4 de octubre de 2007
- PATRIMONIO -
El valor de preservar lo que es de todos
Con la inminente catalogación de 1100 edificios en el casco histórico porteño, tras lo cual se registrarán otros 100 inmuebles en la city bancaria, el gobierno de la ciudad parece encaminado a apuntalar ante la Unesco la anhelada declaración de Buenos Aires como "paisaje cultural de la humanidad". Los informes del experto del organismo internacional que hace un mes estuvo en la ciudad parecen sintonizar con la pretensión de las autoridades de la ciudad, la que se sustenta en un largo trabajo de concientización ciudadana sobre la preservación del patrimonio cultural e histórico, que comenzó en 2004. Eso en el largo plazo. Pero en el mediano plazo, la catalogación brindará a esos edificios una "amortiguación" que se traduce como protección integral, y les confiere una legislación destinada a la restauración, en buena parte de los casos, y a la prohibición de demolerlos, en otros. Aunque el camino es largo, los pasos se consolidan. En el Ministerio de Cultura, que conduce Silvia Fajre, ven con buenos ojos el compromiso en esa dirección asumido por algunos legisladores porteños, que se han abocado a debatir en el recinto la protección patrimonial. En ese sentido trabajan, entre otros, los legisladores Inés Urdapilleta, María Eugenia Estenssoro y Fernando Caeiro.
La subsecretaria de Patrimonio Cultural, Nanny Arias Incollá, expresó ayer su beneplácito por el compromiso. "Es muy positivo que la Legislatura tome la posta, porque cualquier decisión del Ejecutivo tiene que ser aprobada por los legisladores. Y muchas veces las leyes duermen el sueño eterno y pierden estado legislativo para su tratamiento en el recinto". Le sobra razón a la subsecretaria, pues ése es el camino que recorren infinidad de iniciativas en el Congreso de la Nación.
En la comisión de Cultura de la Legislatura comenzará el debate sobre la protección de los edificios más representativos de la ciudad, sobre la base del inventario y catalogación encarado por el Ministerio de Cultura. Esta iniciativa procura acotar otra propuesta de "emergencia patrimonial" para todos los edificios construidos antes de 1941, impulsada por algunos legisladores, que deja en estado de indefensión legal a los propietarios, pues coloca a los inmuebles en una suerte de limbo jurídico.
La "amortiguación" propuesta por Cultura para los 1100 inmuebles del casco histórico significa proporcionar una protección integral, de modo de frenar cualquier acción directa sobre un área completa. Si bien el casco histórico tiene ya una protección a nivel nacional, lo que se procura -en estos tiempos de vorágine turística- es medir los impactos sobre esa arquitectura "testigo" de una cultura que, como dicen con cierto algunos observadores, es a Buenos Aires lo que la soja es a Santa Fe.
Por Susana Reinoso
La Nación - Opinión
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