodista, lo dice sin tapujos: "Ellos invadieron, yo vivía acá antes de que ellos llegaran y ahora no tengo ciudadanía, no puedo moverme libremente. No es un problema con los judíos, el problema es con el estado de Israel. Si quieren la paz, tienen que irse de Jerusalén."

Enfático, políticamente informado y bastante más radicalizado que los palestinos que en este mismo momento juegan sus fichas en el proceso de paz que abrió Anápolis, su enojo hacia Israel no parece tener fisuras. La entrada de su casa está sobre la calle Chain, en pleno barrio musulmán. En la parte de arriba de su vivienda vive su hermano, la esposa de éste y los tres hijos de la pareja; él vive abajo con su padre. El lugar es escaso para todos y desde afuera, al menos, se ve sucio y deteriorado, algo que en este sector se repite casi en cada esquina.

Porque la fascinación que ejerce la Ciudad Vieja, hay que decirlo, sólo cede y permite ver matices después de varias visitas. El barrio musulmán, donde vive Kuri, el más populoso y el que tiene indicadores socioeconómicos más desfavorables, sorprende por su belleza, por la cordialidad de su gente y la colorida vitalidad, pero también por el estado notoriamente más descuidado de sus calles y sus edificios. Los palestinos acusan directamente a Israel por lo que definen como una política pública de discriminación.

Distintas investigaciones coinciden en que el estándar de vida, las condiciones físicas de los edificios y servicios públicos difieren de un barrio al otro. El musulmán es el que tiene la más alta densidad de población y peores servicios, mientras que el barrio armenio tiene la menor densidad (cercano al judío), y el barrio judío disfruta el mejor nivel de servicios y facilidades (aunque mucha gente señala la responsabilidad de los palestinos: cuidan poco, no mantienen ni sus viviendas ni su entorno barrial y le prestan poca atención al cuidado de los espacios públicos).

En ámbitos políticos y académicos se habla de la bomba demográfica: la tasa de natalidad entre los palestinos (especialmente los musulmanes) es tan alta que en 20 años podrían llegar a superar a la población judía, lo que, en una democracia liberal como ésta, podría significar el fin del estado judío como tal. El poder de esa amenaza, dicen muchos aquí, logró que incluso los israelíes que habían sido reacios antes, estuvieran ahora más dispuestos a avanzar en conversaciones de paz que incluyan la devolución de la parte oriental de la ciudad. Yo, como israelí -dijo-, quiero un estado palestino: si no se crea ese estado, en un futuro no sé cuán lejano, lamento decirlo, Israel o bien no será una democracia o bien no será judía."

"Yo me quedo -dice Maro Zakarian- una mujer palestina de origen armenio que está a cargo del local de Melias Art and Trainig Center, un emprendimiento que les ha dado a 500 mujeres palestinas la posibilidad de llevar alivio económico a sus familias y de aprender un oficio para el que son especialmente capacitadas. En medio de manteles, capas y almohadones bordados en colores que por estos días celebran la Navidad, Maro dice: "La mitad de los palestinos vive en la pobreza; los cristianos somos minoría; por eso los que pueden se van a EE.UU. o a Australia. Se van porque para los palestinos la vida aquí es muy difícil."

Maro Zakarian vive con su familia en el convento armenio. Dice que ella no tiene rencores y que su mejor amiga es judía. "Pero mi suegra, que tiene 95 años, ella sí los odia. Ella atravesó todas las épocas; vivió aquí con los turcos, con los británicos, con los jordanos y ahora con los israelíes, y su sueño es que esto sea palestino alguna vez. Ella no les perdona a los judíos que hayan ocupado su ciudad. Yo le digo que ellos tienen cosas malas y cosas buenas, como todos los hombres. Porque la verdad es que desde que los judíos ocuparon este lugar, hace 40 años, hicieron muchas cosas buenas. Se quedaron con todo, es verdad, pero hicieron escuelas, hospitales; de la nada construyeron un país y se vive mejor acá que en cualquier país árabe. A mi suegra no le importa, ella es palestina y también odiaba a los jordanos. A su marido lo mataron en 1948, cuando estaba pasando las murallas de la Ciudad Vieja para volver a su casa. Mi suegra tenía tres hijos y estaba embarazada; no los puede perdonar."

El hervidero humano del barrio musulmán, con sus calles atestadas, su proliferación de tiendas, de mercaderes que pelean hasta el último centavo el precio de cada venta (ya sea de una baratija o de una alfombra persa original), desaparece en menos de un minuto como por arte de magia. Es el mediodía y el llamado de la Mezquita vacía las calles. No hace falta ser musulmán para sentir el efecto sobrecogedor de ese llamado, esa voz que parece salida del fondo de los tiempos y que, en este sector de la Ciudad Vieja, tiene el poder de dejar la ciudad en suspenso. Terminado el momento de la oración, las calles vuelven a llenarse como ríos caudalosos.

También repican las campanas de la cristiandad. En la iglesia donde fue sepultado Jesús, el Santo Sepulcro, ubicada al lado de la Mezquita de Omar, los peregrinos cristianos se amontonan. La presencia de lo católico aquí es minoría total frente a la Iglesia Ortodoxa Rusa, la Armenia y la Griega. Se ve la otra cara de la cristiandad, los cristianos de Etiopía, los coptos, los cristianos de Egipto.

Algunas mujeres de la iglesia ortodoxa cubren con pañuelos sus cabezas. Un grupo se arrodilla frente a la lápida en donde el cuerpo de Jesús fue lavado antes de que se lo sepultara, y desparrama sobre el mármol las compras del día: cruces, pesebres, rosarios, inciensos son colocados sobre la piedra en busca de la bendición, en una extraña ceremonia que parece mezclar el sentimiento religioso con un confuso fetichismo pagano.

Aquí también la lógica del mercado supera las diferencias religiosas: no importa de qué origen sea el dueño ni qué religión profese, todos venden cruces, estrellas de David, pesebres, la pequeña mano judía que simboliza la protección de Dios, los candelabros de Hanuka y réplicas de la luna musulmana.

Pero no hace falta ser creyente para rendirse ante la innegable potencia simbólica de este lugar y ante su extraordinaria belleza. Cuando cae la tarde, cuando las almenas que coronan los muros de la antigua fortaleza ya no se distinguen con nitidez y parecen apenas sombras mudas de la historia, cuando los sonidos de la noche se funden en la explanada que antecede al Muro de los Lamentos, es difícil que incluso una conciencia laica y secular pueda sustraerse al hecho de que fue aquí, en este exacto punto del planeta -donde hoy las religiones se disputan piedras y profetas, mitos y pedazos de historia-, fue aquí donde todo comenzó.

