23 de mayo de 2008
- POETA PORTEÑA -
RECORDANDO A UNA SEÑORA POETA
JULIA PRILUTZKY FARNNY
Desde que se afincó en nuestro país, esta notable narradora y poeta nacida en Ucrania, convirtió a la Argentina en su patria, como lo ha demostrado en muchos de sus versos y textos. Es una de los más caracterizados representantes de la Generación poética argentina del '40.
Fundó la revista cultural "Vértice". En 1941 recibió el Premio Municipal de Poesía por su libro "Intervalo". La parte predominante de su obra está dedicada a cantar al amor y a los sentimientos más profundos, y recorre desde su poemario inicial "Viajes sin partida" (1939) a "Antología del amor", libro que, leído en algunos capítulos de una telenovela de Alberto Migré, llegó a vender más de 100 mil ejemplares.
Brillante discípula de piano de Alberto Williams, estudiante avanzada de derecho, terminó desarrollando distintas actividades, con la literatura y el periodismo como ejes. Viajera inquieta, recibió distinciones en el exterior antes de que le llegara el éxito en la Argentina. Fue en 1978 —ya tenía doce libros publicados—, cuando Alberto Migré incorporó poemas de su Antología del amor en el teleteatro Pablo en nuestra piel, protagonizada por María del Cármen Valenzuela y Arturo Puig.
Ligada al partido Justicialista su obra "El Escudo" recoge sus poemas sobre Juan Domingo Perón y Eva Perón, e incluye el poema "Oración" que fue leído el 26 de julio de 1954 en un acto público masivo que se realizó en la avenida 9 de Julio. Algunos de su poemas se convirtieron en canciones, como "Algún día te querré", zamba musicalizada por Cesar Isella.
El 10 de marzo de 2002, al amanecer, en el geriátrico donde vivía, murió la poeta Julia Prilutzky Farny. Tenía 90 años, hija de una médica y de un ingeniero que le dieron una extraordinaria formación cultural y amigos notables: Miguel de Unamuno, Alfredo Palacios —su padrino—, Benito Quinquela Martín.
"Algunos dicen que escribo versos de caramelo", reconoció. Antes que refutarlo, prefirió disfrutar del mundo de la farándula, recién estrenado. Orgullosa de haber vivido todos los sentimientos amorosos que rimaba, se mantuvo coqueta aún anciana. No quería velorio y fue enterrada en el Cementerio de la Chacarita, de Buenos Aires.
PORQUE LA TARDE ES GRIS Y TODOS HABLAN
Porque la tarde es gris y todos hablan
yo escucho dilatarse un gran silencio.
Las gentes van juntando más palabras:
yo no sé de sus voces ni sus ecos.
Los árboles se alejan lentamente
entre la tibia niebla del paseo
mientras las frases caen como gotas
y apenas van cambiando los acentos.
Porque la tarde se va haciendo noche
los murmullos son más, los ruidos menos
y los pájaros se hunden en la sombra:
aún los oigo cantar; ya no los veo.
Tanto sonido inútil, derramado,
si dos palabras bastan hoy: te quiero.
YO NO SÉ TODAVÍA CÓMO EXISTE
Yo no sé todavía cómo existe,
cómo ha venido a mí y está creciendo
la indócil llamarada que no enciendo
y esta emoción que tiembla y que persiste.
No sé si estar alegre o estar triste,
ya no entiendo la voz sino el acento,
ya no busco ni espero ni presiento:
apenas sé que estoy. Que está. Qué existe.
Pero cómo saber si es sólo un juego:
neblina, soledad, engaño, fuego.
¿Es un juego? Pues bien, hay que jugarlo
con una dulce complacencia esquiva
o una total entrega fugitiva.
¿Y si fuera el amor? Hay que aceptarlo.
QUIERO HABLAR DE TU AMOR, PORQUE ES EL MÍO...
Quiero hablar de tu amor, porque es el mío:
decirme tu impaciencia y tu sorpresa,
tu soledad de mí que en mí no cesa,
tu sed que ignora el borde del hastío.
Quiero decir tu dulce desafío,
tu inseguro temblor y tu certeza,
tu júbilo que es casi una tristeza,
tu miedo indetenible como un río.
Quiero hablar de mi amor, porque es el tuyo:
porque estoy en el grito y el arrullo
-desesperado actor, mudo testigo-
porque soy quien se va pero regresa
para morder tu mano, mientras besa,
porque soy el que otorga. Y el mendigo.
VIAJE SIN PARTIDA
No amarse ahora, pero haber amado.
Y encontrarse otra vez, recuerdo grave
como el de alguna flor de aroma suave
que se mustia en un libro ya olvidado,
Va surgiendo el recuerdo desvelado:
una palabra, un gesto... Es una clave
que nadie descifró, que nadie sabe;
recinto nuestro, cántico inviolado.
Estamos en silencio, frente a frente.
Y sin verte, yo sé que me has mirado
con no sé qué recuerdo transparente
en los ojos lejanos... No has cambiado.
Y es dulce estarse así, indolentemente,
pero no amarse ya. Haberse amado.
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