9 de agosto de 2007

- MASTROPIERO -



LES LUTHIERS

El humor de Les Luthiers sumó la mejor medalla
Recibieron la mayor distinción del gobierno de España



Sólo ellos podían atreverse a tanto. La vicepresidenta del gobierno español (una de las políticas más influyentes de su país), María Teresa Fernández de la Vega, acababa de conceder a cada uno de los cinco integrantes del extraordinario grupo Les Luthiers la medalla de la Encomienda de Número de la Orden de Isabel la Católica por la trayectoria y el aporte a la cultura.

Es la máxima condecoración que la corona española otorga a extranjeros. Hace 33 años, Les Luthiers cruzó el océano y se instaló definitivamente en el corazón del público español, que curiosamente entiende las claves del humor argentino del consagrado grupo artístico.

Fue entonces cuando Marcos Mundstock, al final de su breve intervención de agradecimiento, bajó la voz y le dijo a la vicepresidenta: "Esto es extraoficial. Pero si ve a los reyes o al presidente del gobierno, dígales que estamos considerando la posibilidad de otorgarles el Premio Mastropiero". Nombre del galardón creado por Les Luthiers. Y la multitud que atestó anoche el Teatro Avenida, donde tuvo lugar el acto oficial de condecoración a Les Luthiers, estalló en risas y aplausos.

Repuesta de la risa, la vicepresidenta española, una mujer delgada, resuelta y de finos modales, agradeció a su vez al legendario grupo argentino: "Creedme, amigos Luthiers, Jorge Maronna, Carlos Núñez, Carlos López, Daniel Rabinovich y Marcos Mundstock, merecéis esta condecoración. Lleváis mucho tiempo consiguiendo que millones de personas nos riamos de forma sana e inteligente de nosotros mismos, de nuestros tópicos y de nuestras pretensiones".

El acto contó con la presencia masiva de funcionarios, políticos, artistas, periodistas, empresarios y actores. Leo Sujatovich y Esteban Morgado abrieron el acto titulado "Músicas para el encuentro". Luego llegó la artista gaitera Susana Seivane. El conductor fue el actor Eduardo Blanco, uno de los protagonistas de Vientos de agua , la miniserie de Juan José Campanella sobre la inmigración que la TV argentina emitió el año último.

En primera fila se ubicaron, además de las más relevantes figuras del gobierno español que acompañaron a Fernández de la Vega en su gira latinoamericana, el gobernador Felipe Solá; la ministra de Cultura porteña, Silvia Fajre, y el secretario de Cultura, José Nun. También estuvo el presidente del Instituto de Cine, Jorge Alvarez.

La palabra, el humor y la música fortalecieron ayer los puentes culturales entre España y la Argentina. Fernández de la Vega se dirigió cariñosamente en su discurso a su familia, "que también está aquí. Querido Wenceslao, querida Olga, un abrazo muy fuerte". El tono próximo de la vicepresidenta de España fue una muestra del indisoluble vínculo entre ambos países. Fue sustancialmente una intervención dirigida a los españoles inmigrantes y a sus descendientes. El recuerdo de esa emigración -dijo-, "acompañó la construcción de esta España libre, democrática y abierta. Hoy somos mejores que la España que tuvisteis que abandonar".

Destacó luego la solidaridad argentina, que abrió los brazos a los inmigrantes españoles que escaparon del hambre, la guerra y la dictadura, y mencionó el Estatuto de la Ciudadanía Española en el Exterior, una antigua reivindicación de las colectividades de españoles en el extranjero.

Antes de Fernández de la Vega, Mundstock se había puesto serio para agradecer la condecoración del gobierno español. "Nos sentimos orgullosos de esta maravillosa condecoración. Hace 33 años comenzamos a compartir el amor por sus paisajes, por sus comidas, por sus poetas, hasta sentirnos dueños de tanta maravilla. Sentirse orgulloso de España es fácil."

Pero no pudo con su genio, con el guiño cómplice de sus colegas de escenario y arte. "Hemos acuñado algunas reflexiones. Por ejemplo, éste es un acto que recurre al protocolo, palabra que proviene de ¡pronto, Colón!, que fue lo primero que dijo Isabel la Católica para urgir a Colón a descubrir América."

Y así siguió durante un rato divirtiendo a la vicepresidenta, a los funcionarios españoles y argentinos, y al público. Un rato antes, haciendo gala de un notable sentido del humor, el embajador español Rafael Estrella había dicho: "Hasta hace un rato, Marcos Mundstock me preguntó si estaba seguro de que éste no era un acto de repudio".

Los llamó "maestros del disimulo" y expresó que durante 33 años Les Luthiers ha contado a los españoles "la Argentina y algunos de sus mitos. Pero todavía no han podido contarnos los de la Difunta Correa, el piquetero ni el gallego".

Por Susana Reinoso
De la Redacción de LA NACION

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