En un pequeño bar próximo a la puerta de Jaffa, a pocos metros de los monumentos fundamentales de las tres religiones, Leonardo Senkman, historiador de la Universidad de Jerusalén, dialoga con LA NACION. A través de las ventanas se ve el desfile de miles de fieles que entran en la ciudad en busca de los lugares santos. "Muchos peregrinos conocen mejor la geografía de la Biblia, desde el Monte de los Olivos hasta el río Jordán, que la geografía de sus propios países", dice. Cuando Buenos Aires fue destruida por segunda vez, recuerda Senkman, la crónica de la época que narra los hechos lo comparó con la destrucción de Jerusalén en la época de Tito. Lo mismo en México, con Tenochtitlan: Cortés en su crónica habla de fundar una nueva Jerusalén.

Senkman dice que hay un concepto que Jerusalén no comparte con otras ciudades sagradas: la idea de tierra prometida. "Por más conflictos que haya, nunca termina de defraudar porque es la tierra de la promesa, del deseo. Ni siquiera tiene que ver con el exotismo, acá lo espiritual siempre fue más fuerte. El exotismo de Oriente versus el magnetismo de la espiritualidad."

Incluso a los agnósticos y a los ateos, a los desencantados de todos los credos, Tierra Santa parece tenderles una trampa, algo así como una nostalgia de absoluto, una promesa de sentido que acá se intensifica. El río Jordán es un escenario privilegiado de ese fenómeno. Aun en medio del shopping religioso que vende hasta túnicas para ir a bautizarse al mismo lugar donde Juan el Bautista bautizó a Jesús, hombres y mujeres entregados a la emoción mística se sumergen en las frías aguas del río mientras otros rezan fragmentos de la Biblia al borde de las lágrimas.

Conscientes de ese enraizamiento profundo de lo religioso, muchos de los analistas políticos que trabajan para destrabar el conflicto que mantiene en vilo al Medio Oriente -entre ellos el diplomático e historiador Shlomo Ben-Ami y Saman Khoury, miembro del equipo de negociación palestino para el acuerdo de Ginebra y director del Foro para la Paz y la Democracia de Jerusalén Oriental- creen que hay que tratarlo como un problema político, no religioso. Si se maneja el conflicto en su dimensión religiosa, dicen, habrá más guerras; hay que tratarlo desde lo secular, cuidando lo religioso.

¿Y todos estos años de secularización no cambiaron nada? La secularización, dice Senkman, no fue tan radical como para borrar del todo ese núcleo sagrado, tan metido adentro de nuestra sensibilidad.

Dilemas morales

Reina en su enclave de colinas, entre valles pedregosos y paisajes que parecen tomados de la Biblia, Jerusalén –con sus casi 700 mil habitantes, de los cuales cerca de 200.000 son árabes (el 8% de ellos cristianos y el 92% restante musulmanes)– es para muchos el confl icto dentro del conflicto palestino-israelí, la ciudad que los dos estados reclaman como capital.

La sola descripción de su geografía alcanza para explicarlo. No sólo la Ciudad Vieja, con su kilómetro cuadrado de superficie, está dividida en cuatro (el barrio judío, el musulmán, el armenio y el cristiano, cada uno con sus lugares de culto), sino que además, como un anillo que rodea el corazón histórico, la ciudad se reparte también en dos sectores: Jerusalén Este, –el sector palestino– y Jerusalén Oeste –el sector israelí– , ciudad moderna y pujante cuyas fachadas de piedra blanca (piedra de Jerusalén) rinden homenaje a tiempos antiguos.

Saman Khoury, como muchos otros palestinos en las calles y los negocios, enumeran otras difi cultades: imposibilidad de conseguir permisos para construir mientras se siguen autorizando nuevas construcciones judías; negativa para obtener carta de ciudadanía (los palestinos de Jerusalén sólo tienen un documento que les permite votar en elecciones municipales) y una situación de aislamiento humillante que impide los vínculos habituales con Cisjordania.

“Aunque los impuestos que se recaudan del lado palestino de Jerusalén representan el 35 por ciento de los ingresos públicos –dice Khoury–, la inversión en el sector Oriental no alcanza al 11 por ciento.“

Después de la última intifada, con su secuela de ataques y de muertes, hoy la frontera entre ambos sectores ya no es sólo cultural y social: una cerca de alrededor de 100 kilómetros, que en algunos tramos se convierte en un muro de cemento concreto de 9 metros de altura, es la prueba más contundente de la desconfi anza acumulada. Cuarenta años después de que Israel anexara el sector Oriental –que ahora estaría dispuesta a devolver si hay garantías de seguridad– , la ciudad sigue dividida. “Ninguna persona de un lado se siente segura y relajada cuando está del otro lado”, escribió Zaid Abu Zayyad, ex ministro de la Autoridad Palestina y fundador, junto con Victor Cygielman, del Palestine-Israeli Journal, una de las pocas publicaciones en donde las distintas voces del conflicto pueden dialogar para llegar a un concepto de paz.

Sergio Gryn, licenciado en Ciencias Políticas y director académico del Instituto Internacional Histadrut, en la ciudad de Kfar Saba –donde hace dos años un adolescente recién llegado de la Argentina murió tras un ataque suicida perpetrado en el shopping de la ciudad– admite lo que muchos otros israelíes también sienten: las cercas de seguridad, los muros, constituyen verdaderos “dilemas morales”. De hecho, tienen muchos detractores entre los mismos israelíes y hubo dictámenes de la Corte Suprema que obligaron a modificar algunos trazados.

Los palestinos detallan las calamidades que el muro les impuso (aislamiento, pérdida de fuentes de trabajo, separación de escuelas y centros asistenciales, servicios deficientes).

Los israelíes responden con otras estadísticas: las que muestran el indiscutible descenso de los atentados a partir de la construcción de las barrera de seguridad.

