10 de abril de 2007
- EDUCACION VIAL -
Accidentes y educación vial
La irresponsabilidad de algunos conductores, fruto del desinterés por la educación vial, y las malas condiciones de nuestras rutas parecerían seguir conjugándose para provocar accidentes automovilísticos fatales: 20 personas perdieron la vida a causa de percances de esa clase, ocurridos durante Semana Santa. Actualizar todas nuestras rutas, adecuándolas a las modernas exigencias técnicas, demandará años de preparación y arduos trabajos. Pero mientras son encaradas esas imprescindibles labores, la enseñanza de la educación vial con el propósito de que la sociedad -sobre todo, las generaciones más jóvenes- tome absoluta conciencia de que debe modificar en forma radical su comportamiento en ese sentido, servirá para disminuir la horrenda cantidad anual de accidentes y, por ende, el número de víctimas que producen.
Salvo contadas excepciones, son notables en nuestros conductores el desprecio por las normas elementales que rigen la convivencia, la desconsideración para con los demás y el egoísmo respecto de los espacios comunes. La responsabilidad parecería ser siempre ajena, mientras que nadie se hace cargo de la desaprensión y de los errores propios.
No basta conducir correctamente. Es menester hacer cuanto sea factible para corregir aquellas debilidades que afectan incluso a muchísimos de quienes poseen licencia de manejo de automotores y de motocicletas, y hasta a quienes son meros peatones o ciclistas.
Al respecto, la Legislatura porteña aprobó una ley que incorpora la educación vial en todos los niveles de enseñanza, pública y privada, y en las carreras de formación docente. De todas maneras, la ministra de Educación de la ciudad, Ana María Clement, precisó que la educación vial no será una materia en sí misma porque no se cuenta con los docentes específicos y que, en cambio, serán potenciados los espacios dedicados a educación vial que ya existen en otras materias, como Ciencias Sociales y Formación Ciudadana.
La ley, aprobada con el voto afirmativo de los 38 diputados presentes en la sesión, deja en manos del gobierno de la ciudad la elaboración de los contenidos curriculares mínimos obligatorios. Tendrá 90 días para hacerlo.
Además, en una de sus disposiciones más importantes, la nueva norma crea la Semana de la Educación Vial, durante la cual cada escuela deberá realizar actividades vinculadas con este importantísimo tema. Está previsto que la primera de ellas sea realizada entre el 23 y el 29 del mes actual.
Se aspira a que los chicos les transmitan a sus mayores cuanto aprendan a ese respecto. Asimismo, en las escuelas primarias se trabajará en la redacción de un compromiso de respeto por las normas de tránsito, que será puesto a la firma de los conductores y habrá un concurso de afiches.
Es más que positivo el hecho de que el proyecto aprobado, en cuya redacción también participó el Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEV), es el resultado del consenso logrado entre iniciativas presentadas por varios legisladores. También viene a cumplir con lo establecido en el capítulo 3 del código local de tránsito. No es menos alentador el objetivo de que desde la educación preescolar se les enseñe a los chicos qué significan las luces del semáforo. En la enseñanza primaria deberá haber clases especiales sobre el respeto a las normas, y en la secundaria, nociones de conducción de autos.
Si bien son muchos los aspectos que deben ser considerados para revertir la cadena de muertes sin sentido ocurridas en accidentes de tránsito, esta reciente norma resulta un hecho auspicioso que apunta en esa dirección.
Con esta iniciativa se procura participar en la formación integral del individuo, contribuyendo a incorporar a su comportamiento, desde la niñez, principios de autoconducción y de participación responsable, sentimientos de respeto por su integridad física y la de sus semejantes, además del respeto por sus bienes y los ajenos, circunstancias que, hoy en día, se encuentran sometidas al gravísimo riesgo que todos tenemos que afrontar a causa de las amplias y negrísimas actitudes existentes en el comportamiento vial de una parte de los argentinos.
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