27 de marzo de 2007

- TEATRO -



27 de Marzo

Día Mundial del Teatro


Gracias a una iniciativa de la Unesco se creó este día en 1961, por el Instituto Internacional del Teatro (ITI), organización internacional no gubernamental en el dominio de las artes escénicas. Se propuso que, cada 27 de marzo, una personalidad del mundo del teatro o una figura conocida por sus cualidades de corazón y espíritu sea invitada a escribir el Mensaje Internacional, traducido a 20 idiomas, leído delante de decenas de millares de espectadores del mundo entero y difundido por los medios de comunicación de los cinco continentes.

Teatro Cervantes, otra frustración

En noviembre de 2005, en el editorial titulado "El Cervantes y la indiferencia", concluíamos que "apenas falta un lustro para la celebración del Bicentenario y el Cervantes merecería ser tenido en cuenta como uno de los escenarios principales de esos festejos. Siempre y cuando la desidia culposa de las autoridades no nos imponga tener que asistir, impotentes, a su no querida y definitiva declinación".

Casi un año y medio después, como diría Olegario V. Andrade, "todo está igual, nada ha cambiado". Más bien, todo ha empeorado. La última temporada del Teatro Nacional Cervantes, la única sala nacional de teatro de la Argentina, fue una de las peores que se recuerde y no por la calidad de las obras que en ella se expusieron. La sala estuvo cerrada durante la mitad de 2006, padeció una vez más su histórica falta de presupuesto, con una programación que fue cambiando sobre la marcha y en un clima de tensión entre los trabajadores y Alejandro Samek, el director de sala, que incluyó amenazas, denuncias y acuerdos efímeros.

Aunque el secretario de Cultura de la Nación quiera restarle importancia al tema o haya decidido esperar a que se trate, y se resuelva, en futuras paritarias, los problemas de este organismo estatal transcurren por un carril demasiado conocido. Como en el Teatro Colón, como en la Biblioteca Nacional o como ahora también en el Centro Cultural Recoleta, dos gremios aparecen en primera instancia como los responsables de trabar todas las gestiones de las más o menos preocupadas autoridades de turno. En estos organismos culturales tanto ATE como UPCN parecen tener más capacidad de mando y de respuesta que sus autoridades naturales, no importa cuál sea su rango. En el caso del primero, sus agremiados se han decidido a cumplir a rajatabla con el reglamento que los ubica como empleados administrativos (aunque en realidad su tarea es artístico-técnica), pues allí se encuentran "escalafonados"; por ello, como declaró el gremio en un comunicado, se torna "imposible toda actividad teatral. Lo que se está reclamando es la posibilidad de lograr un escalafón que reconozca la actividad y volver a levantar el telón".

Mientras tanto, el Cervantes -hijo dilecto del amor que los grandes actores españoles María Guerrero y su marido, Fernando Díaz de Mendoza, sintieron por la Argentina, y monumento histórico artístico nacional- languidece, tanto desde el punto de vista cultural como del de la preservación arquitectónica. Las razones son las mismas de hace años: un presupuesto cuya mayor parte ya está destinada a pagar sueldos y la crónica falta de entendimiento entre trabajadores y autoridades.

Triste testimonio éste, en un país que alguna vez, y con razón, se vanaglorió de la importancia que los temas culturales tenían para su sociedad y para sus gobernantes.

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