22 de diciembre de 2007

- VINO -






Frases y citas

célebres

sobre

EL VINO




Donde no hay vino
no hay amor.
Eurípides

Un vaso de vino en
el momento oportuno,
vale más que todas las
riquezas de la tierra.
Gustav Mahler

No hay cuestión ni pesadumbre
que sepa amigo, nadar;
todas se ahogan en vino,
todas se atascan en pan.
Francisco de Quevedo

El que al mundo vino
y no toma vino,
¿a qué vino?
Bernardo Piuma

Un vino es la más sana
e higiénica de las bebidas.
Luis Pasteur

El matrimonio es el
resultado del amor,
como el vinagre del vino.
Byron

El vino es una cosa
maravillosamente apropiada
para el hombre si, en tanto
en la salud como en la
enfermedad, se administra
con tino y justa medida.
Hipócrates

El entusiasmo es el
pan diario de la juventud.
El escepticismo,
el vino diario de la vejez.
Pear S. Buck

Si los amantes del vino
y del amor van al infierno...,
vacío debe estar el paraíso.
Omar Khayyam

Viva el buen vino,
que es el gran camarada
para el camino.
Pío Baroja

El vino es el amigo del sabio
y el enemigo del borracho.
Es amargo y útil como el
consejo del filósofo,
está permitido a la gente
y prohibido a los imbéciles.
Empuja al estúpido hacia
las tinieblas y guía al
sabio hacia Dios.
Avicena

El vino da brillantez
a las campiñas,
exalta los corazones,
enciende las pupilas y
enseña a los pies la danza.
José Ortega y Gasset

21 de diciembre de 2007

- PUNTO -



El

punto
de

partida






Por Natalio R. Botana
Caricatura: Huadi
Para LA NACION



En una democracia, la asunción de un nuevo gobierno supone para la ciudadanía un punto de partida. Si en lugar de una reelección otros liderazgos toman a su cargo la conducción del Estado, se abre un período de expectativas ciudadanas: un lapso en el cual habrá de ponerse en acto el potencial de cambio ínsito en las promesas electorales. Hay, al respecto, episodios cruciales en el último siglo, como, por ejemplo, el conformado por los cien días que dieron comienzo a la presidencia de Franklin Delano Roosevelt en los Estados Unidos, en 1933.

En la Argentina de este fin de año no pretendemos tanto, pero al menos es un deber reconocer, en los discursos electorales de la candidata victoriosa, una invocación al cambio y un llamado a recuperar la calidad institucional. Luego, ella misma, en su mensaje de inauguración, habló de esas “grandes esperanzas” con vistas (podríamos añadir sin modi ficar, acaso, el sentido de la frase) a nuestro Bicentenario. Siempre la esperanza se recorta en el horizonte de la historia. Es más: la política democrática puede ser vista desde este ángulo como una encrucijada en la cual convergen y chocan múltiples estados de ánimo que presentan sus deseos como posibles. En gran medida, éste es el panorama cruzado de conflictos que se abrió ante nosotros a partir del 10 de diciembre.

Dejemos de lado el cúmulo de conjeturas que apuntaban a que el traspaso de poder no significaba otra cosa que una reelección encubierta. Lo cierto es que, más allá de estos ejercicios mentales, la lectura que hicieron el propio gobierno y los sectores sociales más activos de esa sucesión consistió en una franca ratificación de la continuidad. Por eso no hubo respiro ni “luna de miel” entre el país y el Gobierno. Hubo, más bien, una instantánea prolongación de conflictos, una insistencia en los alineamientos en la política exterior y en el armado hegemónico del poder presidencial y hasta una vuelta de tuerca acerca de una visión del pasado que concluyó calificando la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay como “la guerra de la triple traición”.

Los historiadores –sine ira et studio– siguen preguntándose quién traicionó a quién en esa terrible contienda. ¿Sería posible, alguna vez, hacer del pasado un objeto de estudio y no un instrumento al servicio de memorias militantes? Tal vez sea mucho pedir en una cultura que tiene la peculiaridad de revivir constantemente sus pasiones y de proyectarlas, en son de conflicto, a nuestros países hermanos.

En todo caso, si volvemos nuestra mirada hacia estos días tensos, plagados de palabras inflamadas, ésta no es para muchos actores la cuestión principal. En rigor, la madeja de problemas que conforman esta cuestión se irradia no tanto hacia el pasado sino hacia el porvenir inmediato: en el frente sindical, en el de los sectores productivos que se rebelan y toman las rutas frente a decisiones que los perjudican, en el contexto externo, que añade, en relación con las alianzas establecidas con Hugo Chávez y el maltrato del conflicto con Uruguay, nuevos condimentos a la tensión regional e internacional.

Por otra parte, habrá que aceptar el hecho de que la tan mentada recuperación de la calidad institucional estará condicionada, en el punto de partida de este gobierno, por lo que en otras oportunidades hemos llamado “la emergencia perpetua”, vale decir, unas leyes de emergencia –se acaba de aprobar la última– que transfieren poderes del Congreso al Ejecutivo Nacional. De este modo, las decisiones se concentran en la englobante esfera de la Presidencia, mediante la atribución concedida, entre otras, de fijar, reducir o aumentar retenciones no coparticipables al comercio exterior con simples resoluciones administrativas.

Cuesta trabajo imaginar que el Senado, sede histórica, por imperativo de la Constitución, de la igualdad entre provincias que propone el federalismo, consienta por amplia mayoría, año tras año, esta puesta patas arriba del régimen fiscal. En verdad, con el nuevo gobierno se ha mantenido incólume el esquema del federalismo electoral adosado al unitarismo fiscal.

Este desequilibrio impulsado por la presidencia anterior, lejos de desaparecer, se ha acentuado: un Estado nacional pertrechado tras un superávit fiscal, producto de las retenciones, que se empina sobre un conjunto de provincias con probables desajustes presupuestarios.

Nada, por cierto, está dicho de antemano, sobre todo cuando se abren políticas constructivas en los campos de la educación, la cultura, la ciencia y la tecnología. Aun así, es preciso tener presente que estas inclinaciones a reforzar el espacio de la dominación presidencial pueden aparejar el efecto de contar con una presidencia cada vez más poderosa en términos institucionales que, paradójicamente, es cada vez más débil en términos de las demandas crecientes de los sectores sociales.

Si la Presidencia está pertrechada de este modo, entonces todos los rayos del descontento se proyectarán sobre ella. Esta lección derivada de las tradiciones republicanas –tanto antiguas como modernas– adquiere entre nosotros el perfil de una dialéctica más intensa entre el gobierno nacional y los sindicatos.

En este sentido, los motores se pusieron en marcha de inmediato, con el agravante de que no es equivalente una discusión salarial en un contexto de estabilidad de precios que en el marco de un proceso inflacionario. La carrera por mejorar la distribución del ingreso –en sí misma necesaria– se acelera e incorpora nuevas formas de conflicto.

Son paradigmáticos, según este punto de vista, los sindicatos de camioneros, por ahora en control de una disputada conducción de la CGT, porque su comportamiento suma a las tradicionales exigencias laborales el método de los grupos de veto de control del espacio público.

Por estos caminos convergentes, el espacio público sigue siendo un objeto de conquista para reclamar y protestar (un botón de muestra de los extremos a que puede llegar la violencia piquetera y anómica es el ataque al Ministerio de Desarrollo Humano de la provincia de Buenos Aires).

