30 de junio de 2007

- PUENTES -


Tender puentes, no cortarlos


Uno de los episodios más lamentables de las relaciones exteriores de la Argentina es, sin lugar a dudas, la confrontación con Uruguay por la instalación de una planta de fabricación de pasta celulósica en la localidad de Fray Bentos, en la orilla oriental del Río Uruguay. La cerrazón en la dirigencia política de ambos países desembocó en una situación de tirantez diplomática inédita entre dos naciones hermanadas por la historia, en la que los cortes de rutas y puentes han sido factores determinantes para la creación de un clima de crispación que en nada ayuda a la búsqueda de denominadores comunes.

Por eso resulta altamente preocupante la confirmación de parte del gobernador de Entre Ríos, Jorge Busti, de que el estado provincial ayudó y continuará ayudando económicamente a los asambleístas que desde hace meses bloquean los pasos fronterizos. Los cortes permanentes requieren no sólo espíritu de lucha y tiempo para hacerlo, sino también fondos para ser sostenidos.

Se ha dicho que los fondos públicos serán empleados para financiar las tareas de divulgación de la lucha ambiental y para apoyar a las movilizaciones en contra del funcionamiento de la planta de Botnia. Busti ha expresado que la ayuda económica no se dará para que los asambleístas corten las rutas. Sin embargo, en un país en que las rendiciones de cuentas y la asunción de responsabilidad por el destino de fondos públicos no es una práctica habitual, ¿quien puede garantizar que la ayuda prometida por el mandatario entrerriano no terminará financiando los cortes de carreteras?

El puente que vincula Gualeguaychú con Fray Bentos está bloqueado desde diciembre último, mientras que el tránsito en las rutas de Colón a Paysandú y de Concordia a Salto es interrumpido según un cronograma fijado por los asambleístas. De acuerdo con algunos de los representantes de los vecinos entrerrianos que realizan los cortes, se está proyectando un corte más prolongado para las vacaciones de invierno en Concordia, para lo cual sus organizadores consideran que serán necesarios algunos elementos, como carpas y casas rodantes, para poder enfrentar el frío y porque, según sus estimaciones, "la lucha se va a intensificar el día que Botnia empiece a andar".

Como lo hemos señalado en reiteradas oportunidades en esta columna editorial, impedir el ejercicio del tránsito en puentes, rutas o caminos de uso público significa lesionar autoritariamente el derecho de entrar, permanecer, transitar y salir del país, que la Constitución garantiza a todos sus habitantes. El hecho de que un grupo de vecinos ejerza libremente su libertad de expresión y se manifieste en contra de la instalación de la pastera, cuya inauguración se prevé para octubre o noviembre próximos, no puede ser usado como argumento para justificar la ejecución de actos ilícitos, ajenos a esa libertad y dirigidos a lesionar la libertad de tránsito.

Esto no implica desconocer la legitimidad de los reclamos de los vecinos frente a proyectos industriales que pueden afectar el medio ambiente. Pero de ninguna manera se puede avalar la acción directa y su sostenimiento económico por parte del estado provincial, porque son métodos ajenos a una sociedad madura que pretende que sus puntos de vista sean oídos y tenidos en cuenta.

Actitudes como la del mandatario entrerriano de apoyar económicamente a los asambleístas, al igual que la complicidad del gobierno nacional con los cortes de rutas, no contribuirán a serenar los ánimos y mucho menos a liberar el camino de escollos para un diálogo franco y fecundo.

Mientras continúa la tensión en las relaciones entre Uruguay y la Argentina, las Academias de Letras de ambos países y de Paraguay han propuesto una serie de proyectos para robustecer históricos lazos, bajo un lema muy oportuno: "La lengua y la literatura son puentes sobre el río". Y nos han recordado que el mejor de los sentidos del verbo "pontificar" es "tender puentes", no cortarlos.

29 de junio de 2007

- LA BIBLIOTECA DIGITAL -


Alejandría en Internet

Hace años que se habla de la creación de "la super biblioteca digital" y poco a poco vamos asistiendo a su definitiva concreción.

Pese a los muchos problemas legales Google y Microsoft entre otros, lo está haciendo a pasos agigantados. Realmente creo que es importantísimo para que cualquier persona pueda acceder a contenidos de diversa índole. De hecho cada vez hay más y mejor material en la Web! Se han creado PDF con algunos libros en Internet para ser leídos en pantalla, como por ejemplo en la Argentina: Clarín ha publicado a los ganadores sus premios y diversos textos y ensayos; Jorge Asís fue entregando de a capítulos su último título: "Hombre de Gris", etc.

Hay otra posibilidad, para los que les guste más el “papel tradicional” es imprimirlo y ó grabarlo en CD ó DVD para los que gusten “atesorar” texto e información. Lo importante es “el alcance y la llegada” a la literatura y a la información toda de la mayor cantidad de individuos, en cualquier lugar donde habiten (siempre y cuando cuente con una PC, claro está).

¡Esta es una revolución que debemos saber aprovechar...!

El tema de Derechos de Autor, debería ser asistido por parte de los que publiquen los contenidos y solventado con dineros adquiridos por la publicidad que, de hecho, habrá en sus páginas Web. Deberán intervenir protagónicamente las Editoriales ó irán quedando fuera, como va ocurriendo con todo lo impreso! Argentores (Sociedad General de Autores) y la SADE (Sociedad Argentina de Escritores) en el caso Latinoamérica, puede asesorar sobre los alcances, así como SADAIC (Sociedad de Autores y Compositores) junto a CAPIF (Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas), lo hacen con la música (NASPER - KAZAA, etc.)

La “era digital” no da respiro a nadie. Alvin Toffler y Nicholas Negroponte se quedaron cortos en “La Tercera Ola” y “Ser Digital” respectivamente. El genial Ray Bradbury siempre dijo que a través de sus años en “la ciencia-ficción”, lo que le había fallado ó no había tenido en cuenta, era su desconocimiento e imaginación sobre lo que ocurriría con los chips y la microelectrónica.

Las nuevas tecnologías sirven para el aprendizaje y la enseñanza de todos. La difusión de “todo” hace que masivamente los interesados ingresen a mundos vedados –casi sin darse cuenta- Esto es la tan mentada cultura de la información, que abarca tanto: texto, voz, imágenes fijas y en movimiento, datos y audio en general, música en particular.

Todo está en la red.

Lo bueno y lo malo pasa por Internet.

Cada uno sabrá como sacarle el jugo provechosamente ó no!


Ricardo A. Carrasquet

27 de junio de 2007

- CULTURA Y COMUNICACION -




LA CULTURA

Y LA

COMUNICACIÓN



La Cultura es entre tantas otras cosas, una herramienta de inclusión y participación, que debería funcionar como un elemento de reparación social, para un tejido tan dañado, frustrado y castigado como el nuestro (estamos hablando de la mismísima Ciudad de Buenos Aires)

Esta tarea no se podrá llevar adelante y acabadamente bien, si no se dispone de otra pieza fundamental: la de divulgación, propagación y transmisión que es la Comunicación.

No importa solamente “lo que pasa” ó “lo que se hace”; es indispensable comunicarlo, transmitirlo y divulgarlo a la población toda y específicamente llegar a cada nicho poblacional, a cada segmento socio cultural debidamente determinado por: Edad, sexo, educación, interés, necesidad e innumerables variables que soportarían los más sofisticados estudios sociológicos, tal como los que se llevan a cabo para segmentar un producto, previo testeo de lanzamiento en campaña publicitaria. Estamos hablando de “la bendita pauta”.

La fusión de ambas disciplinas en forma mancomunada, tendera a cambiar los escenarios de clarificación y penetración, en lo que a políticas profundamente sociales y educacionales deberemos intentar llegar a beneficiar.

La participación ciudadana en los quehaceres culturales barriales deberá ser profundamente abarcativa, tanto en sus contenidos, como a los que se pretenda llegar: personas, vecinos, habitantes, turistas, pasajeros, etc. Lo importante es que a la gente “le cambie en algo la vida” el contacto con la cultura y de este modo la integre a otro mundo, un poco más profundo, diverso y creativo.
Con el tiempo nacerá algo nuevo: de la Siembra y el Cultivo... ¡De eso se trata!

Pese a que se cuente con programas buenos ó excelentes, éstos NO funcionarán si los actores no lo saben. Si la gente no se entera, si la población no participa, si los vecinos no se integran, -tanto en forma activa como pasiva- De nada sirve esfuerzo alguno.

Una buena comunicación es la piedra basal de todo intento de logro que muchas veces va aparejado con el éxito.
Si no entendemos esto, las ideas navegaran, UNA VEZ MÁS -solamente para pocos- y no se contribuirá el desafío de la hora.
No son dos cosas tan distintas. Solo se trata de darles un buen uso y para ello hace falta conocimiento.

Un ejemplo palpable: colocar al Canal de la Ciudad en manos de gente de la Cultura y la Comunicación. ¡Esa es la fórmula correcta!

Ricardo A. Carrasquet

26 de junio de 2007

- ADICCIONES -




Una sociedad con muchas adicciones

Por Carlos Souza
Para LA NACION



La Asamblea General de las Naciones Unidas en 1987 decidió establecer el 26 de junio de cada año como Día Internacional de Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas. En el país, se constituyó en 1989 la Sedronar, como el organismo oficial a cargo de gestionar acciones de prevención y asistencia a drogodependientes e introducir un amplio abanico de estrategias para reducir la oferta y demanda de sustancias psicoactivas.

En ambos casos se logró jerarquizar un problema que afecta a la comunidad y también ubicar al adicto, último eslabón de una oscura maraña delictiva, no como a alguien con fallas morales sino como a una persona con un problema personal, familiar y social: un avance, sin duda.

Pero fue más importante el trabajo de las organizaciones no gubernamentales (ONG). En 1973, Carlos Novelli se convirtió en pionero en el desarrollo de sistemas de tratamiento basados en la comunidad terapéutica, exitosa modalidad sustentada no sólo en lograr la abstinencia, sino en recuperar valores como la dignidad, la solidaridad y la ética del trabajo.

Así como la existencia de una ley no significa que se cumpla, la existencia de un organismo a cargo de las políticas de drogas no implica que se hayan logrado sostener eficaces políticas de Estado en la materia. Las cifras son elocuentes: en apenas cuatro años, el consumo de paco aumentó un 200%. Según un estudio financiado por la OEA, la venta de cerveza creció de 240 millones de litros en 1980 a 1300 millones en la actualidad, un aumento del 400%. Se duplicó la atención de emergencias derivadas de accidentes vinculados con el consumo de alcohol y drogas entre 1995 y 2003. El alcohol y las drogas están presentes en cuatro de cada diez accidentes automovilísticos.

El que se tome como algo natural el consumo creciente de droga, como está sucediendo, no nos debe llevar a claudicar en la generación y puesta en práctica de acciones asistenciales y preventivas, aunque esto signifique cubrir con un mantel chico una mesa grande. El mantel debe ser cada vez más grande, lo que no ocurre en la actualidad. El presupuesto anual de la Sedronar es de 23 millones de pesos. Esta partida es absolutamente insuficiente. Chile tiene un presupuesto de 18 millones de dólares; Brasil, de 46,2 millones de dólares; Bolivia, 23,2; Uruguay, 8,3, y Ecuador, 13,1 millones de dólares.

No ayuda la actual discusión sobre quién tendría a su cargo el Registro Nacional de Precursores Químicos (Renpre) actualmente en la órbita de la Sedronar, disputado por el Ministerio del Interior. Los precursores químicos son los elementos indispensables para la fabricación de cocaína. Actualmente, su venta está significativamente más controlada y restringida, con el objetivo de frenar la proliferación de las llamadas "cocinas" o laboratorios clandestinos. No obstante, valdría la pena analizar el fenómeno. A menor circulación de precursores químicos, menor fabricación de cocaína en laboratorios clandestinos tendremos, pero mayor circulación de pasta base de cocaína, ya que ésta no dejará de ingresar por nuestras porosas fronteras. Se repara una grieta y se abre otra: un dilema de compleja resolución.

