20 de julio de 2007

- REVALORIZACION -




PREDICAR CON EL EJEMPLO


Creemos que la única manera de volver a la “cultura del trabajo” es predicando con el ejemplo. De cualquier modo suena un tanto confuso hablar de trabajo, en un país con tantos desocupados, subocupados, pobres, indigentes y miserables como no se ha visto nunca. Ni en la década del ’30 habíamos padecido lo que ahora.

Mejor entonces: hablemos de la “cultura del esfuerzo”. Aunque más no sea esforzarnos todos los días por cambiar nuestra triste realidad, buscar una identidad y salir de este interminable letargo que lentamente nos está consumiendo.
En una sociedad sumamente exitista, donde solamente vale el que tiene poder, el que figura, que en muchos casos su fama y relacioón es de dudosa procedencia, aunque no se puede ni debe generalizarse, los jóvenes se sienten generalmente marginados y excluidos de “el modelo” ¡QUÉ NO ES MODELO DE NADA!

La Argentina era un país de clases móviles y había siempre salidas emergentes, donde con esfuerzo el pobre ó humilde, accedía al estudio, la carrera y el doctorado. Eso se está perdiendo, lo mismo que el acceso a la educación, la cultura y el alfabetismo.
Esto incluye a la tan mentada “clase media” ó lo poco que queda de ella.
Si algo nos distinguíamos del resto de Latinoamérica junto con el Uruguay, era nuestro inmenso “colchón” de clase media. La que progresaba, estudiaba, trabajaba, daba profesionales de excelencia y sustentaba las bases de “una sociedad más justa”.

¿Que ha sido de nosotros? Creemos que nos lo tendríamos que plantear muy seriamente... ¿Cuándo comenzó la brutal decadencia? ¿Fue solamente en los noventa? A nosotros nos da la impresión que esto viene de antes... Suponemos que fue por el ’75, con los problemas de la época, que sentaron las bases para el golpe del ’76 y los “años de plomo” con la economía de “plástico”... la triste e inútil Guerra de Malvinas, que nos dejó muchos sabores amargos y una enorme frustración.

Posteriormente aprendimos que “con la democracia no se come, no se educa y ni tampoco se cura, solamente”. Sin red salimos de un sistema plenamente estatista y pasamos a uno netamente liberal y que “Dios te ayude...”. Después vino la nada y se fue con más sangre... No sabemos bien donde estamos yendo en este momento, seguramente no es lo que deseamos ni lo que soñaron nuestros antepasados ni los prohombres de la Nación, pero nos preocupa sobremanera, que los jóvenes valoren el esfuerzo, sean perseverantes y sepan que pese a todo, hay un futuro mejor que pasa por el estudio, el conocimiento y el trabajo.

No es fácil, en la Argentina de hoy, hablar de cosas que se fueron perdiendo. Está en nosotros recuperarlas de a poco y para siempre. Valoremos el esfuerzo de los que todos los días se levantan pensando y haciendo un país mejor trabajando para ello. No nos detengamos en mezquindades y disputas estériles que no conducen a nada. Debemos marchar unidos hacia una meta común: ¡UNA ARGENTINA PARA TODOS!
Juntos podemos comenzar a cambiar esta realidad con compromiso y dedicación... Vienen otros tiempos...¡ Todo cambia y los argentinos también!

¡¡¡El futuro será nuestro!!!

Ricardo A. Carrasquet

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