Conflictividad social en ciernes a la que no es ajeno el contexto externo. ¿Podemos acaso seguir navegando por más tiempo entre una lealtad a la política exterior de Venezuela y un distanciamiento pronunciado con los Estados Unidos? Pongamos entre paréntesis el espeso caldo en ebullición en que se encuentra el escándalo de la llamada “valija bolivariana” y vayamos al meollo de la inserción de la Argentina en el mundo. Alinearse con Chávez del modo en que lo hace la Argentina –muy diferente del temperamento de que hacen gala Brasil, Uruguay y Chile– depara inevitablemente contratiempos, sospechas y, en el peor de los casos, conspiraciones cuyo disparador se ignora. En los hechos, esto se debe a que el país sigue desguarnecido sobre su flanco crediticio y depende de un líder cada vez más cuestionado hacia afuera y hacia adentro de su país.

¿Habrá campo, a la luz de los desafortunados acontecimientos de esta última semana, para rehacer el tejido de la confianza? Es una pregunta cuya respuesta urge. La Argentina no puede quedar pegada a la aventura que propone Chávez, como tampoco puede hacer caso omiso, al igual que Brasil, de su vocación de país capaz de mediar y poner paños fríos en las disputas regionales. Poco se ha hecho hasta el momento, con lo cual este punto de partida sigue rodeado por una atmósfera nublada, de pesada incertidumbre.

20 de diciembre de 2007

- LUGONES -




Leopoldo Lugones


Nació en 1874 en Villa de María en el departamento cordobés del Río Seco. Fue el primogénito del matrimonio de Santiago Lugones y Custodia Argüello. En su niñez, la familia se trasladó primero a Santiago del Estero y posteriormente a Ojo de Agua, una villa con pocos habitantes, donde cursó sus estudios primarios.

A los diez años, se destacaba por su memoria, gusto por la lectura e interés por las ciencias naturales. Se cuenta que lo llamaban para amenizar las "tertulias" familiares. Sus padres decidieron enviarlo a Córdoba con su abuela materna para que siguiese los estudios superiores.







En 1892 Leopoldo volvió a vivir con su familia que se había trasladado a Córdoba después de haber perdido su estancia. La crítica situación económica lo llevó a tener que comenzar a trabajar y convertirse en un autodidacta.

En esta época dio con éxito sus primeros pasos en la vida pública. Recitó su primera composición en el Teatro Indarte, dirigió el periódico liberal y anticlerical "El Pensamiento Libre" y se alistó voluntariamente para enfrentar a las fuerzas radicales sublevadas en Rosario.





En Córdoba, Lugones se fue convirtiendo en un personaje popular capaz de ser contrapunto de los payadores del barrio, publicar versos controvertidos con el seudónimo Gil Paz, promover huelgas estudiantiles y fundar un centro socialista.

El año de 1896 fue decisivo para Lugones: se instaló en Buenos Aires y se casó con Juana González. En la gran ciudad se unió al grupo socialista de escritores integrado por José Ingenieros, Roberto Payró, Ernesto de la Cárcova, escribió en el periódico socialista "La Vanguardia" y en la "Tribuna", órgano del roquismo y se ganó al distinguido auditorio del Ateneo. A los 22 años comienza a escribir en "La Nación", promovido por su amigo Rubén Darío. Publicó su primer libro "Las montañas del oro" (1897), basado en una influencia tardía del Romanticismo Francés.

El "novecientos" fue una época de intensa producción en la que escribió muchas de sus obras más valoradas como "Crepúsculos del jardín" (1905) donde se acerca al modernismo hispanista y a las nuevas corrientes literarias francesas: simbolismo, decadentismo, parnasianismo. Esta tendencia alcanza su máxima expresión en "Lunario sentimental" (1909). En su obra "Las fuerzas extrañas" (1906).





Lugones plasmará sus habilidades para escribir cuentos de misterio. Este trabajo junto con los "Cuentos fatales" (1926) renuevan el género de la forma breve e inician una fecunda tradición en el Río de la Plata, en la que se inscribirán escritores como Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Julio Cortázar.

En 1901 ocupó el cargo de inspector de secundaria y normal bajo las órdenes de Pablo A. Pizzurno y Virgilio Magnasco. Posteriormente asumió la inspección general donde concretó varias de las ideas plasmadas en su estudio sobre la "Reforma educacional": cursos especiales en vacaciones, fundación del Instituto Nacional del Profesorado Secundario, creación de las cátedras de Educación Física y Dibujo, reglamentación para el ingreso de alumnos a la enseñanza secundaria.

Más adelante fue comisionado en viaje a Europa para estudiar las novedades pedagógicas. En 1915 se hizo cargo de la dirección de la Biblioteca Nacional de Maestros que ejerció hasta su muerte.
En 1910, la conmemoración del Centenario de Mayo representó el cenit del movimiento de afirmación de los valores y tradiciones nacionales. Bajo ese impulso, Lugones publicó varios trabajos: "Odas seculares" (1910) y la "Historia de Sarmiento" (1911).

En "El Payador" (1916), reúne una serie de conferencias sobre "Martín Fierro" de José Hernández que rescatan la obra, calificándola de "Cuento Homérico de la Cultura Argentina"... Este particular enfoque instaló en la crítica una fructífera polémica que se prolongó por décadas y cuyo resultado fue la aceptación del Poema como la obra emblemática de la identidad literaria argentina. La lectura que Lugones hace deja entrever otro de sus principales puntos de interés intelectual; la cultura clásica. En este campo su producción incluye las obras "Didáctica" (1910); "Las limaduras de Hephaestos" (1910), "Estudios Helénicos" (1924) y "Nuevos estudios Helénicos" (1928)

En Europa se vivía un tiempo de incertidumbre instalado con la guerra mundial, la revolución de los "soviet" y el fascismo italiano, mientras en Argentina se sentía la crisis económica y la inestabilidad política. Lugones fue un observador atento de la situación internacional y un hombre de acción en su país.

Lentamente, su visión socialista fue dando paso a un pensamiento nacionalista de originales matices, crítico del liberalismo y alejado de las posiciones católicas. Este Lugones maduro fue igual de controvertido que en sus posiciones juveniles al apoyar el militarismo de la década del treinta.

Su trabajo incesante se plasmó en numerosos escritos, artículos de prensa y conferencias que le merecieron el nombramiento en la Asamblea de Cooperación Intelectual de la Liga de las Naciones (1924), el Premio Nacional de Literatura (1926) y la presidencia de la Sociedad Argentina de Escritores, fundada con su impulso (1928).

En esta etapa, aumentó con ritmo vertiginoso su ya cuantiosa producción intelectual entre la que se encuentra "Poemas solariegos" (1928) uno de sus títulos más elogiados y los ensayos "La patria fuerte" (1930) y "La grande Argentina" (1930), indispensables para comprender la época y la generación de Lugones.