Nuestra sociedad tiene mucho de adicta: adicción a drogas, psicofármacos, alcohol y nicotina. Pero también tenemos adicción al poder, al vértigo, a la transgresión y a las marcas. Un adicto a las sustancias psicoactivas se familiariza con hábitos destructivos. Nosotros nos familiarizamos con las cifras; ya no nos conmueven: son números. Un adicto no logra proyectarse: vive en el presente, en la inmediatez, o en el pasado. Resuelve a través de impulsos, que le otorgan un ilusorio y temporario sentimiento de control de las cosas que lo rodean. Transgrede normas. Es víctima de su inmadurez emocional. El primer objetivo en la terapia con adictos es que logren pasar del mundo de la inmediatez a la capacidad para reflexionar sobre sí mismos. Para lograr esto, es necesario que todos -sujeto, familia y redes de contención- vuelvan a considerar problemáticos hábitos destructivos con los que hoy estamos patológicamente familiarizados.

No hay que hundirse en el desaliento y la desesperanza. Contamos con grandes potenciales, tanto en el plano gubernamental como en la sociedad. Las ONG son reservorios de experiencia y trabajo de campo. Complementan, no sustituyen, la acción del Estado. Priorizar el problema es también dejar de lado el debate sobre la legalización de las drogas, estéril en el actual contexto de emergencia.

Aunque no parezca progresista, la salida sigue siendo la toma de conciencia colectiva sobre el problema de la droga y sus consecuencias, la asignación de recursos necesarios para encarar sólidos programas y reforzar los existentes, simultáneamente con la articulación de redes sociales de contención que apunten a desarrollar personalidades con pensamiento crítico y a recuperar el sentimiento de comunidad.

El autor es presidente de la Fundación Aylén para la Prevención y Asistencia de las Adicciones

25 de junio de 2007

- GOLPES... -




Al Presidente lo golpearon
por derecha y por izquierda

Por Joaquín Morales Solá
Para LA NACION


Difícilmente las derrotas de ayer puedan vestirse de fiesta. Al Presidente lo han golpeado por derecha y por izquierda. Mauricio Macri lo batió en la Capital y Fabiana Ríos lo tumbó en el confín del mundo, en Tierra del Fuego, al lado de la provincia de sus amores, Santa Cruz. Si en algún momento el talento chisporroteara en un sector de su oposición nacional, el Presidente se verá obligado a tomar precauciones sobre su proyecto fundamental. A este ritmo de fracasos electorales, hasta los comicios presidenciales de octubre podrían entrar en un mundo nuevo de incertidumbres.

Un Sapag lo acaba de voltear en Neuquén y Hermes Binner se prepara para traquetearlo en Santa Fe. Casi ninguna apuesta distrital le salió bien a Kirchner. Es probable que ese amplio paisaje de capitulaciones no esté indicando nada todavía sobre la continuidad –o no– del kirchnerismo en el poder. Pero la política se torna más imprevisible que su propia naturaleza cuando entra en una enrevesada y díscola vorágine como la de los últimos tiempos.

Según el encuestador Julio Aurelio, Kirchner y Filmus tuvieron un 50% de votos propios y convencidos, y otro 50% de votos anti-macri. En cambio, más del 70% de los votos de Macri le pertenecen a él y menos del 30% son sólo antikirchneristas. Si fuera así, Kirchner ha confirmado que no puede superar en la Capital ese 20% que ya tuvo como candidato a presidente. El mismo porcentaje lo confirmaron Rafael Bielsa, como delegado suyo en las elecciones legislativas de 2005, y Filmus ahora, como pretendiente, también suyo, a la jefatura del gobierno porteño.

Kirchner tiene definitivamente un conflicto irresuelto con los capitalinos. Quizá el problema viene del preconcepto de muchos caudillos provinciales (Adolfo Rodríguez Saá creía lo mismo) de que los porteños son irremediablemente progresistas. De ahí la reincidencia del Presidente con los discursos de monotonía progresista. Los porteños son progresistas en las costumbres sociales y en ciertas sensibilidades, pero son, a la vez, muy pragmáticos cuando deciden quiénes los gobernarán. Esa oscilación social entre pragmatismo y progresismo ha terminado, parece, confundiendo a Kirchner.

Otro aspecto del Presidente que los capitalinos no están dispuestos a perdonarle fácilmente es su estilo de político parlanchín, confrontativo y a veces arbitrario. La sociedad de la Capital es demasiado sofisticada como para digerir los desórdenes intelectuales de Kirchner y su consiguiente barullo dialéctico. Ya se lo hizo saber en las elecciones de 2003, en las de 2005 y ahora. ¿Ha decidido perder para siempre la Capital, el distrito natural de cualquier presidente?

La derrota contundente y la fiesta inexplicable. "Nunca tuvimos, como ahora, el 40% de los votos", se pavoneó Filmus. ¿A quiénes se refiere esa primera persona del plural? ¿Al peronismo? Perón y Cámpora tuvieron un porcentaje mayor de votos en la Capital en 1973. ¿O aludía al progresismo? Aníbal Ibarra derrotó a Macri, en la segunda vuelta de 2003, con casi el 54% de los votos. Aquel Ibarra fue más apoyado por Kirchner, como presidente recién estrenado, que Filmus en los últimos días.

El kirchnerismo tiene un desprecio a flor de piel por los que votan otra cosa. El propio Filmus cometió anoche dos errores garrafales, de los que la democracia no debería absolverlo: jamás nombró a Macri cuando saludó al candidato triunfador y, encima, dedujo que a su fórmula la habían votado "los que piensan". Es el mismo candidato que tras la primera vuelta, hace tres semanas, señaló a una sociedad que "se equivocó". Sus palabras de antes y de ahora exudan cierto mesianismo y una cuota no menor de arrogancia.

Los hechos son mejores que las deducciones. Les guste o no, ha surgido un líder opositor con Macri. Ayer ganó la segunda elección consecutiva en tres semanas, con márgenes que abisman, y antes ya había triunfado en las legislativas de 2005 y en la primera vuelta de 2003. Ni Ricardo López Murphy ni Roberto Lavagna ni Elisa Carrió están en condiciones de mostrar un currículum tan amplio de victorias en uno de los cuatro distritos más importantes.

Algunos opositores temen a lo que ellos llaman el 18 de Brumario argentino. Ese día del calendario de la revolución francesa, Napoleón se alzó con el poder gracias a las divisiones de sus opositores y al apoyo de los franceses. El 18 de Brumario macrista sería para desplumarlos de su lugar a los candidatos opositores que trabajan para octubre. El debate sobre la actitud de Macri en las próximas presidenciales se abrirá, lo quiera Macri o no. Sin embargo, es preferible dejar las cosas como están. El decurso de la política puede vislumbrarse, pero no puede precipitarse.

¿Será generoso Kirchner al negociar con Macri? Le cuesta acomodarse a las malas circunstancias, pero siempre termina reconociendo que su universo ha cambiado. La aceptación de la derrota en Misiones le llevó una semana y otra semana le costó darse cuenta que había perdido muy mal en la Capital.

Seguramente lo recibirá a Macri en las próximas horas y lo tratará amablemente, como lo hace en todos los encuentros con personas que no se inclinan bajo su reinado. La pregunta, sin respuesta aún, consiste en saber si lo liberará a Macri de los obstáculos que podrían afear su gestión. El primero de ellos sería si no contara con una policía propia, que convertirían en imposibles de cumplir muchas promesas de Macri.

¿Qué extraño hilo de la historia une a Macri, a Fabiana Ríos, a Sapag y a Binner? Todos son expresiones distritales muy lejanas de las estructuras del peronismo y del radicalismo, que formaron parte central del sistema de partidos en los últimos 60 años. Manotazos sociales sin vertebración nacional. Kirchner sabía en 2003 que se hacía cargo de una crisis económica, ya en franca recuperación, y de una crisis política sin solución a la vista. Sigue sin solución.

Hace cuatro años, días antes de la elección en Tierra del Fuego, alguien le preguntó a Kirchner quién ganaría. Competían sólo el PJ y la UCR. Respuesta de Kirchner en aquel momento: "No importa el resultado. Si gana el candidato radical hundirá la isla. Y si gana el peronista se robará lo último que queda". Su pronóstico no era errado. Pero, ¿qué hizo Kirchner para cambiar ese estado de cosas? Nada. Al revés, se montó sobre la vieja estructura del PJ y terminó apoyando lo impresentable.

Es lo mismo que ha hecho en casi todos las provincias, empezando por la de Buenos Aires. Un duhaldista que hace gala del humor suele decir que en Buenos Aires el duhaldismo está intacto; sólo sucede que lo maneja pasajeramente, agrega, otro jefe, que es Kirchner.

Mientras, el ARI ganó su primera gobernación. Fabiana Ríos no tiene la impronta belicosa de Carrió. Su prioridad no será hacer oposición ciega a la administración nacional, sino gobernar una tierra de viejos zafarranchos.

A Kirchner le duele más que lo acorralen por izquierda y que, además, la victoria en el sur recóndito haya servido para redimir de su derrota capitalina a Carrió, la adversaria que, en el fondo, más detesta y teme.

24 de junio de 2007

- PREPOTENCIA -



Ocaso de la


campaña sucia


Por Jorge Fontevecchia

Diario Perfil


Foto R.A.Carrasquet

Ayer el diario Página/12 publicó un interesante Panorama Político firmado por Luis Bruschtein donde decía: “Resulta paradójico que [...] favorecido por la ola de denuncias de corrupción y autoritarismo que inundó a los medios poco antes de las elecciones porteñas, Macri lo usara para neutralizar cualquier cuestionamiento, crítica o denuncia que pudiera surgir contra él o su fuerza. Se creó así un espacio donde resultaba legítimo denunciar al oficialismo y sus candidatos, ya fuera por ideología, historia, corrupción o mal desempeño, pero cualquier alusión a la centro derecha en cualquiera de estos rubros asumía la forma de campaña sucia, como lo repitieron hasta el cansancio muchos analistas mediáticos. De esta manera, la campaña para la segunda vuelta fue un paseo para Macri”.

Tiene razón Bruschtein y queda responder por qué. Un buen comienzo sería preguntarse: ¿qué diferencia al periodismo crítico de las campañas sucias de prensa? No totalmente pero sí en parte, algunas de las mismas diferencias que separan al periodismo crítico del periodismo partidario que a veces le toca ser de oposición y otras oficialista. Como tantas veces dijimos, para el primero el periodismo es un fin, para el segundo es un medio y su fin es la política. El periodismo crítico es crítico de todos los gobiernos; el otro ciertas épocas es crítico y en otras, oficialista.

Pero es mucho mejor género este último que el periodismo, si es que se lo puede llamar así, que siempre es oficialista; aquí el fin ya no es la política sino simplemente el beneficio personal.
Siguiendo esta línea de razonamiento para llegar a la conclusión, muchos periodistas, al ver que se usaba a su profesión para hacer campañas sucias financiadas por el Gobierno no quisieron parte del juego. Y los lectores, al ver que con frecuencia inusual se sucedían tapas críticas a Macri en medios donde nunca se critica a personas afines al Gobierno, también descubrieron el juego y dejó de influirles. Quizás, incluso, jugó a favor de Macri.

Marshall Mc Luhan explicaba que “el medio es el mensaje”, que junto con todo mensaje había un metamensaje que comunicaba sobre quien comunicaba y la importancia –credibilidad– del mensaje estaba altamente condicionada por los atributos del emisor. La revista Noticias publicó una tapa muy crítica de Macri en enero pasado y nadie imaginó nunca que se tratara de una campaña sucia, comenzando por el propio damnificado cuya reacción fue pedir derecho a réplica, lo que terminó derivando en un debate entre Macri y Noticias que ocupó seis columnas, tres de cada parte, y se extendió durante dos meses hasta comienzos de marzo.

