5 de mayo de 2007
- LA POLITICA LATINOAMERICANA -
Los partidos y el cambio
Por Diego Ramiro Guelar
Para LA NACION
América del Sur vive un intenso período de cambios. Los partidos políticos que habían sido hegemónicos en la segunda mitad del siglo XX han desaparecido o sufrido dramáticos cambios y nuevas fuerzas han aparecido en el escenario.
Entre 1999 y 2003 aparecieron los nuevos liderazgos de Lula y el PT en Brasil; de Alvaro Uribe en Colombia (donde se derrumbó el acuerdo conservador-liberal, vigente desde 1958); de Ricardo Lagos y el Partido Socialista chileno; de Hugo Chávez en Venezuela, y de Tabaré Vázquez y el Frente Amplio en Uruguay. Mientras tanto, se derrumbó el sistema político en Perú, Ecuador, Paraguay y la Argentina.
Apristas y conservadores (en Perú); socialcristianos y socialdemócratas (en Ecuador); colorados y liberales (en Paraguay), y peronistas y radicales (en la Argentina) fueron superados por las crisis económicas y políticas, e inauguraron una dolorosa transición con dolarización (Ecuador), default (la Argentina) y traumáticos exilios y prisiones (Lino Oviedo, en Paraguay, y Alberto Fujimori, en Perú).
Emergieron así liderazgos nuevos (Kirchner, Correa, Morales) o reciclados (Alan García), sin sustento en formaciones políticas tradicionales o reinterpretando el ideario original del que habían surgido (Kirchner y García).
El nuevo panorama se caracteriza por el enfrentamiento entre dos propuestas contrapuestas: una, institucional y plural, con partidos centristas que consolidan su previsibilidad y credibilidad interna y externa: Chile, Brasil, Uruguay y Colombia. Por otro lado, liderazgos personalistas que, en forma expresa o tácita, se asumen como fundadores de un "nuevo orden democrático" al que se le asignan características plesbicistarias: la Argentina, Venezuela, Bolivia y Ecuador. Perú y Paraguay son aún indefinibles y en los próximos años definirán su adscripción a uno de los dos modelos.
Pero ¿es cierto que hay dos modelos alternativos, o es que algunos países no han podido todavía encontrar estabilidad y equilibrio?
Una nueva generación de dirigentes se está haciendo cargo del poder, en América y Europa. La anterior camada había venido del Mayo francés, la oposición a los regímenes militares, la crisis petrolera, Vietnam y la caída de la Unión Soviética. La generación emergente descree de las ideologías y asume una posmodernidad más preocupada por la imagen que por el contenido.
No sé si el producto será mejor o peor, pero, seguramente, será diferente.
En nuestro caso, el archivo de la marcha peronista y las boinas blancas nos pone ante el dilema de encontrar nuevos paradigmas.
Por el momento, vemos la disgregación y la municipalización de la política, en una suerte de globalización de la frivolidad que reniega de los procesos sociales. De lo que estoy seguro es de que publicistas y asesores de imagen no harán el futuro ni resolverán los desafíos que tenemos pendientes. Eso seguirá siendo responsabilidad de los partidos y de los dirigentes que puedan enfrentarlos.
El autor es dirigente de Compromiso para el Cambio.
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