Puso fin voluntariamente a su vida en una isla del Tigre, en febrero de 1938. Los boletines informativos sorprendieron a la opinión pública tanto como a quienes lo trataban cotidianamente en la Biblioteca Nacional de Maestros.

Lugones aún hoy genera controversias por su cambiante temperamento político. El tiempo, sin embargo, lo ha destacado como una figura central de la cultura argentina y uno de sus más grandes escritores.

19 de diciembre de 2007

- MIRO -

La obra de Joan Miro en Buenos Aires

Una arqueología del cielo



El Centro Cultural Borges inaugurará el miércoles a las 19 “La magia de Miró”: 35 dibujos y 28 grabados que el gran artista catalán (1893-1983) realizó desde los 60, curados por la especialista Marisa Oropesa, también catalana. En esas piezas, igual que en los óleos, las esculturas, los murales o los tapices, Miró plasmó sueños felices, monstruos y profundos misterios.

Por Judith Savloff
Diario Perfil





Joan Miró casi siempre es un niño que va de cacería con el padre. Están las armas y las presas, las víctimas, pero él levanta la vista, excava y dice que el cielo es lila. Miquel, orfebre y relojero de próspero negocio, se ríe. Joan se enoja tanto que se calla y vuelve a indagar más allá de lo superficial, con líneas o garabatos, sobre tela, papel, paredes, cerámicas, esculturas o tapices, una y otra vez, durante el resto de su vida.

Miró es hasta los 90 el retraído chico-draga. También el alumno mediocre, salvo en geografía, donde a veces adivina qué lugar es ese punto en el mapa. El adolescente que comprueba en la escuela Llotja su poca destreza para el trazo, mientras obedece el mandato de estudiar contabilidad. O el joven que trabaja en una empresa dedicada a químicos y materiales de construcción hasta que se enferma de los nervios y de tifus y decide, durante la convalecencia en la casa de campo familiar de Montroig, que será, de todas formas, pintor. Entonces, la madre llora y la familia prepara un consejo: le convendría ser soldado o fraile para no morirse de hambre.

Puede que sea cierto que creemos en Pablo Picasso porque sabemos que podía dibujar como Ingres. Miró, en cambio, confesó: “Yo no podía distinguir una recta de una curva. –Francesc– Galí me hizo pintar una naturaleza muerta sin apenas colores: un vaso, un cubo, una patata. Pues bien, ¡hice una puesta de sol!”. En Miró creemos por la autenticidad.

La academia de Galí difundía ya en la década de 1910 a los fauvistas además de Van Gogh y Cézanne, música (había conciertos todos los sábados) y, sobre todo ayudaba a los alumnos en la búsqueda de estilo. Allí Miró, el “torpe”, dibuja basándose en el tacto, a ciegas, de memoria, y la sensualidad hace que le gane la batalla al dibujo más correcto.

En tanto, se alista en el Círculo Artístico de San Lluc, federación que propagaba virtudes cristianas. Dice de vez en cuando: “¡Y, sobre todo, quiera Dios que no me abandone la Santa Inquietud!”. Y promete: “Romperé la guitarra” (de los bodegones cubistas).

En el ‘18 funda el grupo Coubert, en honor al pintor Gustave, con colegas de San Lluc, para pasar por encima de “cadáveres” y “fósiles”. En una muestra del grupo, repleta de colores vigorosos, alguien, un colega, comenta: “Si esto es pintura, yo soy Velázquez”. En el ’37, Miró le cuenta a su representante en los Estados Unidos, Pierre Matisse –el hijo de Henri–, que busca una obra que pueda “medirse con un Velázquez”. La expresión puede haber sido casualidad. Pero no lo fue que poco después de esa crítica iniciara lo que J.F. Ráfols, uno de los coubertistas, llamó su “fase detallista”, y el biógrafo Jacques Dupin, “realismo poético”.

Su obra de esta etapa se centra en la exaltación de lo supuestamente insignificante. El lila del cielo. Pinta paisajes rurales con geometrizaciones y delicadeza de estampas japonesas. Los cultivos son filigranas y la hierba o las nubes, murmullos incesantes. “¿Por qué ignorarla? –comenta–. La brizna es tan bella como un árbol o una montaña.”

La masía, de 1921, es la obra maestra de ese período. Fue comprada por Ernest Hemingway en el ’25, después de que un galerista le propusiera venderla en trozos y él la trasladara a su taller. Tierra labrada, del ’23, mismo tema, señala el nacimiento de su mundo simbólico singular, propio. Ese donde Miró traduce la naturaleza y las emociones a un código de formas orgánicas y colores puros libre, arbitrario. Y despliega, desde el terruño catalán, un juego de alcance universal. Entre La masía y Tierra…, Miró viaja y se instala en París. Es el correcto burgués de la Rive Gauche, el dadá y el surrealismo. Por los bolsillos flacos (o por más), saca ideas de las alucionaciones que le produce un ayuno monacal.

Y entre Tzara y Reverdy, Hemingway y Ezra Pound, después de leer a Apollinaire y a Goethe, le arranca a Breton: “El más surrealista de todos es él”. Man Ray cuenta en Autorretrato que durante una discusión en los años 30, sobre un tema que no precisa, la avant garde le pide que se pronuncie. Pues bien, se calla. “Max –Ernst– tomó entonces un rollo de cuerda (...) mientras los otros le sujetaban los brazos, se la pasó por el cuello y amenazó con ahorcarse si Miró no hablaba. (…) Cuando vino a posar para mí, tuve la pérfida ocurrencia de colgar una soga tras de él como complemento.” No hizo ningún comentario. Tosco. Parco. Los nervios siguen sacudiéndole las pestañas incluso cuando se convierte en el primer pintor de la vanguardia europea que expone en Nueva York después de la Segunda Guerra.




Tras los años locos, Miró continúa construyendo su repertorio de imágenes barrocas, despojadas, naïves, aterradoras, eróticas, orgánicas, fantástica y, sobre todo, armónicas. Va y viene sobre él, como sobre el devenir del arte, extendiéndolo. Dice que los colores debían aplicarse como las palabras a un poema o las notas a una partitura, en combinaciones reveladoras,potencialmente infinitas. ¿Terminar un cuadro? Es como el aire, como el viento, siempre en movimiento.

En el ’28 viaja a Holanda y Bélgica y traduce a su código los célebres interiores holandeses. Entre el ’29 y el ’31, se aboca a collages con llaves y lijas, pensando que “asesina” a la pintura. Para algunos expertos, Cuerda y personas I, de 1935, donde aparece un rollo de sogas sobre figuritas naïves con colmillos, es la primera de sus Pinturas salvajes, las que trae el avance del fascismo, la Guerra Civil Española. Las obras más representativas, siempre discretas, son el espectral Bodegón del zapato viejo, el mural El segador para la Exposición de París del ’37 (desaparecido) y el cartel Aidez l’Espagne, con puño en alto. “Quise grabar tiempos tristes y dramáticos. Pero no tenía la intención de pintar mi Guernica particular”.