No fue Noticias precisamente indulgente con Macri: en la edición de la tapa que dio origen a la polémica cuyo título decía “Radiografía de un candidato haragán”, se lo llamó “inmaduro”, que “vive en una burbuja”, se lo calificó de “frívolo” y con un “hedonismo crónico funcional a la vacuidad de la política argentina”, además bautizó a su entorno como el “grupo Festilindo”. La nota se titulaba “El señor de los caprichos”.
¿Por qué esa nota y las tres columnas críticas a Macri posteriores, que integraron lo dicho por Noticias en ese debate, no resultaron sospechosas de ser una campaña sucia? Mi personal interpretación tiene que ver con la honestidad intelectual: cuando el otro y el lector perciben que a pesar del desacuerdo sobre lo publicado no existen intereses ocultos que guíen la acción ni beneficios o réditos egoístas que la motiven.

Macri será el Gobierno de la Ciudad en algunos meses y tanto la revista Noticias como este diario se dedicarán a criticar sus puntos flacos como hicieron con todos los gobiernos anteriores sin importar si son de derecha o de izquierda, si discriminan y premian o no con la publicidad oficial (algo parecido al ejemplo que se verá al fin de esta columna).

Esa actitud legitimiza la crítica, la separa de las campañas sucias y, muy probablemente, la hace mucho más efectiva porque, como decía Mc Luhan, no pesa lo mismo el mismo mensaje que proviene de medios diferentes.

La prepotencia. Quizá también este ejemplo sirva para explicar por qué el propio Presidente descubrió que debía dejar de atacar públicamente a Macri y después de una diatriba inicial completó, hoy, 16 días sin mencionar al candidato del PRO. Cada vez que Kirchner encendía su atril bajaba la intención de votos de Filmus. De la misma forma que el apoyo de Kirchner a Rovira en Misiones el año pasado terminó potenciando la figura del ex obispo Pigna. Probablemente se explique en que la prepotencia es uno de los defectos menos tolerados por la gente.

A modo de epílogo sobre la prepotencia, es divertido reproducir la conversación interceptada por radio en la costa de Finisterre (Galicia) en Octubre de 1995.

Españoles: ...(ruido de fondo)... Por favor, desvíen su rumbo quince grados sur para evitar colisión...

Americanos: ...(ruido de fondo)... Recomendamos que desvíen su rumbo quince grados norte para evitar colisión...

E: Negativo. Repetimos, desvíen su rumbo quince grados sur para evitar colisión.

A: Al habla el Capitán de un navío de los Estados Unidos. Insistimos, desvíen su rumbo.
E: Volvemos a repetir, les recomendamos que desvíen su rumbo.

A: (gritando) Les habla el capitán del portaviones de la Marina norteamericana USS Lincoln, el segundo más grande de la flota. Nos escoltan tres destructores, tres cruceros y numerosas corbetas de apoyo. Les ordeno que desvíen su curso 15 grados norte. En caso contrario nos veremos obligados a tomar las medidas que sea necesarias para garantizar la seguridad de este buque. Por favor obedezcan inmediatamente.

E: Les hablamos desde un faro. Somos dos personas. No tenemos ni pajolera idea de nuestra posición en el ranking de faros españoles. Nos escoltan un perro, nuestra comida y dos cervezas. Tenemos el apoyo de Cadena Dial de La Coruña y estamos en tierra firme. Pueden tomar las medidas que consideren oportunas y les dé la gana para garantizar la seguridad de su buque, pero, volvemos a insistir, lo mejor es que desvíen su rumbo si no quieren darse de narices contra el faro.

22 de junio de 2007

- SIN LAGO -



Desapareció
misteriosamente
un lago


Se secó totalmente
entre abril y mayo.

Tenía 10 hectáreas y una profundidad de entre 5 y 25 metros


En apenas dos meses, desapareció como por arte de magia un lago del fiordo Témpano, ubicado en el límite de la región de Magallanes con Aisén, al oeste de Campo de Hielo Sur, en la zona austral de Chile.

Los fragmentos de glaciares que antes flotaban en el agua quedaron apoyados en terreno seco.

La inexplicable situación fue detectada por guardaparques de la Corporación Forestal Nacional de Chile (Conaf), quienes mensualmente monitorean la zona como parte del programa de control de la conservación de huemules que se mantiene en la región.

El lago tenía una superficie aproximada de alrededor de 10 hectáreas, y profundidades que van desde los cinco hasta los 25 metros.

El refugio de Conaf se encuentra a unas cuatro horas de caminata de allí, lo que equivale a una distancia de unos nueve kilómetros. A fines de marzo el grupo había recorrido la zona y observado que el lago, que hasta ahora no tiene nombre, tenía una cota de agua normal.

Sin embargo, en la visita del 27 de mayo los guardaparques se llevaron una gran sorpresa: el lago había desaparecido de la faz de la Tierra.

En vez de agua se encontraron con que los trozos de glaciar que antes flotaban ahora se encontraban en el fondo de un lecho seco, atravesado por grandes grietas.

El río que lo alimentaba, que lucía un considerable caudal, también había perdido fuerza y se había convertido en apenas un riachuelo.

"Antes, era difícil cruzarlo por el caudal que tenía. Hoy se puede transitar normalmente. Se formaron enormes grietas que deberán ser evaluadas por geólogos. No podemos especular, pero el lago desapareció y los témpanos que existían quedaron sobre el lecho", explicó el director regional de Conaf, Juan José Romero.

Desconcierto

Germán Coronado, jefe del área de Puerto Edén de Conaf, fue testigo del insólito hecho en la visita de fines de mayo.

Estimó que el lago tenía unos tres km de largo por tres de ancho y que el río que lo alimentaba tenía unos 40 metros de ancho y una extensión de 8 km. Las grietas que aparecieron en el lecho tienen hasta 25 metros de profundidad.

Respecto de probables causas, Romero dijo que "es posible que haya habido un movimiento de placas. Pudo haber sucedido en la época de los temblores en Aisén, pero son sólo conjeturas". Agregó que en las próximas semanas será necesario viajar a la zona con geólogos para revisar sobre el terreno lo ocurrido y establecer las causas.

El investigador del Instituto Antártico Chileno Ricardo Jaña no duda de que tiene que haber habido un colapso, pero cree que si efectivamente existió el alud deberían haber quedado señales en el terreno.

21 de junio de 2007

- SIEMPRE BUENOS AIRES-



Pasado y presente de Buenos Aires


A medida que nos aproximamos al Bicentenario, la ciudadanía de Buenos Aires proyecta sobre nuestra historia un perfil a la vez subordinado y autónomo: Buenos Aires cabecera del Estado, capital, por tanto, de la República, y Buenos Aires recinto de un electorado poco sumiso, esquivo en ocasiones, de difícil sintonía con los designios nacionales de los presidentes. Si el primero de estos componentes lo justificó Juan Bautista Alberdi, el segundo lo ilustró Leandro N. Alem.

Esta dialéctica entre presidentes y ciudadanos porteños se desenvolvió -obvio es constatarlo- durante un largo trayecto. A partir de 1880, una vez establecida la capital en Buenos Aires, luego de una sangrienta batalla, la ciudad quedó bajo la jurisdicción directa del presidente de la Nación. Fue una victoria que ponía patas arriba una situación en cuyo decurso tres presidentes constitucionales (Mitre, Sarmiento y Avellaneda) habían ejercido su poder desde un lugar sobre el cual no tenían jurisdicción. Eran, como se decía entonces, meros huéspedes del gobernador de la provincia de Buenos Aires.

Esta relación tendida entre dos poderes instalados en una misma ciudad se selló en 1880 con el triunfo militar y político de Julio A. Roca. La ciudad, subordinada a los poderes nacionales, perdió su antigua autonomía, pero siguió creciendo en tamaño y prestigio. No elegía a su jefe de gobierno, pero sí lo hacía con respecto a los legisladores nacionales y, desde luego, al presidente de la Nación.

Ante este nuevo esquema, Alem sentenció que la Argentina se encaminaba hacia un irremediable destino de centralización. Acaso tuvo razón, en vista de lo que más tarde habría de acontecer: concentración demográfica, concentración de la riqueza, concentración de las decisiones. Sin embargo, ese pronóstico no fue ajeno a un temperamento ciudadano (que el propio Alem encarnó con entusiasmo) siempre dispuesto a enarbolar la bandera de la oposición. Los presidentes habían, sin duda, conquistado el poder administrativo de Buenos Aires, como creía Alberdi, pero les costaba un trabajo ingente atraer para sí el poder electoral que emanaba del ejercicio del sufragio.

La rebeldía tuvo momentos críticos. En todo caso, no era fácil ajustar el dominio de los presidentes sobre la ciudad capital, aun en períodos en los que imperaba el fraude. Más significativas fueron las pruebas que tuvieron que soportar los presidentes ungidos por mayorías populares. Cuando gobernaron Hipólito Yrigoyen y Marcelo T. de Alvear, los socialistas obtuvieron varios espaldarazos del electorado; cuando le tocó en suerte a Juan D. Perón, ya instaurado el sufragio femenino, el padrón masculino seguía votando a la oposición. Durante la presidencia de Arturo Frondizi, Alfredo Palacios volvió a subyugar a los porteños en 1961 y regresó en triunfo al Senado. En 1973, Fernando de la Rúa contuvo en el distrito la marea electoral que había entronizado de nuevo al peronismo. Cambios en la ideología; continuidad en el talante opositor. Tal vez esta remisión al pasado y a los hilos invisibles que van enhebrando las tradiciones sirva para comprender lo que está ocurriendo en el último tramo de la campaña electoral de Buenos Aires: una oposición de raigambre local, sin referente nacional alguno, se enfrenta por interpósito candidato al propio presidente de la Nación.

Aunque en los últimos días haya disminuido la intensidad del compromiso de Néstor Kirchner, las estrategias en juego marcan, por un lado, una extendida reacción de autonomía del electorado (ya verificada en la primera vuelta) y, por otro, una propuesta más vasta (proyecto o modelo nacional, lo llaman) capaz de abarcar un ambicioso juicio sobre el pasado y porvenir del país. Este contrapunto se ubica en varios planos superpuestos. En primer lugar, hay una evidente asimetría entre las propuestas de la fórmula gubernamental y las de la fórmula de oposición. No obstante, la estrategia circunscripta de la dupla Macri-Michetti puede servir de vehículo para expresar un descontento mayor, que comprende tanto a la administración municipal como al gobierno nacional. La elección se ha nacionalizado no tanto por las intenciones de esa clase de oposición municipalista, sino por el tono de batalla decisiva impuesto desde la presidencia. Una derrota de la fórmula Filmus-Heller equivaldría, entonces, a una derrota del Gobierno. De aquí la importancia, para estos últimos, de cosechar el mayor número de votos para forjar, de esta manera, un capital electoral que podría también ser decisivo en los comicios de octubre.

En segundo lugar, no hay que olvidar que en la larga secuencia histórica del voto porteño el electorado suele representar el rol del ciudadano autónomo, proclive a manifestar su independencia, mientras que el gobierno nacional asume el papel de un gran elector, capaz de volcar a la liza dinero, recursos y propaganda. El gran elector pretende subordinar el distrito a su imperio; la mayoría del electorado, por su parte, se resiste a ello.

Las tácticas de último momento hablan por sí solas: omnipresente publicidad negativa, campañas dirigidas a despertar el instinto del miedo en los empleados públicos, con objeto de inclinar el favor de esa masa crítica; movilización activa de figuras y referentes sociales.

Toda esta ambiciosa escenografía podría desplomarse frente al voto opositor, tanto o más relevante que el de la primera vuelta, si el Gobierno no guardase en su manga un instrumento de control de sobra conocido. La autonomía política de la ciudad de Buenos Aires es, en efecto, mucho más estrecha que su autonomía electoral. Capital de la República y provincia inscripta en el régimen federal, ese carácter híbrido hace que la ciudad remede un cuerpo político amputado que, por ejemplo, carece de soberanía en materia de seguridad y de transportes, debido a la ley que estableció su aparente autonomía.