Un autorretrato del ’37 lo muestra mirando las estrellas. No estaba en la luna, pero quizá le hubiera gustado. En enero del ’40, al comienzo de la Segunda Guerra, debe dejar Normandía, pasa por Palma de Mallorca y recala en Montroig. Ese año inicia la serie de 23 aguadas que llamó Constelaciones. “Me refugié en mi interior. La noche, la música, las estrellas comenzaron a jugar un papel importante. La música (...) ahora –especialmente Mozart y Bach– desempeñaba un papel que había jugado en la poesía de los años veinte”.

La obra tardía de Miró, que se verá en el Borges, trae su economía cromática, sus líneas preciosistas, trazos gruesos espontáneos y una fuerte presencia del negro, tanto que mientras dialoga con las manchas del action painting parece inédita. En el ’66, un viaje a Japón aviva sus haikus visuales. Y en algunas de esas piezas sus pájaros se transforman en cuervos críticos del franquismo y sus astros flotan entre un optimismo deslumbrante y un vacío oscurísimo.

Se calcula que Miró creó más de 2.000 óleos, 5.000 dibujos y collages, 3.500 piezas para grabados, 500 esculturas y 400 cerámicas, además de murales (como La pared del Sol para el edificio de la Unesco en París). En todas buscó “la elocuencia de la exclamación admirativa de un niño cuando mira una flor”. Lo aprendió en las cacerías. Porque, como le dijo a Dupin, su padre era “muy realista”.

18 de diciembre de 2007

- GERSHWIN -




George Gershwin


EL HOMBRE DE LA RAPSODIA TRISTE


Jacob Gershvin nació en Brooklyn, USA en 1898.

Este exelente compositor se hace famoso, con un estilo renovado musical, mezcla de jazz y sólido basamanto clásico, en una tierra que lo consagra como hijo pródigo de sus raíces musicales y es un clásico entre los modernos del género.

Y lo hizo a través de unas obras en que hábilmente se sintetizaban elementos procedentes del jazz y de la tradición clásica, y que le permitieron destacar por igual en campos tan dispares como el de la música sinfónica y la popular.







Hijo de una familia de inmigrantes rusos de origen judío, su talento para la música se manifestó a temprana edad, cuando, mediante un voluntarioso aprendizaje autodidacto, aprendió a tocar el piano de oído. Ante su entusiasmo, su padre decidió hacerle estudiar en serio con un profesor, Charles Hambitzer, quien le descubrió el mundo sonoro de compositores como Liszt, Chopin o Debussy.

Sin embargo, los grandes referentes de Gershwin en aquellos primeros años fueron Irving Berlin y Jerome Kern, reyes del Broadway de la época gracias a sus canciones y sus comedias musicales. El deseo de triunfar como compositor en las salas de concierto, aunque latente entonces, no tomaría forma hasta años más tarde.







Así, abandonó en 1914 sus estudios para trabajar en unos almacenes de música en los que, sentado al piano, presentaba al público las melodías de moda. Pronto se animó él mismo a componer sus primeras canciones, algunas de las cuales consiguieron cierta popularidad y, sobre todo, le valieron la oportunidad de escribir su primer musical para Broadway, La, la, Lucille.

Su inmediato éxito significó el verdadero comienzo de su carrera como compositor. A éste siguieron otros títulos como Lady Be Good, Oh Kay!, Funny Face, Girl Crazy y Of Thee I Sing, que contribuyeron a cimentar su fama y a convertirlo en un personaje aún más popular que sus admirados Kern y Berlin.







A partir de la década de 1920, inició también la composición de otros trabajos destinados a las salas de concierto. Fecha señalada en este sentido fue la del 12 de febrero de 1924, cuando estrenó en el Aeolian Hall de Nueva York su Rhapsody in blue, una pieza para piano y orquesta en la que de manera original se sintetizaban algunos elementos del jazz, como la síncopa, con otros de procedencia clásica.

La obra fue polémica, sobre todo a causa de esa misma mezcla de estilos «serio» y «ligero» que constituye su esencia, pero en poco tiempo consiguió hacerse con un puesto en el repertorio de los mejores solistas y las más destacadas orquestas.

El éxito no hizo olvidar a Gershwin sus numerosas lagunas técnicas, por lo que prosiguió sus estudios musicales con la intención de enriquecer su estilo y abordar metas más ambiciosas.

En 1925 llegó otra composición concertante, el Concierto para piano en fa, a la que siguió tres años más tarde la pieza sinfónica Un americano en París. La culminación de su carrera como compositor llegó en 1935 con la ópera Porgy and Bess, convincente retrato de la vida de una comunidad negra en el sur de Estados Unidos, en la que el autor, fiel a su estilo, sintetizó las dos tradiciones que conocía: la estadounidense, representada por el jazz y el espiritual, y la sinfónica europea.






A pesar de algunas dificultades iniciales, Porgy and Bess se impuso rápidamente en los escenarios de todo el mundo, hasta el punto de que hoy es la ópera estadounidense por antonomasia. Gershwin, sin embargo, no pudo disfrutar durante mucho tiempo de su éxito: un tumor cerebral truncó prematuramente su vida, privando a la música estadounidense de uno de sus compositores más representativos y universales.

Falleció en Beverly Hills, en 1937.

17 de diciembre de 2007

- DE 1° Y DE 2° -




Jugar en primera o en segunda división


América latina entra en su sexto año de crecimiento consecutivo a una tasa anual promedio de 5,6%. Es el período más largo, a la tasa más alta, de los últimos 30 años. Todos los países de la región, sin excepción, crecen al mismo tiempo.


Por Jorge Castro
Diario Perfil



Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), de Naciones Unidas, el país que más ha crecido es Panamá (9,5%); en América del Sur, es Argentina la que lidera el crecimiento (8,6%), seguida de Venezuela (8,5%) y Perú (8,2%). CEPAL prevé un nuevo año de expansión en 2008, con una tasa promedio de 5%.
De acuerdo a estimaciones privadas, Argentina habría sido el país del mundo con la más alta tasa de crecimiento económico entre julio y septiembre de este año (11,7%), seguida por Perú (11%) y China (9,6%).

“Es difícil decir cuánto se prolongará el crecimiento en América latina, aunque hay un cambio estructural en el mundo que podría durar 10 ó 15 años, o más”, señaló el secretario ejecutivo de la CEPAL, José Luis Machinea, al presentar el informe en Santiago de Chile esta semana. “En el camino pueden producirse fluctuaciones, pero hay una tendencia positiva. América latina tiene una oportunidad que no le va a durar toda la vida, pero durará un tiempo más”, agregó Machinea.

El factor fundamental del boom latinoamericano, el elemento decisivo que está detrás de esta “oportunidad histórica única” que se le abre a toda la región, es el crecimiento excepcional de la economía mundial en este período. Son cinco los años consecutivos de expansión de la economía mundial a una tasa anual promedio de 5% al concluir 2007. Esto sucede cuando todas las regiones del mundo crecen sin excepción; y lo hacen también prácticamente la totalidad de los 184 países representados en el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La mediación entre el crecimiento de la economía mundial y el boom latinoamericano son los términos de intercambio (diferencial entre los precios de las exportaciones y las importaciones), que son los mejores que ha tenido la región en los últimos 30 años. Sólo en 2007, los términos de intercambio de América latina han experimentado una mejora de 2,6%. Si se toma el caso argentino, y se utiliza 1990 como base 100, sus términos de intercambio ascendieron en 2006 a 124; y serían 130 en 2007 y 132 en 2008. Es un incremento de casi un tercio en 18 años.

La clave es el aumento de los precios de las materias primas que exportan los países latinoamericanos. Los minerales de las naciones andinas, los granos del Mercosur y el petróleo y los combustibles de Venezuela y Ecuador han tenido este año precios récord en términos históricos.

En los últimos tres meses, el precio de los porotos de soja (principal rubro de exportación de Argentina) tuvo un aumento de 50% con relación a mayo de 2003; el aceite de soja, un auge de 63% en ese período; 43% el maíz; y 69% el trigo. En promedio, el precio internacional de las exportaciones argentinas creció 74% con respecto a mayo 2003.

Pero América latina, en términos comparativos, es la región del mundo emergente de menor tasa de crecimiento económico. La región, considerada en su conjunto, es la que (dentro del mundo emergente) atrae menos inversión extranjera directa (IED) de las empresas transnacionales (ETN). Por lo tanto, es la que se aleja cada vez más de la corriente central de la época: el auge del comercio internacional, que en más de 2/3 es obra de las ETN, a través de la IED.

El dato central de América latina, sobre todo en América del Sur, es la creciente divergencia en la estructura de su inserción internacional. Por un lado, Brasil, Chile, Uruguay, Perú y Colombia se han volcado a las corrientes del comercio internacional y han establecido como prioridad estratégica la atracción de la inversión transnacional. Por otro, Venezuela, Bolivia y Ecuador afirman una política de desconexión y ruptura con el sistema internacional, y rechazan y hostigan a la inversión extranjera. La estrategia que lideran Brasil y Chile en América del Sur tiene en el mundo su expresión emblemática en China y Vietnam.

Ambos países (República Popular y República Socialista, respectivamente) establecieron como prioridad estratégica, a través de sus gobernantes partidos comunistas, integrarse con el capitalismo en su fase de globalización, y atraer en gran escala, en forma sistemática, la inversión de las ETN.

Parece que en el mundo emergente hay dos vías antagónicas para acceder al “socialismo del siglo XXI”. Por un lado, la bolivariana de Hugo Chávez en Venezuela; por otro, las de los herederos de Ho Chi Minh y Mao Tse-Tung.

16 de diciembre de 2007

- BOTTICELLI -




- SANDRO


BOTTICELLI -





Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi nace en Florencia, un 1 de marzo de 1445. Apodado Sandro Botticelli, fue un extraordinario pintor italiano de la escuela de Florencia durante el Renacimiento, en la segunda mitad del Quattrocento. Menos de cien años después, este movimiento, bajo el mecenazgo de Lorenzo de Médicis fue considerado por Giorgio Vasari como una "edad de oro", un pensamiento que convenientemente encabezaba su Vita de Botticelli.

Su reputación póstuma disminuyó, siendo recuperado a finales del siglo XIX; desde entonces, su obra se ha considerado representativa de la gracia lineal de la pintura del primer Renacimiento, y El nacimiento de Venus y La primavera son, actualmente, de las obras maestras florentinas más conocidas.







Era el menor de cuatro hermanos del matrimonio formado por Mariano di Vanni di Amedeo Filipepi, de oficio curtidor, y su esposa Smeralda. Cuando nació su hermano mayor, Giovanni ya tenía 25 años, y se cree que adoptó y educó a Sandro. Giovanni tenía el apodo de Botticello ("tonelete"), sin que se sepa si recibió el apodo por su gordura o por gran bebedor; otras fuentes indican que era su hermano Antonio el que tenía este mote. De él deriva el apodo de "Botticelli".

Según Vasari, fue primero aprendiz de orfebre con su hermano Antonio (en 1458). Accediendo a los deseos del niño, el padre lo mandó al taller de Fray Filippo Lippi en Prato (de 1464 a 1467). De este pintor recibe Botticelli sus mayores influencias: la síntesis entre el nuevo control de formas tridimensionales, la delicadeza expresiva en los rostros y los gestos, los detalles decorativos (herencia del estilo del Gótico tardío) y un estilo íntimo. Muchas de las primeras obras de Botticelli se han atribuido a su maestro, y aún hoy la autoría sigue siendo incierta.

En menor medida, resultó influido por la monumentalidad de Masaccio. En 1467 Sandro vuelve a Florencia, frecuentando el taller de Andrea del Verrocchio, donde trabajó al lado de Leonardo da Vinci. De esta época datan toda una serie de Madonas influidas por Lippi.







Para el año 1470, Botticelli tendría taller propio. Ya entonces su obra se caracteriza por una concepción de la figura como vista en bajorrelieve, pintada con contornos claros, y minimizando los fuertes contrastes de luz y sombra que indicarían formas plenamente modeladas. Recibió ese año un importante encargo: una de las pinturas sobre Virtudes para la Sala del Tribunal de los Mercaderes: La fortaleza. Esto indica que para entonces, con unos 30 años de edad, ya debía haber ejecutado obras destacadas.

En 1472 entró a formar parte de la Compañía de San Lucas, gremio de pintores. En los años siguientes Botticelli se hizo muy famoso, hasta el punto de ser llamado a Pisa para pintar un fresco en su catedral, hoy perdido.
Se cree que gracias a Adoración de los Magos que pintó en 1475 para Santa María Novella, llamó la atención de los Médicis, que rápidamente emplearon su talento. Comenzó a trabajar para ellos pintando un estandarte para el torneo de Juliano de Médicis, ensalzado por Poliziano en sus Stanze.

La primavera es obra realizada hacia 1478 para la casa de Lorenzo di Pierfrancesco de Médici en la ciudad de Florencia. El nacimiento de Venus fue un encargo posterior, de otra persona para un lugar diferente, aunque a fines de siglo estas dos pinturas estuvieran juntas.