Merced a este esquema, los porteños deben convivir con las facultades de control del Poder Ejecutivo Nacional sobre ámbitos cruciales. ¿Qué sentido tiene, en efecto, proclamar ante el electorado una política de seguridad o de transporte frente al caos urbano cuando no se cuenta con los medios institucionales para llevar a cabo tales propósitos? Así planteado el problema, en determinadas materias las elecciones en la ciudad de Buenos Aires tienen un contenido más simbólico que real.

Mientras un generoso acuerdo de los partidos en la Legislatura porteña no obtenga del Congreso una reforma legislativa urgente y necesaria, el gobierno nacional conservará sus prerrogativas. Gobernará desde el Ministerio del Interior o desde la Secretaría de Transporte a los habitantes "capitalinos" (según palabras del presidente Kirchner). Así, aunque haya fracasado como gran elector, seguirá haciendo las veces de un gran vigilante que planea sobre una ciudadanía devota de su autonomía.

Esta contradicción no será superada fácilmente, entre otros motivos porque está vinculada a los resultados que arrojen las elecciones nacionales de octubre. El recorte de las apetencias hegemónicas podría tener el efecto saludable de que, por fin, puedan coincidir en la ciudad de Buenos Aires la autonomía electoral de los ciudadanos con la autonomía federal del distrito. Para ello, es preciso recuperar la virtud de la deliberación y el sentido del compromiso.

Por Natalio R. Botana
Caricatura: Alfredo Sabat
Para LA NACION

20 de junio de 2007

- ELECCIONES 2007 -


Kirchner ya no hará lo que no hizo hasta hoy

Lo absorberá el calendario electoral



El mandato del presidente Néstor Kirchner habrá terminado, de hecho, el próximo domingo. Tras la casi segura victoria de su adversario Mauricio Macri en la Capital, el jefe del Estado entrará de lleno en una vorágine especial para cualquier jefe político: conservar el poder de la mejor manera posible. Aun cuando su mandato constitucional concluirá sólo el 10 de diciembre próximo, lo cierto es que Kirchner ya no hará en los próximos meses lo que no ha hecho hasta ahora.

Sorprendido por la magnitud de la primera derrota en la Capital, por el reciente fracaso electoral del kirchnerismo en Neuquén y por el riesgoso ballottage de Tierra del Fuego (que podría darle a ARI y a su temible líder, Elisa Carrió, la primera gobernación), el siguiente objetivo del Presidente consiste en establecer la fecha oportuna para dar a conocer definitivamente la candidatura presidencial del oficialismo. Será Cristina Kirchner la candidata. Pero ¿cuándo?

El pronosticador del oficialismo Carlos Kunkel vaticinó que esa fecha podría fijarse para dentro de 30 o 40 días. Para decir eso no necesita, ciertamente, descifrar el espacio y sus planetas. Basta conocer el cronograma electoral. El 28 de julio vencerá el plazo para inscribir alianzas y un mes después culminará el período en el que se podrá inscribir a los candidatos. Así las cosas, el Gobierno no podría dejar correr el anuncio de su candidatura más allá de mediados de julio.

El anuncio tiene otro requisito, según los analistas gubernamentales: deberá estar alejado de las derrotas de estos días y de la posible victoria de otro adversario en Santa Fe, el socialista Hermes Binner, en septiembre. Kirchner tiene fama de cuidar la imagen de su esposa más que la de él mismo. Por eso, el momento oportuno, el instante inigualable, la ornamentación de la noticia son elegidos y preparados por él mismo, sin consejeros prácticamente, con la obsesión de un orfebre.

Si Kirchner le dedicó una semana entera a golpear a Macri en la Capital después de la primera vuelta, cuando sabía que se comprometía con una causa perdida, ¿qué hará o no hará cuando esté en juego el poder de la nación política y la suerte de su esposa -y la suya- en las elecciones nacionales? El Presidente estará entonces en todos lados, pero difícilmente se lo encontrará gobernando. Gobernar significa tomar muchas decisiones que no siempre son populares. No lo busquen para eso a Kirchner en los meses que se avecinan.

Veamos entonces la sucesión de algunas cosas. La crisis energética convivirá con los argentinos no sólo en el invierno, sino también en el verano. Nada de lo que podría hacer Kirchner ahora le serviría para resolver tan pronto ese problema, incubado durante los últimos cinco años. No hará ahora nada, por lo tanto, aunque le cueste demorar también el momento de la solución.

Ni siquiera es probable que la proclamada "argentinización" de una parte de YPF pueda ser anunciada antes de octubre. El plazo de dos meses abierto por Repsol y la familia Ezkenazi es al solo efecto de llegar ellos a un acuerdo. Luego deberán intervenir las auditorías de los bancos internacionales que invertirán en la operación. El caso deberá pasar también por la rígida SEC, el organismo norteamericano de control de capitales que cotizan en la Bolsa de Nueva York, que ya tiró abajo la reputación de emporios empresarios mucho más grandes que los que están en juego en la operación argentina.

Voceros de Repsol y de la familia Ezkenazi coincidieron en señalar que la compraventa podría estar concluida sólo dentro de cuatro o cinco meses; es decir, probablemente después de octubre. En ese tiempo, Kirchner deberá sobrellevar, además, la suspicacia pública por una operación que no carece de sorpresas e interrogantes. "No hay plata política en esta operación", debió aclarar, con la naturalidad propia de los españoles, un alto directivo de Repsol que monitorea desde Madrid las negociaciones en la Argentina.

Suspicacias existirán también en torno del caso Skanska. El juez federal Guillermo Montenegro procesará, seguramente, a los ex funcionarios Fulvio Madaro, ex presidente del Enargas, y Néstor Ulloa, ex administrador de Nación Fideicomiso. Ambos fueron citados a declaración indagatoria por el magistrado para los meses de julio y agosto. Montenegro mantiene bajo siete llaves las claves de esa causa, pero lo delatan sus antecedentes como administrador de justicia. Nunca citó a indagatoria a nadie sin las pruebas suficientes como para procesarlo luego.

La Justicia podría caer también en los próximos tiempos sobre el otrora poderoso Guillermo Moreno, secretario de Comercio Interior, por la destrucción del Indec, que cometió suelto de cuerpo. Violó la confidencialidad de los métodos del organismo para medir la inflación; se metió, en rigor, hasta en la cocina del Indec para cambiar la información que se publica en las portadas de los diarios. La mayoría de las góndolas han seguido su propia dinámica en materia de precios.

La contradicción entre la información oficial sobre la inflación y la inflación real les ha costado al Gobierno, y a su presidente, un descenso importante en la credibilidad pública. Eso es, al menos, lo que aseguran los encuestadores más respetados.

Energía escasa, inflación alta, sospechas de corrupción, elecciones perdidas en distritos iridiscentes. Kirchner no se ha privado de ningún lujo político en los meses previos a la puesta en juego de su poder. El mandato que inició el 25 de mayo de 2003 está, en efecto, concluido. Sin embargo, todo indica que su poder no está en riesgo. El contenido del debate podría cambiar, eso sí, luego del crucial domingo que viene.

Por Joaquín Morales Solá
Para LA NACION

19 de junio de 2007

- ENERGIA -


El día que se acabó la energía

Por Nicolás Eliaschev


Para La Nación - Opinión

Caricatura: Alfredo Sabat

La falta de energía es una realidad, no sólo un mal recuerdo. Es el momento de intentar una reflexión con la vista en el largo plazo, para superar la recurrente tendencia al pensamiento mágico que nos lleva a creer que es posible contar con un suministro energético adecuado sin afrontar sus costos.

Está de moda denostar las políticas adoptadas en la década del 90 como las responsables de todos los males de la Argentina. No obstante, deberíamos tener la inteligencia de diferenciar y preservar las cosas que se hicieron bien. Ello no implica convalidar los errores cometidos en otros campos.

La energía es una clara muestra de lo bueno de los 90. Tomemos, por ejemplo, el sector eléctrico. Junto con el gas, la electricidad fue privatizada y transformada, no por un decreto presidencial, sino por una ley sancionada por el Congreso. Y la modificación no se limitó a un cambio de manos en la titularidad de los bienes o en la prestación de servicios, sino que fue una reforma profunda.

El marco regulatorio eléctrico aprobado por la ley 24.065, de 1992, constituyó un instrumento avanzado, elogiado y hasta copiado en muchos lugares del mundo. El sector fue dividido verticalmente en generación, transporte y distribución. Se creó el mercado eléctrico mayorista, que fomentó la competencia en el sector de generación y permitió a los grandes usuarios comprar libre y directamente la energía eléctrica a sus productores. Uno de los principios esenciales fue la sanción de precios en función de criterios estrictamente económicos. El sistema estaba dirigido a incentivar la innovación tecnológica, la eficiencia y la reducción de costos.

Los resultados fueron contundentes. Entre 1992 y 2001, la capacidad instalada para generación de energía eléctrica aumentó un 80 por ciento, con inversiones por 2855 millones de dólares en infraestructura de generación de electricidad de avanzada. En el mismo lapso, los precios mayoristas de la energía descendieron un 60 por ciento. La calidad del servicio residencial, por su parte, se elevó notoriamente. Disminuyeron sustancialmente los cortes y bajas de tensión. Sin embargo, cuando hoy falta energía, los dedos acusadores de muchos se dirigen a la década del 90.

Ignoran esos críticos que son precisamente las inversiones efectuadas en esos años las que permitieron un abastecimiento normal de energía en el período 2002-2007, y que en este período no se ha agregado capacidad adicional de generación de energía eléctrica.

Es en la política adoptada en 2002 donde deben buscarse las causas de la escasez actual. Esa política hoy vigente ha tenido un imperativo principal: evitar que los usuarios residenciales sufrieran aumentos en sus facturas de electricidad. Ciertamente que ello constituyó un objetivo razonable en las postrimerías de la gran debacle en los años 2002 y 2003. Hoy, en pleno crecimiento, a tasas asiáticas, el congelamiento tarifario se ha transformado en un masivo subsidio a los sectores acomodados de las clases medias y altas. Así, en lugar de subsidiar a nuestros compatriotas realmente castigados por la pobreza y la indigencia, el congelamiento de tarifas implica una dádiva para los sectores más pudientes: una tarifa "social" para countries y usuarios de los barrios con familias de mayor nivel económico.

El congelamiento de precios y tarifas incide dramáticamente en el sector. Y tiene tanto impacto porque estos precios congelados están cada vez más divorciados de los verdaderos costos y riesgos de la actividad del sector eléctrico y privan a sus empresas de ingresos indispensables para efectuar las inversiones necesarias. La falta de ingresos se traduce en falta de inversiones y, como hemos comprobado en los últimos días, la falta de inversiones causa en definitiva, que no haya suficiente energía.

El Estado ha debido subsidiar a numerosas empresas que no alcanzan a cubrir sus costos de combustible, importando con fondos públicos fueloil venezolano. Los cuantiosos subsidios estatales implican la posterior ausencia de fondos para inversiones públicas.

Pero dejemos por un momento los gobiernos y las políticas. Sin dudas, el Gobierno actúa de un modo comprensible -con una visión de corto plazo- cuando mantiene los congelamientos de precios y tarifas. Un aumento de tarifas tendría un costo político muy elevado. Como muestra de ello, basta ver las reacciones airadas de sectores de la clase media porteña cuando se producen mínimos cortes de energía.

Esa misma clase media, sin embargo, convalida con un nivel de consumo creciente los aumentos que se dan en los más variados productos. Esto se verifica en el crecimiento del consumo en supermercados a pesar de los aumentos de precios.

Pero cualquier aumento tarifario es visto por esos sectores como un robo o un abuso.

Y así llegamos al meollo del problema. Si algún defecto cabe achacarle a la reforma energética de los 90, no está en su contenido, sino en una cuestión política, cultural y educativa. El marco regulatorio eléctrico, vigente desde 1992, implicó un cambio filosófico: el precio de la electricidad se determinaba a partir de su real costo, y el usuario debía pagar por la electricidad lo que realmente costaba. Esto no fue, empero, acompañado de un cambio cultural, dirigido a hacerle entender a la gente que la magia no existe y que la energía es un bien valioso cuyo costo se transmite a un precio que debe ser pagado.

¿Representaban los principios económicos consagrados en la regulación eléctrica el real sentir de la ciudadanía? Tal vez ésta y otras preguntas no se plantearon con la fuerza necesaria, como tampoco se dio la necesaria discusión y búsqueda de consenso que permitiera que los nuevos conceptos pudieran ser internalizados realmente por la sociedad. Es posible que los legisladores y reguladores de entonces hayan preferido actuar al amparo de la holgada legitimidad que proveían factores exógenos a la regulación tales como la estabilidad de la moneda argentina y su alto poder adquisitivo.

Así, la gente siguió pensando que la energía no tenía costo y que, por ello, podía ser un bien que podía consumirse con prescindencia de su real valor. Seguramente, también contribuyó a ello que en los 90 los precios de la energía en el mundo eran notoriamente baratos. Hoy pagamos las consecuencias. En un contexto mundial de aumento exponencial de los precios de la energía, con agotamiento de recursos, es patente que sólo si se reconoce y remunera la energía por su real costo podremos disponer de ella en forma adecuada a nuestras necesidades. Si no entendemos esta realidad, sólo nos queda seguir confiando, como hasta ahora, en las bondades de la magia y los azares climáticos.

El autor es abogado, especializado en regulación energética, con un máster en la London School of Economics

18 de junio de 2007

- SGT. PEPPER -



EL

CLUB

DE

CORAZO-

NES

DESTRO-

ZADOS DEL SGT. PEPPER -


Sgt. Pepper no sólo cambió la música pop, sino que transformó el modo en que percibíamos dicha música y en un sentido muy literal, la forma en que nos percibíamos a nosotros mismos. En gran medida producto del ambiente desinhibido del Londres de mediados de los años sesenta, el álbum se convirtió en la banda sonora del florecimiento del movimiento hippie en USA y el mundo entero.

Sgt. Pepper rompió las reglas de lo establecido y con ello impulsó nuevas corrientes de pensamiento, estilos de vida alternativos, etc. La portada, con The Beatles bigotudos luciendo uniformes de vivos colores al lado de opacas figuras de cera de ellos mismos con su aspecto anterior, reflejaba claramente la metamorfosis que se había producido. Habían vuelto a nacer y lo hacían a una nueva era.

Antes de este álbum, la música pop tenía límites. La unidad habitual era single, de dos o tres minutos de duración. En Estados Unidos, la radio y su Top 40 eran los reyes. Los álbums, especialmente en USA, habían sido básicamente una manera de obtener más ventas de una canción de éxito. Generalmente, si un artista tenía uno o dos éxitos en las listas (o incluso casi éxitos), la discográfica juntaba otras diez canciones escogidas arbitrariamente y las editaba en un álbum. Las canciones no tenían ninguna temática y su compilación en un mismo pedazo de vinilo solía dejarse al azar.

En Gran Bretaña, las cosas eran algo distintas. The Beatles habían editado singles de éxito sin incluirlos luego en álbums. Con Sgt. Pepper fueron más lejos.

En Sgt. Pepper la música prácticamente no se interrumpe: las canciones se encadenan suavemente o sólo hay un instante de silencio, mucho más corto que los silencios normales en los álbums pop. Eran un adelanto de “lo enganchado” estilo Disc Jockey de aquellos años. Esto refleja el formato tipo concierto del álbum, motivado quizá por la decisión sin precedentes, tomada por The Beatles en 1966, de no celebrar más conciertos en directo. “Nadie nos escucha... gritan en demasía...”

El álbum comienza con ruido de ambiente de concierto: una orquesta afinando y un público impaciente. Luego vienen las primeras notas de rock duro y la primera letra --la presentación de la Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band (Banda del Club de los Corazones Solitarios del Sargento Pimienta)--, a la que sigue el verso "We hope you will enjoy the show..." (Esperamos que disfrutéis del espectáculo) y el grueso del álbum-concierto. Incluso hay una repetición del tema titular al final del álbum para indicar que el concierto ha terminado. Finalmente, para redondear la alegoría de concierto, un bis: "A Day In The Life".

En su conjunto, las canciones no rayan a la altura de las de Revolver y Rubber Soul, pero son más densas. Los innumerables recordings, pista sobre pista y la utilización de equipos de grabación que hoy en día consideramos básicos, fueron una innovación ya esbozada el invierno anterior en Revolver y en el sencillo "Penny Lane" / "Strawberry Fields Forever". "Strawberry Fields" había parecido extraño: casi como un viaje de LSD. En Sgt. Pepper, los Beatles utilizaban un vocabulario muy distinto al de "I Want To Hold Your Hand" (Quiero cogerte de la mano). Querían "turn you on" ("excitarte" ó "ponerte ciego") y cantaban "with our love we could save the world" (con nuestro amor podríamos salvar al mundo) . A pesar de la tendencia de algunos a aportar demasiadas lecturas a sus textos, no cabe duda de que las drogas impregnaron el espíritu del álbum y que éste había sido liberado por la potencia del LSD, una droga que por entonces ya habían tomado los cuatro Beatles.

Varios hechos concretos penetraron en sus alteradas sensibilidades e impulsaron la creación de varias canciones. La primera parte de "A Day In The Life" salió de artículos que John leyó en un periódico. Una noticia sobre el conflicto generacional y los adolescentes que escapan del hogar motivó a McCartney a componer "She's Leaving Home". Un anuncio televisivo de cornflakes aportó el título y el espíritu de "Good Morning Good Morning".

Hijo de la cultura pop, el álbum Sgt. Pepper contribuyó a elevar todavía más el pop art. Durante un tiempo hizo furor; su portada fue reproducida hasta la saciedad en las revistas y su influencia se reflejó en películas de cine y televisión, en la decoración de interiores y en la moda toda.

El diseño de la portada de Sgt. Pepper es una celebración de la cultura popular. Detrás de los Beatles hay ídolos populares y amigos, como Bob Dylan (quien les inició a la marihuana en 1964), Marilyn Monroe y su doble británica Diana Dors, Marlon Brando, Lenny Bruce y muchos más. Brian Epstein, manager de The Beatles, se opuso a esta portada. Pero estaban en una nueva era y los nuevos Beatles hacían las cosas a su manera.

Hoy, a cuarenta años de aquel trascendental momento de la música contemporánea, nos es grato recordar este singular acontecimiento que para muchos marcó un quiebre en la música de todos los tiempos.

Ricardo A. Carrasquet

17 de junio de 2007

- ¿DECADA INFAME? -



Los 90 ¿Década maldita?

Pese a los avances en la modernización del país, entre el incumplido milagro económico, la corrupción y la frivolidad, la década pasada tiene muy mala imagen

Por Pablo Mendelevich - La Nación - Enfoques
Foto: Arte: Silvana Segú / Retoque digital: Enrique Villegas



_¡Noventista!.

-Más noventista serás vos.

Tirarse con una década, no se puede negar, es bien original. Otrora glamorosos, los noventa se han convertido en una especie de mancha venenosa de la política argentina. No lucen nada bien para el imaginario colectivo que, en líneas generales, tampoco se reconoce copartícipe de lo que alguna vez llegó a ser descripto como una revolución neoconservadora, por más que alguien -millones de alguien, cabría decir- hizo que el Partido Justicialista, su artífice formal, ganase en forma ininterrumpida las elecciones de 1989, 1991, 1993, 1994 y 1995. Recién perdió -por poco- las de 1997. Carlos Menem no logró imponer su idea inconstitucional de una segunda reelección y se replegó en 1999, cuando el candidato de su partido, Eduardo Duhalde, con quien había arrancado la larga marcha noventista, perdió las presidenciales. Menem se replegó pero, cosas de Menem, triunfaría cuatro años después del ocaso, cuando ganó y a la vez perdió frente a Kirchner.

Si el insulto en boga fuera "¡decimonónico!", como se escuchaba alguna vez en otra parte, quedaría claro que el acusador no hubiera podido ser partícipe de la época repudiada, el lejano siglo XIX: pura metáfora. ¿Pero algún protagonista adulto de hoy no estaba, aunque más no fuera físicamente, en la década pasada? Pues bien, allí refulge, en medio del escenario, el desencanto, quizás una expresión excesivamente refinada si se la piensa ilustrar con aquel acto en el Senado durante el cual el presidente Kirchner hizo el gesto de tocarse los genitales para protegerse de la desgracia cuando estuvo frente a Carlos Menem.

¿Cómo debería calibrarse la complicidad de cada dirigente actual con la década maldita?

El recurso del endoso descalificador, hasta hace unos días aplicado a la rutina de horadar la buena temporada electoral del opositor Mauricio Macri, parece inmune a la lógica más simple: abundan en las filas de Kirchner -él mismo gobernador alineado como tantos con el presidente Menem- los coprotagonistas y actores secundarios del "menemismo" (véase qué síntoma curioso del tamaño de la ola: se usa la misma palabra para designar a la época y a la corriente de seguidores de Menem).

En el Gobierno, para explicar su paso por los noventa, pocos tienen el aplomo ortodoxo de Alberto Iribarne, viceministro del Interior durante cuatro años (1993-97), bajo las órdenes de Carlos Ruckauf, primero, y de Carlos Corach, después. El ministro de Justicia y Derechos Humanos de Kirchner no encuentra incompatibles sus tareas en la década pasada y en la que corre. Dice Iribarne: "Yo nunca participé en gobierno ilegítimo alguno; por el contrario, los enfrenté. Tampoco participé en el gobierno de Alfonsín ni en el de la Alianza; fui diputado nacional por el peronismo y ocupé cargos en los tres gobiernos peronistas".

Se asume noventista, quién si no, otro peronista, el geólogo Alberto Kohan, que -tras el balazo autopropinado que lo tuvo al borde de la muerte- ha vuelto a caminar, lo que le permite palpar, asegura, "un buen promedio" de reacciones de la gente que lo reconoce en la calle. "¿Los noventa que Kirchner odia? Son los años de las regalías petroleras de Santa Cruz y de la inauguración del hospital de Río Gallegos donde él estuvo internado siendo presidente", dice Kohan.

Ahora bien, sobre la elasticidad del justicialismo se ha discutido desde 1945 hasta el cierre de esta edición. Es casi seguro que el asunto no quedará agotado en un futuro cercano. Pero se habla siempre de la dimensión espacial, de la generosidad del envase justicialista para embutir adentro suyo a los exponentes más antagónicos, cuando, en rigor, es la cualidad temporal de la elasticidad la que se luce hoy en el ring político. Superado el método que utilizaban para saldar cuentas ideológicas López Rega y Firmenich, el gobierno actual -de origen peronista, elegido por el pueblo- insiste en que la mayor parte de los males nos ha caído a todos los argentinos de lo que hizo el anterior gobierno -de origen peronista, elegido por el pueblo (categoría ésta, habrá advertido el lector, que soslaya al presidente Eduardo Duhalde, cuyo interregno de año y medio no concursa en el debate ideológico)-. ¡Qué complicación extra para un australiano o un libanés de visita en Buenos Aires interesado en comprender la política criolla! Pero a nosotros lo que nos ayuda es la costumbre.