Se convirtió en el máximo intérprete del neoplatonismo de la época, con su fusión de temas cristianos y paganos y su elevación del esteticismo como un elemento trascendental en el arte. Para dar forma a esta nueva visión del mundo, Botticelli opta por la gracia, esto es, la elegancia intelectual y exquisita representación de los sentimientos.

En 1478 tuvo lugar la conjura de los Pazzi, en la que murió asesinado el hermano de Lorenzo el Magnífico, Juliano de Médicis. Sandro pintó al fresco sobre la Puerta de la Aduana los retratos de los conjurados Jacopo, Francesco y Renato de Pazzi y del arzobispo Salviati, ahorcados; fueron borradas en 1494. De esta época datan varios retratos conmemorativos del fallecido Juliano.

En 1481, el Papa Sixto IV llamó a toda una serie de artistas prominentes florentinos y umbríos, entre ellos a Botticelli, para que pintasen frescos en las paredes de la Capilla Sixtina. El programa iconológico era la supremacía del papado. Para realizar la obra, los pintores tuvieron que aceptar unas convenciones representativas comunes a todos, de manera que la obra final resultara homogénea: usaban la misma escala de dimensiones, la misma estructura rítmica y representación paisajística, una sola gama cromática con adornos de oro que hiciera resplandecer las pinturas con la iluminación de las antorchas y las velas. En esta obra común la contribución de Sandro fue moderadamente exitosa, realizando tres recuadros: Castigo de Core, Datan y Abiram, Hechos de la vida de Moisés y La tentación de Cristo.








Después de su estancia en Roma (1481-1482), Botticelli volvió a Florencia, y "siendo de mente sofisticada, allí escribió un comentario sobre un pasaje de Dante e ilustró el Infierno que él mismo imprimió, dedicandole mucho tiempo, y esta abstención al trabajo condujo a serios desórdenes en su vida." Así hablaba Vasari del primer Dante impreso (1481) con las decoraciones de Botticelli, no imaginándose que el nuevo arte de la impresión pudiera interesarle a un artista.

A mediados de los años 1480 Botticelli trabajó en un gran ciclo de frescos con Perugino, Ghirlandaio y Filippino Lippi para la villa de Lorenzo el Magnífico cerca de Volterra; además, pintó muchos frescos en iglesias florentinas.
En 1491 Botticelli formó parte de un comité para decidir la fachada de la catedral de Florencia.

A finales del siglo XV, el ambiente florentino cambió. Savonarola es la mejor personificación de este cambio en el ambiente de la época. Este predicador, que en una estancia anterior no había hecho mella en los florentinos, regresó a la ciudad en 1490, y esta vez sus tremendas predicaciones sobre el Juicio Final tuvieron éxito debido a una serie de circunstancias, como la pérdida de poder que sufrieron los Médicis debido a las guerras franco-italianas, la expansión de la sífilis, llamado "mal francés" y el ambiente de milenarismo conforme se aproximaba el año 1500.





En 1492 murió Lorenzo el Magnífico. El rey Carlos VIII de Francia invadió Florencia en 1494, expulsando a Pedro de Médicis. Savonarola se hizo el líder de la ciudad, estableciendo una República que abominaba de todo aquello que representaban los Médicis como los objetos de lujo y los cuadros pintados por Botticelli.

Sandro era intensamente religioso. En estos últimos años de su vida su producción se caracteriza por la inquietud. Giorgio Vasari afirmaba que Botticelli fue un piagnone ("llorón" o "lloraduelos"), nombre con el que se designaba a los seguidores de Savonarola, y que por ello abandonó la pintura como vanidad terrenal.

El 7 de febrero de 1497 Savonarola y sus seguidores llevaron a cabo la más célebre Hoguera de las vanidades (Falò delle vanità): reunieron objetos que representaban la relajación moral con el fin de hacerlos arder en la Plaza de la Señoría. En esta hoguera ardieron unas cuantas obras de Botticelli.







El 4 de mayo de ese mismo año, una revuelta popular acabó con el dominio de Savonarola, quien murió el día 23 en la hoguera. Sin embargo, el ambiente intelectual había cambiado irremediablemente.
El biógrafo de Botticelli Ersnt Steinman investigó el desarrollo psicológico del artista a través de sus numerosas Vírgenes.

En la profundización del entendimiento y expresión en la interpretación de la fisonomía de María, Steinman cree ver una prueba de la influencia de Savonarola sobre Botticelli. Esto significa que el biógrafo necesitaba alterar las fechas de una serie de Vírgenes para apoyar su teoría; específicamente, las data en fechas muy posteriores a las que tradicionalmente se consideran. Steinman se muestra en desacuerdo con la afirmación de Vasari de que Botticelli no produjo nada después de caer bajo la influencia de Savonarola. Cree que las Vírgenes espirituales y emocionales representadas por Sandro provienen directamente de las predicaciones del monje dominico.

Vasari imputa a Botticelli una pintura herética de carácter gnóstico por encargo de Matteo Palmieri en una capilla en San Pedro Mayor; es un error de Vasari, pues dicha pintura, ahora parte de la Galería Nacional en Londres, es del artista Botticini.
Se dice que cayó en la pobreza, y que habría muerto de hambre si no hubiera sido por la diligente ayuda de sus antiguos patrones.

Lo cierto es que sigue produciendo obras, si bien en un tono más dramático y con una consciente regresión estilística hacia modelos antiguos, como puede verse en la serie sobre la Vida de san Cenobio y la Natividad mística (1501), consideradas sus últimas obras.

No se conoce amor concreto de Botticelli, ni alusión a excesos sentimentales; tenía "horror al matrimonio"1 . No se casó nunca. Fue denunciado anónimamente en 1502 de sodomía con uno de sus ayudantes, pero los cargos fueron más tarde desestimados. En 1504-1505 aparece como miembro del comité que iba a decidir la ubicación del David de Miguel Ángel.

Del año 1502 es su famoso escrito relativo a la realización de una especie de periódico conocido como beceri, de carácter satírico, destinado en su mayor parte a alegrar la lectura de los nobles de la sociedad renacentista. Tal proyecto, sin embargo, quedó en eso, no siendo nunca llevado a término.

Murió el 17 de mayo de 1510 y fue sepultado en su parroquia: la iglesia de Ognissanti en Florencia. A su muerte, el único heredero verdadero de su arte fue Filippino Lippi, que comparte con él la inquietud presente en sus últimas obras.
Olvidado durante mucho tiempo, fue redescubierto a finales del siglo XIX, suscitando una gran admiración sobre todo en Inglaterra.






Botticelli realizó más de 160 obras.