Postales de época

El tema, en resumen, es Kirchner contra Menem, entendido Menem en sentido epocal, con su década desbordante. Que lo fue no sólo por la Ferrari Testarosa, el divorcio presidencial con intervención de la Casa Militar, la pista de Anillaco, el uno a uno con su costado destructivo de la industria nacional, el déme dos, la jactancia primermundista, la ostentación de riqueza frente a los nuevos pobres, payasadas como la promesa del cohete espacial para ir a Japón en minutos, sobreactuaciones como las relaciones carnales, los indultos repartidos como pan caliente incluso entre procesados, las privatizaciones a mansalva con el telón de fondo de la corrupción, el Swiftgate, el Yomagate, Yabrán, la automatización de la Corte, la politización de la farándula, la farandulización de la política, la metástasis, en fin, que hizo la frivolidad en todos los rincones de la vida pública o los atentados más grandes de la historia con su impunidad incorporada, entre incontables desbordes; no sólo fue por ellos, sino porque la década, literalmente, desbordó. Tuvo diez años y medio. Menem consiguió el récord histórico de permanencia consecutiva en la Casa Rosada tras zurcir un período de seis años con otro de cuatro y medio gracias al voto reiterado de casi uno de cada dos argentinos. En 1989, poco antes de la caída del Muro de Berlín, el hasta entonces gobernador riojano, en fórmula con Duhalde, obtuvo el 47,3 por ciento. En 1995, con Ruckauf, sacó el 49,8 por ciento. Algo más del doble de los votos que entronizaron a Kirchner en 2003.

La efervescente tesis oficial de que con Macri vuelven los noventa, para algunos un mero recurso proselitista atento a la carga negativa que acompaña a todo lo que sea adosado al menemismo, constituye entre los kirchneristas más concentrados una inquietante certeza. Luis Alberto Quevedo, estratega de la campaña de Daniel Filmus, explica en términos académicos lo que Kirchner suele repetir en la tribuna en forma más acalorada. En esencia: que en los noventa hubo un modelo de país y que Filmus representa lo opuesto, mientras Macri lo reencarna.

"Macri no es Menem", ataja el sociólogo Julio Godio, un agudo observador político especializado en temas sindicales. "Es una nueva derecha democrática y plural. Es cierto que hereda al menemismo en tanto se apoya en el espacio político de centro derecha ampliado por las políticas aplicadas en los años 90 y sus correspondientes consensos políticos y culturales, pero su naturaleza responde a ser hija legítima de la nueva época política que el país transita desde 2003". Para que se entienda mejor, Godio afirma: "Macri no es Menem, del mismo modo que Kirchner es peronista pero no es Perón".

José Nun, quizás el intelectual más importante del gobierno, piensa que los noventa están "latentes". El secretario de Cultura explica la última década del siglo XX como la culminación de un proceso iniciado en 1966. "Hubo un larguísimo trabajo preparatorio de las usinas ideológicas del neoliberalismo, que por fin logran cristalizar su proyecto con el golpe de 1976", dice Nun, quien considera necesario disipar tres falacias sobre los dos gobiernos de Menem: la de que en ese período desapareció el Estado ("hubo, en realidad, una fuerte intervención estatal para consolidar grandes intereses económicos"), la contraposición de Estado y mercado ("lo que hubo fue manipulación del mercado, de modo de que fuera controlado en forma oligopólica") y la idea de que con el final de Menem se terminó el neoliberalismo ("en verdad está entre nosotros, dispuesto a levantar cabeza en todos los planos"). Nun sostiene que el neoliberalismo "habla de no mirar hacia atrás, como si se tratara de hacer etnografía, pero mirar atrás también significa ver que dos tercios de las doscientas empresas más grandes del país están en manos extranjeras". No es verdad que el pueblo nunca se equivoque, dice Nun -al revés de lo que tradicionalmente sostuvo la liturgia peronista, sobre todo en los setenta- cuando se le recuerda el renovado respaldo electoral del Menem de aquellos años. La consulta de LA NACION sigue con la contradictoria "pertenencia" al laxo universo menemista de quienes hoy aborrecen los noventa. "Esa pertenencia es real -responde-, no se podía ser exitosamente gobernador sin el respaldo del menemismo que controlaba al PJ, pero lo que importa es la autocrítica real

-¿Autocrítica? ¿A qué autocrítica se refiere? -lo interrumpe el cronista.

-A la autocrítica real, la que se da a través de los hechos -responde el secretario de Cultura.

El analista Rosendo Fraga opina, en cambio, que Kirchner introdujo en la campaña el tema de los noventa como anatema "sin advertir que ahora también él empieza a pagar costos". Según Fraga, "hasta la elección de la Capital, el 80 por ciento del peronismo que estuvo con Menem en el gobierno y sigue con Kirchner tenía una suerte de impunidad y, en consecuencia, no pagaba costo por ello, pero en las últimas semanas, con una opinión pública -y en particular los sectores medios- más críticos, esto ha cambiado".

Con más enfado que rigor histórico hay quien llama década infame a los noventa, una descortesía para con los treinta, que habían ganado el título gracias al fraude a escala industrial, a una corrupción que nadie esperaba superar y al Pacto Roca-Runciman. Pero una cosa es determinar la eficacia de azuzar el fantasma de los noventa en los planes políticos de Kirchner, el principal evocador, cuyo deseo de configurar una escena nacional binaria es público, y otra cosa es reconstruir una verdad histórica ajena a las necesidades coyunturales. Según el especialista en historia económica Roberto Cortés Conde, los noventa se explican por la crisis de los ochenta, tanto por la hiperinflación como por el contexto latinoamericano. Recuerda el académico que todos los planes de estabilidad (Frondizi, Krieger Vasena, Gelbard, Martínez de Hoz) habían fracasado. "Eso explica por qué la gente acepta en marzo de 1991 la convertibilidad y cree en ese plan, con un Menem que había pasado de la campaña del salariazo al acercamiento a Bunge y Born y que tenía la intención de mostrarse como país capitalista, lo más parecido a la Inglaterra de Margaret Thatcher". Cortés Conde dice que en 1998 es cuando se producen todos los cambios que hacen que la gente termine odiando la convertibilidad. La deflación con recesión, un fenómeno nuevo, formó parte del problema del creciente desempleo. "Menem debió haber tenido una política fiscal contracíclica, pero como no la tuvo, la recesión se acentuó". Cortés Conde, que, en medio de sus críticas, elogia el intento de estabilidad, sostiene que era muy difícil salir de la convertibilidad y que se lo hizo de la peor manera. "Me parece que lo que la gente recuerda son los años de deflación y de recesión, así como antes recordaba la hiperinflación, lo que le ayudó a Menem a que se confiara en la convertibilidad". ¿Entonces es cierto que la economía argentina es una sucesión de ciclos? "Los ciclos -remata el historiador- se deben a que el peronismo consume el capital, tal como sucede ahora con los subsidios".

Dos versiones contrapuestas sobre el contexto regional de los noventa son las que dan Carlos "Chacho" Alvarez y Ricardo López Murphy. El primero, recién llegado de Japón, muy habituado a viajar en virtud de sus responsabilidades en el Mercosur, dice desde Montevideo, donde tiene su oficina, que "en el mundo hay un relato muy negativo de lo que pasó en América latina en los noventa, probablemente por influencia de Stiglitz". López Murphy opina que la década permitió, entre otras, las transformaciones chilena y brasileña y hubo grandes cambios en Europa, "pero en la Argentina se trató de parangonar el esfuerzo de otros países sin que se pudieran resolver problemas estructurales; siguió el elevado corporativismo, el sistema político feudal, la concentración de poder y el clientelismo y se sobrevivió en base a un fortísimo endeudamiento que llevó al colapso político y económico". En cuanto a la percepción contemporánea de lo que fue el menemismo, al cual él enfrentó como disidente y luego como enemigo y sucesor, Alvarez dice que puede haber dos miradas, una matizada y otra letal. "La gente se aferra con mucho fanatismo a una coyuntura y se genera un efecto contrario, el rechazo visceral a aquello en lo que se creyó, una especie de conciencia negadora, que también sucedió con Malvinas".

Pregunta desagradable pero obligada: si los presentes "fuertes", cuando se hacen pasado, se vuelven abominables, ¿será ése un destino inexorable respecto del hoy cuando llegue el futuro? Kirchner -¿se le dirá a la época "el kirchnerismo"?- corre con una ventaja: los primeros años de un siglo no tienen nombre.

16 de junio de 2007

- A 25 AÑOS -




Malvinas/
Falklands

Argentina reclama


Max Seitz - BBC Mundo, Argentina



En el 25º aniversario del fin de la guerra de las Islas Malvinas o Falklands, el presidente de Argentina, Néstor Kirchner, reiteró este jueves el reclamo de soberanía de su país sobre el archipiélago del Atlántico Sur.
"Fue una victoria colonial, realmente inaceptable ante los ojos del mundo" Néstor Kirchner, presidente de Argentina
El mandatario aseguró que Buenos Aires defenderá su posición "hasta el último momento" y que las islas volverán a ser argentinas "por la paz".
Además respondió a las declaraciones que dio un día antes la ex primera ministra británica Margaret Thatcher, quien afirmó que la recuperación del archipiélago en el conflicto que enfrentó a Argentina y al Reino Unido en 1982 fue "una gran victoria en una causa noble".

Durante un acto en la provincia de Buenos Aires, Kirchner expresó: "Quiero decirle a la señora Thatcher que nos podrá haber ganado una batalla, pero que nunca nos va a ganar la razón y la justicia de que las Malvinas son argentinas".
"Se masacraron a chicos y a oficiales que pelearon por nuestra soberanía", en lo que consideró "una lucha nacional magnífica".

"Júbilo"

La ex líder conservadora, de 81 años, hizo aquellas declaraciones al enviar un saludo a los habitantes de las islas a través de la radio militar British Forces Broadcasting Service (BFBS).
Kirchner refutó las declaraciones de Thatcher sobre la guerra de 1982.
Thatcher aseguró que la "intensa experiencia" vivida en la guerra "une en espíritu" a los británicos.
Y les dijo a los isleños: "Ustedes están en mis pensamientos y en mis oraciones".

"Hace 25 años las fuerzas británicas garantizaron una gran victoria, en una causa noble. La nación entera se llenó de júbilo, y deberíamos seguir llenos de alegría. La agresión fue derrotada y se revirtió", manifestó.
"Los deseos de los habitantes de las islas fueron respetados y defendidos. El honor y los intereses del Reino Unido prevalecieron", añadió la ex primera ministra.
La guerra de las Malvinas o Falklands estalló luego de que el 2 de abril de 1982 las fuerzas armadas argentinas ocuparan el archipiélago. El Reino Unido envió una fuerza naval que el 14 de junio de ese mismo año recuperó las islas.

En el conflicto bélico murieron 649 argentinos y 272 británicos.

BBC Mundo y LANACION.com ofrecen una trilogía en video titulada "Islas Malvinas: más allá de la guerra", un especial dedicado a los habitantes de las Islas Malvinas.

Con recuerdos duros en un clima casi siempre adverso, los habitantes de las islas, más conocidos como "kelpers", celebraron ayer los 25 años del fin de la guerra que enfrentó a la Argentina y al Reino Unido por la soberanía del archipiélago. A través de estos tres videoreportajes, BBC Mundo refleja cómo es la vida en las islas en estos días... En esta tercera entrega, el enviado especial Maximiliano Seitz, presenta los testimonios de algunos inmigrantes que han decidido establecerse en las islas.

15 de junio de 2007

- POPULISMO -




El hipnótico

modelo populista

Por Marcos Aguinis

Para LA NACION - Opinión



Ningún régimen populista ha logrado (o ha querido seriamente) acabar a fondo con la pobreza, estimular una educación abierta ni desmontar el fanatismo. Sus programas no apuntan a un desarrollo sostenido y firme. No le interesan los derechos individuales ni la majestad de las instituciones republicanas. Por el contrario, exageran el asistencialismo mendicante, imponen doctrinas tendenciosas y exaltan diversos tipos de animosidad para conseguir la adhesión de multitudes carenciadas, explotadas, resentidas o enturbiadas por la confusión. Armando Ribas atribuye al socialismo autoritario un método que también yo percibo en los regímenes fascistas o populistas: crear un enemigo externo, un enemigo interno y un enemigo... anterior. Además de poner siempre la culpa afuera, la inyectan contra lo que ocurrió antes para, de esa forma, depredar sin límites.

En la Argentina tenemos ejemplos de sobra. En la actualidad se acusa de todos los males a la década del 90, es decir, el enemigo anterior. En esa década la Alianza sólo gobernó 20 días. El resto de los 90 fue responsabilidad de los peronistas populistas "menemistas". Pero resulta que esos menemistas son los mismos que ahora están amontonados en el poder; que elogiaron, rodearon, apuntalaron y se arrodillaron ante Menem. Es una situación tan grotesca que no habría podido describir ni Ionesco en su teatro del absurdo. Las actuales autoridades pertenecían al mismo partido político, aplaudían todas las decisiones de Menem, lo ayudaron a ser reelegido y le rendían tributo en toda ocasión como impúdicos lacayos. Resulta que ahora se contonean, orondos de ser el modelo opuesto. ¡Vaya magia! ¡O vaya ilusionismo! ¡O vaya caradurez!

El sistema populista no se sustenta en ideas, por eso es pragmático y cambia según los vientos. En sus cúpulas argentinas caben el variable Perón, la feérica mitología de Evita, la criminalidad de López Rega, la portación de apellido de una Isabelita que da lástima, la ensalada facho-bolche de los montoneros, la ineficaz renovación de Cafiero y compañía, las privatizaciones monopólicas de Menem, el caudillismo de Duhalde, los imbatibles sindicatos y el pseudoprogresismo de Kirchner. Todo eso y quizás algunos nuevos productos llamados "superadores" seguirán manteniendo acorralado nuestro país en un mareante festival de mediocridad e irrelevancia (Dios y los argentinos no lo permitan).

El mexicano Enrique Krauze ha descripto con filoso escalpelo los rasgos sobresalientes del modelo populista, a los que añadiremos otros igualmente notables. Asegura Krauze que nunca falta el personalismo, porque el partido o el movimiento se construyen en torno de una figura providencial. Los casos de Getulio Vargas, Perón, Nasser, Chávez, Menem o Kirchner son botones de una innumerable muestra. El líder es un demagogo, porque se acomoda, miente, halaga y desacredita según convenga al crecimiento de su poder. Mencken definió al demagogo como "alguien que dice cosas falsas a gente que considera idiotas". Seduce con actitudes que embelesan, como besar niños, mezclarse con la multitud, abrazar pobres y desconocidos, prometer maravillas. Al mismo tiempo, es duro con aquellos a quienes esa masa manifiesta antipatía, al extremo de prender muchas hogueras de odio.

No hay régimen populista que tolere la absoluta libertad de prensa. Debemos reconocer que en la Argentina el populismo de Menem casi no molestó a la prensa, sino que tuvo la picardía de usar muchos chistes, caricaturas y condenas para revertirlas en su beneficio. Pero no fue el caso de Perón, que expropió un diario, amordazó a otros y privó de la radio a la oposición. En la actualidad, los pseudoprogres han censurado en diversas ocasiones y de diferentes modos a periodistas y medios. De Chávez ni hablar. Evo Morales sigue el mismo camino.

El presupuesto nacional siempre es manipulado con arbitrariedad. Los controles son silenciados o ninguneados. El modelo populista identifica fondos del Estado con fondos del gobierno o -peor aún- fondos de quien tiene el mango del poder. Los usa a discreción para someter opositores, cooptar voluntades y hacerse propaganda. Los venezolanos llaman "regaladera" a los millones de petrodólares que Chávez distribuye arbitrariamente para avanzar en su proyecto narcisista-leninista (Oppenheimer dixit) y convertirse en el monarca del continente. En la Argentina, siguiendo su ejemplo, se violó el artículo 29 de la Constitución para que el jefe de Gabinete haga con el presupuesto todo lo que su patrón quiera, sin control de ningún tipo. Sólo falta jibarizar la Auditoría para que no reste una sola atadura. El populista es un modelo que se ríe de las ingenuas y frágiles limitaciones de la transparencia republicana.

Tampoco faltan las alianzas con la "burguesía nacional" o los "empresarios patrióticos", es decir, aquellos que prefieren coimear funcionarios para obtener privilegios que producir en forma realmente competitiva. Varios empresarios venezolanos ya tienen instaladas sus familias en Miami, pero siguen haciendo pingües arreglos con la casta chavista-militar corrupta encaramada en el gobierno. Aquí, muchos funcionarios progres ahora son socios de grandes empresas o reciben interesantes peajes. Por algo el imaginario de la calle los llama "teléfono celular": hay que poner el 15 antes de seguir adelante. Y quienes logran juntar un dinerito lo mandan afuera, a países más seguros, por las dudas.

El modelo populista no se priva de atizar el odio, como dijimos antes. Perón contra la oligarquía y los contreras; Evo Morales contra los blancos; Chávez contra los ricos (que no los incluyen a él y sus leales); Kirchner contra los 90 (que tampoco los incluyen a él y sus leales). Pero debo corregirme: a menudo los enemigos de afuera, de adentro y de atrás son varios, con lo cual es más fácil provocar una cadena de iracundia catártica, antidemocrática y regresiva. Desde el atril de la Casa Rosada, por ejemplo, este modelo de "crecimiento" y felicidad populista, mal llamado progre, ha lanzado metralla gruesa contra empresarios, militares, sacerdotes, periodistas y opositores de hoy, ayer y antes de ayer. Como si fuera poco, "no pudo prohibir" que Chávez viniese a ladrar desde Buenos Aires contra Estados Unidos, Uruguay, Brasil, la OEA y todo lo que pretenda poner algún freno a sus arengas deslenguadas de papagayo matón.

También pertenece a este modelo su desdén hacia el orden legal. Igual que en las monarquías absolutistas -y como asimismo nos enseñaron los caudillos "dueños de vidas y haciendas"-, la ley es apenas un traje que se ajusta a gusto y medida. ¿No cambió Menem la Constitución para hacerse reelegir? ¿No convocó Chávez a una Constituyente apenas asumió? ¿No hizo lo mismo Evo Morales? ¿No los imita Correa en Ecuador? ¿No se han demorado, burlado y distorsionado disposiciones de la reforma constitucional de 1994 en la Argentina, con la manipulación del Consejo de la Magistratura, el otorgamiento de superpoderes al Ejecutivo y la lluvia de los decretos de necesidad y urgencia, cuando ni siquiera hay urgencia ni necesidad, sino el propósito de impedir que se ventilen algunas cosas?

Por supuesto que el modelo populista no se resigna a la alternancia, sino que quiere quedarse atornillado al trono. Reelección ilimitada o presidencia vitalicia, quizás incluso hereditaria, como en Siria. Algunos lo expresan sin sonrojo. Pero en la Argentina ni un adivino hubiese podido concebir que esa eternidad en el trono podría ejercerse mediante una secuencia conyugal que burle para siempre los principios de la democracia (recurso iniciado en Santiago del Estero y ahora a punto de convertirse en nacional).

A todas esas características no les falta el cultivo de la utopía. Es decir, la promesa de que se avanza hacia un futuro espléndido. Es un espejismo que se machaca con tenacidad, lo mismo que echarles la culpa a otros y al pasado para encubrir la ineficiencia de la gestión actual y tapar los síntomas del deterioro. La hipnosis de repetir que se han logrado resultados brillantes con este modelo populista, y que serán aún mejores, no deja de aturdir y convencer. Mientras, nos resignamos a la mediocridad de seguir navegando sin rumbo.

Lo cierto es que el culto de la personalidad -en torno de la cual se construye casi todo-, la ausencia de controles republicanos, la inestabilidad jurídica, la falta de visión estratégica, la creciente crispación del odio y el objetivo excluyente de mantenerse en el poder a toda costa sabotean el progreso real. Con semejante clima no se pueden esperar inversiones genuinas y caudalosas ni se puede esperar que los argentinos regresen los miles de millones de dólares enviados al exterior por desconfianza en la enclenque ley argentina. Ni siquiera se aclara por dónde andan los millones que el Presidente envió afuera cuando gobernaba Santa Cruz y que afirma, con un misterio propio de las novelas de suspenso, que ya volvieron, pero no sabe qué se hace con ellos.

El modelo socialista democrático (no populista) de Chile, Brasil y Uruguay -para sólo citar nuestros vecinos- está libre de todas las pústulas mencionadas a lo largo de esta columna. No practican la hipnosis del personalismo, no manipulan los medios de comunicación, no usan de forma arbitraria el presupuesto, no alientan el odio, no desprecian el orden legal, no agrietan la estabilidad jurídica, no temen la alternancia, no descalifican a la oposición, no espantan las inversiones caudalosas sino que las reciben con buenos contratos, se abren al comercio mundial, no distorsionan los índices para engañar a la ciudadanía y hasta cuidan el lenguaje. Por eso crecen más rápido, son previsibles y más confiables. Por eso nos van empujando hacia el extremo caudal del continente y del mundo, pese a las potencialidades que seguimos manteniendo inactivas por culpa de este modelo populista que hipnotiza, embrutece y esclerosa.

14 de junio de 2007

- ATENCION -



El campanazo

Por Abel Posse
Para LA NACION



Fue admirable la reacción del Gobierno después del campanazo porteño del 3 de mayo. Como ahíto de afecto y de estimaciones de apoyo casi estalinistas, se sumergió en la oscura delicia del fracaso. Ser rechazado por el 70 por ciento de Buenos Aires le sirvió para una ejemplar muestra de festejo y de ironización de los vencedores. No deja de ser una señal de generosidad y un sano y promisorio desapego ante el poder.

La TV mostró que mientras el Presidente exaltaba, no sin jactancia, su 23 por ciento, el candidato Filmus sonreía o miraba asombrado a su jefe. Le faltaba el trajecito de marinero... Por turno, los ministros y el mismo candidato arrojarían sus dicterios contra el vencedor.

El clima de fiesta ante la muerte tiene su tradición argentina en el "entierro del angelito". En Oriente, es algo más complejo.

Parecería que el Gobierno acepta como guía de conducta aquel "todo lo que no me mata me hace más fuerte" de Federico Nietzsche.

De las apuradas declaraciones de los funcionarios surge que vivimos un retorno de los años atroces de los 90 (ellos los vivieron desde adentro y saben de qué se trata) y que la derecha liberal se impondrá arrasadoramente en la Argentina. En Buenos Aires, el juvenil Filmus asegura que la gente verdaderamente buena alcanzaría solo a un preocupante 23.7 por ciento.

En realidad, Buenos Aires votó por la eficacia de gestión ante la estupidez e ineptitud que la transforman en una ciudad invivible . Los porteños, que ya no reparan tanto en ideologías, creen que Macri podrá hacer una muy buena gestión. El Gobierno prefiere creer que el aluvión de votos se debe compartir con descalificaciones personales o análisis filosóficos envejecidos. Desde esta ignorancia trasnochada se les puede ocurrir que para mejorar el tránsito caótico y mortal, para impedir el asalto, el crimen, las calles cortadas y la indignidad de los cartoneros que revuelven basura con sus hijos, se necesita recurrir a una Weltanschauung digna de Trotski y no al simple buen sentido y al trabajo eficiente.

Desde Buenos Aires, después de Misiones y Santa Cruz, se concentra una reacción ante el desbarrancamiento de un gobierno que dilapidó su gran oportunidad: hoy carga un grave desprestigio republicano, la debilidad ante la corrupción, el fracaso en su ingenua lucha antiinflacionaria, su derrota en su desganada y equivocada batalla contra la inseguridad.

El innegable crecimiento no fue plasmado en mejoría sustancial, en bienestar y paz. Somos una sociedad crispada. Si bien en el interior del país hay más sosiego, Buenos Aires es el termómetro de las evoluciones e involuciones de la vida nacional. El campanazo del 3 de mayo sacude toda la vida del país. Aquellos "cien barrios porteños" que se expresaron unánimemente por el ingeniero Macri no fueron un episodio partidario-político, sino la expresión de una fatiga social ante la patanería y la incapacidad de gestión.

El Gobierno perdió cierta adhesión automática, o mágica, fundada más allá de un carisma inexistente. El viento de los buenos años del mundo sopló más que el talento.

Hay una convergencia en marcha, concentrada en torno de temas de angustia general: la desarticulación de los poderes, judicial y parlamentario, la incapacidad o demagogia para garantizar las obligaciones constitucionales, la falta de autoridad, el vandalismo callejero y, sobre todo, la permanencia de una pobreza e indigencia desatendidas por un gobierno jactancioso de sus datos macroeconómicos (los verdaderos y los mentidos).

Hasta hace dos meses se decía que no había oposición. En realidad, la gente empieza a identificar su dolor y/o su esperanza con el voto, hecho que no ocurrió en octubre de 2005. El resultado de Buenos Aires fue tal que desconcertó al mismo ingeniero Macri. La democracia es más cosa del pueblo que de los dirigentes.

Todo triunfo tiene un peligro de indigestión. Ojalá que el vencedor del 3 de mayo no politice lo que fue un episodio de todos: partidario y transpartidario. Ojalá no se deje encerrar y comprenda la verdadera esencia del apoyo recibido. El ingeniero Macri podrá afirmar su carrera política mientras no se encierre en ese conservadurismo liberal-economicista con que prefieren cercarlo desde el poder.

En los meses que faltan para las elecciones nacionales, el papel de Macri será importante mientras respete a las fuerzas nacionales que podrán converger en una alternativa profunda y creadora. (El aporte moral de Carrió, la experiencia de Lavagna, la firmeza de Sobisch, los hombres del radicalismo y del peronismo.)

Hay nuevos dirigentes que aportan una voluntad de alternativa creadora en un país que parece disolverse en el resentimiento o en la resignación. En estos meses el mismo pueblo irá señalando a las personalidades mejores. El campanazo de Buenos Aires señala el punto de inflexión de este gobierno que ya no responde a la expectativa de quienes ven lo poco que realizó y lo mucho que pudo haber hecho, más allá de la brillante recuperación macroeconómica.

El autor es escritor y diplomático. Su libro más reciente es La santa locura de los argentinos.

13 de junio de 2007

- SER DIGITAL -






- LA BIBLIOTECA DIGITAL -

(Alejandría en Internet)




Hace años que se habla de la creación de "la super-biblioteca digital" y poco a poco vamos asistiendo a su definitiva concreción. Pese a los muchos problemas legales Google y Microsoft entre otros, la está haciendo a pasos agigantados.

Realmente es importantísimo para que cualquier persona pueda acceder a contenidos de diversa índole. De hecho cada vez hay más y mejor material en la Web! Se han creado PDF con algunos libros en Internet para ser leídos en pantalla, como por ejemplo en la Argentina: Clarín ha publicado a los ganadores sus premios y diversos textos y ensayos; Jorge Asís va entregando de a capítulos su último título: "Hombre de Gris", etc.

Hay otra posibilidad para los que les guste más el papel tradicional: es bajarlo e imprimirlo. Grabarlo en CD ó DVD para los que gusten “atesorar” texto e información, en poco lugar.
Lo importante es “el alcance y la llegada” a la literatura y a la información toda de la mayor cantidad de individuos, en cualquier lugar donde habiten (siempre y cuando cuente con una PC e Internet, claro está).

¡Esta es una revolución que debemos saber aprovechar...!

El tema de Derechos de Autor, debería ser asistido por parte de los que publiquen los contenidos y solventado con dineros adquiridos por la publicidad que, de hecho, habrá en sus páginas Web. Deberán intervenir protagónicamente las Editoriales ó irán quedando fuera, como va ocurriendo con todo lo impreso!

Argentores (Sociedad General de Autores) y la SADE (Sociedad Argentina de Escritores) en el caso Latinoamérica, puede asesorar sobre los alcances, así como SADAIC (Sociedad de Autores y Compositores) junto a CAPIF (Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas), lo hacen con la música (NASPER - KAZAA, etc.)

La “era digital” no da respiro a nadie. Alvin Toffler y Nicholas Negroponte se quedaron cortos en “La Tercera Ola” y “Ser Digital” respectivamente. El genial Ray Bradbury siempre dijo que a través de sus años en “la ciencia-ficción”, lo que le había fallado ó no había tenido en cuenta, era su desconocimiento e imaginación sobre lo que ocurriría con los chips y la microelectrónica.

Las nuevas tecnologías sirven para el aprendizaje y la enseñanza de todos. La difusión de “todo” hace que masivamente los interesados ingresen a mundos vedados –casi sin darse cuenta-
Esto es la tan mentada sociedad y cultura de la información, que abarca tanto: texto, voz, imágenes fijas y en movimiento, datos y audio en general, música en particular. Todo está en la red. Lo bueno y lo malo pasa por Internet.

Probablemente la lectura tradicional NO muera, pero que la informática vino para quedarse, no cabe la menor duda. Cada uno sabrá como sacarle el jugo provechosamente ó no!

Ricardo A. Carrasquet

12 de junio de 2007

- LOS NUEVOS BUENOS AIRES -




Buenos Aires, ¿una Ciudad segura?

Hace no tantos años se decía con orgullo que era posible pasear por la Ciudad a cualquier hora y sin mayores recaudos, ya que ésta era realmente tranquila, segura y por ende tenía mucha vida nocturna, influenciada por la bohemia y una importante propuesta cultural, a la que se sumaba una voluntad casi inquebrantable de sus habitantes de gustar salir por las noches y casi pernoctar en bares algunos bares emblemáticos.

Cines, teatros, restoranes, librerías, cafés, kioscos, locales de venta, etc. permanecían abiertos casi ininterrumpidamente las veinticuatro horas del día. Se la llamaba “la Ciudad que nunca duerme”. Comparándola con las principales metrópolis mundiales, era realmente sorprendente y envidiable.

En New York no se podía andar... En Europa todo terminaba muy temprano.
El mundo cambió y nosotros también. Unos evolucionan y otros involucionamos.

Poco a poco nuestra querida Ciudad, fue “tomada” por el vandalismo, la miseria, la dejadez y los grupos activistas de cualquier tipo, que ante el menor motivo se inventan movilizaciones y escraches gratuitos que perjudican a los habitantes y paseantes de la Capital Federal de la República Argentina. Se quebró la historia porteña y la gente comenzó en “vivir entre rejas” algo inaudito para los mayores, memoriosos y estudiosos de lo nuestro.

En otros lugares se adquirieron severas medidas para combatir esos flagelos... aquí se “dejó a la buena de Dios”, es mas: ¡Se los fomentó! (por omisión y adhesión)

No se han implementado políticas para palear los problemas económicos y sociales. Parecería que a las autoridades les gusta como estamos. Es como mirarse al espejo, que vemos: lo que somos, a uno mismo. - Perdón, no todos somos lo mismo, ni pensamos lo mismo, ni sentimos lo mismo, ni queremos lo mismo. Ellos, el ejecutivo: son conformistas pasivos, enrolados en el tibio seudo progresismo mentiroso, no son críticos de sus actos y mucho menos ejecutivos. (El que nace para pito, nunca llega a corneta)

Nosotros queremos otra Ciudad... más limpia, segura, solidaria, comprometida, educada, ordenada y pujante, con los recuerdos de aquella “Buenos Aires la Reina del Plata, Buenos Aires mi tierra querida...” pero catapultada a un futuro concreto, posible y planificado. ¡Se puede, claro que se puede...!

A menudo nos preguntamos, que opinión tendría Carlos Gardel del manejo de su Ciudad si fuera contemporáneo. Que diría el “zorzal” de la limpieza, la seguridad y la usurpación del espacio publico! En realidad se tendría que “mandar a cantar” a sí mismo. Irónico pero real...

Tanto amó Gardel a Buenos Aires, que le dedicó junto a su co-equiper, Alfredo Le Pera, el tango - canción más hermoso que partitura alguna pudiera registrar. Corría 1935, la Ciudad despertaba y se convertía en una gran urbe...

“Mi Buenos Aires querido, cuando yo te vuelva a ver, no habrá más pena ni olvido” Hubo mucha pena y también olvido... Dejadez y falta de gestión.

Realmente los últimos años fueron lamentables para el país. A la cabeza la CABA. Con una muy importante recaudación fiscal, hace algo casi increíble: NO concreta ni ejecuta obras trascendentes. Solos lentos subtes y un Moldonado arroyado. ¿Vio cuando uno no sabe que hacer con lo que tiene? Ocurre que es dinero público, que todos oblamos y debe servir a la comunidad. No solamente de los ñoquis del domingo vive el hombre.

No vamos a referirnos a los luctuosos hechos de Cromañón, ni a al estado de los colegios y hospitales públicos, ni a los piqueteros, que se adueñan de la Ciudad y hacen lo que les place, con el visto bueno del ejecutivo nacional y porteño, ni vendedores ambulantes, ni a la señalización del caos vehicular: bicicletas por las veredas, motos de contramano, sin patente, ni casco, ni registro, sendas peatonales inexistentes, semáforos que no funcionan, veredas destruidas e invadidas por inescrupulosos comerciantes, que como nadie controla, hacen “lo que se les da la gana”, mugre por doquier, conductores con patentes ocultas, sin cinturón de seguridad, hablando por celular (ahora contamos con la “Joven Guardia” – La Guardia Urbana, el que la encuentra: tiene premio) Acaban de estrenar y entrenar a nuevos agentes, que van a fiscalizar el tránsito. ¿? Ni al excelente cuerpo de inspectores municipales, ni al trato del personal en la Dirección de Rentas ó los engorrosos y kafkianos procedimientos para pagar un atraso de ABL (la dividen en tres pagos) ni el lamentable estado en los paseos públicos, salvo algunos (cuando arreglan algo, se toman un año para ejecutarlo) y vamos por más... Nos podríamos pasar semanas enumerando la falta de todo y la capacidad de nada, con tanto entre manos... (como el agua entre los dedos ó tomar sopa con el tenedor)

Se sancionó como se pudo el “Código de Convivencia”, está vigente pero NO se lo ejecuta, no se cumple... ¿Por qué? No se entiende ó no quieren que entendamos nada.

Hay que ser realmente “macho”, desmemoriado ó vivir en un termo para bancarse tanta cosa negativa, ¿no?

Buenos Aires: ¡The Cromagnon Republic! This is the reality name.

La Ciudad necesita de nuevos dirigentes y la participación de todos sus habitantes, de ellos se nutre dando paso a la inmovilidad ó al cambio.

Muchos vecinos creen que está todo bien. No vislumbran otra administración posible. Les han lavado la cabeza y piensan que “esto es lo más que se pude” ¡Otra metrópoli es posible!

Buenos Aires tiene un inmenso potencial oculto. Todavía hay una gran reserva intelectual y cultural en su gente. Quedan sueños incumplidos, nostalgias de épocas mejores y anhelos de una vida mejor en las callecitas de sus barrios.

“Yo adoro a mi Ciudad... aunque me tilden de loco y de mersa” decían Pedro y Pablo, hace algunos años y esa frase refleja el pensamiento y sentimiento de muchos porteños que estamos inmersos en la problemática ciudadana, con ganas de renovar. ¡Esto no va más!

El verso de “nosotros ó el caos”, “son fachos y van a privatizar todo”, “son los de los ´90” y una cantidad innumerable de descalificaciones infundadas, es la defensa de estos incapaces e irresponsables, que nos han llevado al peor colapso moral, institucional, educacional y cultural que jamás hallamos visto.

Es hora del cambio... Buenos Aires nos espera!

Ricardo A. Carrasquet

carrasquet@fibertel.com.ar

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